Durante la época veraniega se abre la veda de las picaduras por insectos: mosquitos, avispas, abejas e incluso garrapatas y pulgas se ceban en nuestras carnes. Pueden ocasionar desde leves molestias hasta graves enfermedades si el insecto en cuestión hospedaba algún microorganismo infeccioso. Y en algunos casos puede darse la situación de sufrir una reacción alérgica cuyo desenlace puede ser fatal, llegando a producir ictus e incluso problemas de corazón.
Este último fue el caso de un hombre de 45 años de Blackpool, Inglaterra, el cual sufrió una picadura de avispa de la especie chaqueta amarilla (Vespula germanica, también presente en España) que acabó desencadenando una intensa reacción alérgica. Como consecuencia, según se ha publicado recientemente en el British Medical Journal Case Reports, el hombre acabó sufriendo un infarto.
El síndrome de Kounis, culpable
Según el trabajo publicado por Benjamin Cross, que en el momento de atender al paciente era estudiante de medicina en el Blackpool Victoria Hospital, el hombre había sufrido picaduras de ese mismo tipo de avispa en varias ocasiones en el pasado, pero no experimentó jamás ningún tipo de reacción a su aguijón.
El diagnóstico final del caso se denomina síndrome de Kounis, más conocido como "infarto alérgico del miocardio". En otras palabras, este hombre sufrió en primera instancia una grave reacción alérgica que posteriormente le llevó a sufrir síntomas de dolor a nivel torácico (dolor anginoso) hasta desembocar en un infarto de corazón.
Aunque se trata de un caso raro, existen otros casos médicos de este estilo registrados: reacciones alérgicas relacionadas con alimentos, picaduras de insectos o incluso medicamentos que acaban provocando un accidente cardiovascular.
En este caso, el hombre recibió la picadura en su brazo izquierdo cuando iba en su camioneta. Tras unos minutos empezó a sentir mareo y picor en todo el cuerpo, junto a la aparición de una erupción generalizada. Posteriormente, su mano izquierda empezó a hincharse y a provocarle dolor, que se hizo más frecuente e intenso y se extendió a todo su brazo y hombro izquierdos durante las horas siguientes. Avisó a la ambulancia y, durante el trayecto al hospital, sufrió el infarto.
Durante el trayecto los sanitarios lograron salvar su vida. Inicialmente no estaban seguros de qué había sucedido, pues se había catalogado en origen como una reacción alérgica sin otro diagnóstico asociado.
Tendencia genética y riesgo por tabaquismo
Según comenta Cross en su informe, este paciente parecía tener cierta tendencia a las enfermedades alérgicas y otras relacionadas, ya que estaba diagnosticado de asma y eccema. Sin embargo, jamás había sufrido una reacción alérgica tan severa como en este caso.
Por otro lado, sí sufría algunos factores de riesgo cardíaco, pues llevaba fumando un paquete de cigarrillos diario desde hacía más de 30 años a pesar de tener tan solo 45 años de edad. Según el informe, el paciente ya tenía placas de ateroma en sus arterias, algo que colaboró en desencadenar el infarto de corazón tras la reacción alérgica.
Según Cross, lo que sucedió en este caso -a pesa de la mediana edad del paciente- es que la picadura de avispa activó a un tipo de célula del sistema inmune llamada mastocito y vinculada a las reacciones alérgicas, la cual provocó la ruptura de las placas grasas de las arterias del corazón del paciente. Esto, a su vez, provocó la formación de coágulos que bloquearon y redujeron el flujo sanguíneo hacia el corazón. Finalmente, se originó el infarto por muerte de células cardíacas.
Para solucionar el problema los médicos insertaron un stent en estas arterias cardíacas afectas y fue dado de alta a su domicilio, junto a un tratamiento mediante inyecciones para solucionar la alergia a las avispas. Eso sí, como precaución, se aconsejó al hombre llevar siempre consigo un EpiPen cargado de epinefrina, por si volvía a sufrir una reacción de estas características.