Los abuelos que cuidan de sus nietos viven más y se protegen del alzhéimer
Mayor longevidad y menor probabilidad de sufrir enfermedades neurodegenerativas son algunos beneficios de quedarse a cargo de los pequeños.
26 julio, 2017 05:28Noticias relacionadas
El 26 de julio es el Día Internacional del Abuelo. Una fecha para reivindicar que sin ellos muchas parejas no podrían permitirse la conciliación de la vida laboral con la familiar y tendrían que posponer o incluso renunciar a traer hijos al mundo.
Sin embargo, el beneficio es mutuo, ya que, según varios estudios científicos, la crianza de los nietos también tiene un efecto muy positivo sobre la salud de los abuelos siempre y cuando la participación del anciano esté adaptada a sus posibilidades.
Cuidar a los nietos podría alargar la vida
Según un estudio longitudinal publicado a principios de 2017, los abuelos que cuidan a sus nietos de forma ocasional muestran una esperanza de vida más larga que la de los que no lo hacen.
Dicho estudio se llevó a cabo entre 1990 y 2009 con datos recogidos a partir del seguimiento de un grupo de abuelos berlineses que tuvieron que repetir una serie de encuestas concretas cada dos años.
No sólo se tuvo en cuenta el tiempo de contacto con sus nietos, sino que también se sopesaron otros datos, como su edad, estado de salud y condiciones socieconómicas. Finalmente, el análisis de los resultados concluyó que el riesgo de morir en los 20 años posteriores a las entrevistas se redujo en un 37% en el caso de los participantes que cuidaban ocasionalmente de sus nietos.
La razón de estos resultados no está clara, pero son suficientemente relevantes como para vincular ambos factores.
Otra forma de prevenir el alzhéimer
Estos resultados se ven apoyados por los de otro estudio más reciente, publicado de la mano de investigadores del Women’s Health Aging Project, de Australia. En este caso, se estudió la función cognitiva de 180 mujeres con el fin de comprobar si había alguna relación entre ésta y el tiempo de cuidado de sus nietos.
De nuevo, se comprobó que las abuelas que cuidaban de sus pequeños una vez a la semana tenían un riesgo más bajo de contraer enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
De hecho, tiene bastante sentido si se tiene en cuenta que cuidar de un niño requiere el desarrollo de varias actividades beneficiosas para la salud cognitiva. Por ejemplo, es necesario practicar ejercicio físico corriendo detrás de ellos e intentando mantener su ritmo. Además, supone un constante ejercicio mental, pues es muy común pasar tiempo enseñándoles nuevas palabras o instruyéndoles en tareas cotidianas, como atarse los cordones.
Todo esto demostraría por qué cuidar a los nietos durante periodos cortos de tiempo resulta beneficioso, pero debe tenerse en cuenta que los resultados no son exponenciales, ya que también se ha demostrado que los abuelos que tienen la custodia de sus nietos o pasan más de cinco días a la semana cuidando de ellos tienen más posibilidades de contraer este tipo de enfermedades neurológicas.
La evolución de los abuelos
Todo esto es algo casi único de la especie humana, que está dotada evolutivamente de las herramientas necesarias para llegar a una edad que permita a las generaciones más ancianas cuidar de los más jóvenes.
De hecho, un estudio publicado en 2015 por investigadores de la Escuela de Medicina de San Diego demostró que especies muy cercanas a la nuestra, como los chimpancés, no poseen ciertos genes esenciales en este aspecto.
Uno de ellos es el CD33, que codifica para una proteína implicada en la prevención de respuestas inmunes inadecuadas y enfermedades como el alzheimer. Por otro lado, los genes APOE2 y APOE3 se encuentran vinculados a la prevención de la demencia.
Esto no quiere decir que la especie humana sea la única capaz de sobrevivir varias generaciones, pero sí que suponen los cimientos necesarios para crear una teoría muy lógica sobre la figura del abuelo en la evolución.
Sin duda estos estudios demuestran que cuidar a sus nietos puede ser un buen aliciente para la salud de los abuelos, pero realmente ésta no es la razón por la que la mayoría de ancianos deciden pasar tiempo con sus pequeños descendientes. Simplemente los adoran con locura y no es necesario que la ciencia les explique por qué.