Una partida de 50 kilos de huevo en polvo contaminado con fipronil que iba destinada a un establecimiento de Cataluña ha sido localizada por las autoridades competentes de esta comunidad autónoma, que han comprobado que no se había utilizado ni entrado en la cadena alimentaria.
Por ello, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), dependiente del Ministerio de Sanidad, mantiene que España sigue sin estar afectada por la distribución de huevos contaminados, ya que el sistema de control existente permite la inmediata localización y retirada de los productos implicados.
La existencia del nuevo lote, que se distribuyó el pasado 21 de julio desde los Países Bajos, se comunicó a la Aecosan este jueves a través del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos. De manera inmediata, la Agencia, a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (Sciri), informó a las autoridades catalanas, cuyos servicios de control oficial procedieron a la localización de la totalidad de la partida, "verificando que no se había utilizado y por lo tanto no había entrado en la cadena alimentaria".
Se trata de la segunda partida de productos contaminados que llega a nuestro país, ya que el pasado 12 de agosto se inmovilizaron 20 toneladas de huevo líquido pasteurizado contaminados con este pesticida enviadas desde Francia a una empresa de Vizcaya para elaborar productos que iban a entrar en las cadenas de distribución alimentaria, aunque ni siquiera llegó a ser desembalada.
El fipronil es un producto no autorizado para su uso en animales de producción de alimentos, y en este caso ha sido utilizado para tratar la presencia de un ácaro denominado dermanyssuss gallinae en gallinas de puesta.
La Aecosan afirma que le han comunicado que existe distribución a varios estados miembro de la UE, como Austria, Bélgica, Suiza, Alemania, Dinamarca, Francia, Reino Unido, Irlanda, Italia, Holanda, Polonia, Rumanía y Suecia.
El insecticida representa un riesgo de intoxicación "muy improbable" para los humanos, según los especialistas, que explican que en los niveles máximos detectados en Bélgica y Holanda, tendrían que consumir miles de huevos contaminados a lo largo de su vida para sufrir efectos adversos.