Para donar sangre en cualquier centro sanitario de nuestro país hay que cumplir una serie de requisitos. Entre ellos está encontrarse en un rango concreto de peso o tener una determinada tensión y frecuencia cardiaca. Así, por ejemplo, aquellas personas que son diabéticos insulino-dependientes, que padecen enfermedades crónicas de pulmón, riñón o corazón, o que tienen enfermedades infecciosas como SIDA, hepatitis o el mal de Chagas están excluidos como donantes. Tampoco pueden hacerlo aquellos que se hayan inyectado drogas o hayan mantenido relaciones sexuales sin protección en el último año.
La existencia de embarazos en el pasado pronto podría ser otro factor excluyente. Suena bastante incongruente, pero un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association establece una correlación significativa entre los receptores masculinos fallecidos tras una transfusión de sangre y las donantes que estuvieron alguna vez embarazadas.
Este estudio, financiado por el Ministerio de Salud, Bienestar y Deportes de Holanda fue llevado a cabo a partir de los datos de 31.118 pacientes, que recibieron un total de 59.320 transfusiones entre los años 2005 y 2015. Los donantes que habían proporcionado la sangre se dividieron en tres grupos, en función de si eran hombres, mujeres que nunca habían estado embarazadas o mujeres que sí lo habían estado en algún momento de su vida.
Finalmente, comprobaron que de los 3.939 receptores que habían fallecido, la mayor parte de ellos había sido a consecuencia de un tipo de respuesta inmune adversa llamada lesión pulmonar aguda. Una vez analizados estos datos, encontraron que los receptores de sangre de mujeres que habían estado embarazadas fallecieron en una proporción de 100 por cada 1000 al año. Así, aquellas personas que habían tenido donantes masculinos sólo murieron en una proporción de 80 por cada 1000 y los que habían recibido sangre de mujeres que no habían tenido embarazos previos lo hicieron en una media de 78 por cada 1000.
La cifra no es extremadamente distinta, pero sí que es cierto que los dos últimos datos son muy homogéneos y que el primero despunta sobre los demás. No existieron diferencias relevantes en las receptoras femeninas, fuese cuál fuese la procedencia de la sangre.
Los resultados de este estudio han sido recibidos con mucho escepticismo, tanto por su significado estadístico, no exageradamente alto, como por el hecho de que otros estudios similares no hayan obtenido las mismas conclusiones. Además, se debe tener en cuenta que casualidad no implica causalidad y que de no poder replicarse este estudio, podría tratarse de una simple coincidencia.
Es por esto que los científicos responsables del estudio consideran oportuno repetirlo con nuevos datos, en busca de resultados similares. Si esto ocurriese, el siguiente paso sería esclarecer la causa de estas muertes. De momento sospechan que podría deberse a los cambios inmunológicos a los que se ve sometido el organismo de las mujeres durante el embarazo, pero no son más que simples especulaciones.