Dejar de fumar, o cambiar un hábito en general, suele ser complicado e incluso imposible para algunos individuos. En el caso del tabaco, el cese de su consumo tiene múltiples beneficios conocidos por la medicina, por lo que actualmente uno de los grandes objetivos de salud es reducir este hábito entre la población.
Aunque los métodos usados para lograr dicho objetivo son diversos, recientemente un estudio publicado en el Journal of Plastic & Reconstructive Surgery afirma que existe una forma de lograr que hasta el 70% de los fumadores dejen el tabaco: realizarse una cirugía plástica.
Por qué la cirugía ayuda a dejar de fumar
Según este trabajo, el secreto estaría en aconsejar a los pacientes que dejen de fumar durante las semanas previas a la operación. Si bien es cierto que no muchos individuos están económicamente dispuestos a realizarse una cirugía plástica, el hallazgo descubierto por el estudio no deja de ser curioso.
Según la Guía del Consumidor de Cirugía Plástica de Estados Unidos, las dos semanas previas a una cirugía plástica se aconseja -e incluso se obliga- a los fumadores a cesar su hábito para poder ser operados. Incluso, según afirma dicha guía, algunos cirujanos se niegan a operar a individuos fumadores o que sigan fumando en el momento de la intervención.
Así pues, y según este nuevo estudio, este "incentivo" para dejar de fumar durante un mínimo de dos semanas podría ser el empujón necesario que necesitan algunos para dejar de fumar para siempre.
Para llegar a esta conclusión, se estudió a 42 fumadores que debían dejar de fumar dos semanas antes de su operación. Según los hallazgos del estudio, la mayoría admitió haber reducido su consumo de tabaco tras la operación, y el 70% redujo significativamente su consumo de tabaco tras haber hablado con el cirujano plástico sobre los riesgos de tal consumo.
Asimismo, el 40% de los individuos estudiados admitió que no había vuelto a fumar de forma diaria tras haber pasado cinco años tras la operación, y casi el 25% no habían fumado en absoluto tras dichos cinco años.
Por qué no se debe fumar previamente a una cirugía plástica
Según la Guía del Consumidor de Cirugía Plástica, el hecho de fumar produce contracción de los vasos sanguíneos e impide una correcta circulación del oxígeno. Esto, a su vez, reduciría el oxígeno disponible para prevenir heridas posteriores a la cirugía o impedir una correcta curación de la misma.
Si bien este efecto también se produciría en cirugías más invasivas, en el caso de la cirugía plástica cobra más importancia por los efectos del tabaco sobre la cicatrización, la cual destaca más en este tipo de intervenciones que en cualquier otra. Asimismo, los fumadores son más propensos a sufrir reacciones adversas a causa de la anestesia, y también a sufrir diversas infecciones respecto a los no fumadores.
Finalmente, cabe destacar que el tabaco produce efectos adversos en prácticamente todos los órganos del cuerpo humano según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, además de ser la causa directa de una de cada cinco muertes solo en el país norteamericano.