Hoy en día el DIU es uno de los métodos anticonceptivos más seguros y más aceptados por la mayoría de las mujeres. Sin embargo, ningún sistema es totalmente infalible, por lo que no es raro escuchar testimonios de mujeres que quedaron embarazadas con uno en el interior de su útero.
Este precisamente fue el caso de una joven china de 26 años, que tuvo un parto por cesárea en 2012, después de haberse implantado uno de estos dispositivos. La cosa es que cuando los médicos la intervinieron no hallaron ningún rastro del DIU. Los facultativos no le dieron especial importancia al pensar que podría haberse incrustado en la pared del útero, así que decidieron implantarle uno nuevo para evitar que volviera a ocurrirle lo mismo.
La verdadera explicación al suceso llegó cinco años después, cuando la paciente acudió a los servicios de urgencias aquejada de dolor abdominal, frecuencia excesiva en la micción y restos de sangre en la orina. Al hacer una radiografía de su pelvis, los sanitarios descubrieron que aquel DIU perdido había salido del útero y había acabado en la vejiga, dónde había comenzado a causar problemas crónicos.
La causa debió ser un fenómeno real, pero muy poco frecuente, que tiene lugar cuando el dispositivo perfora las paredes del útero y se aloja en algún lugar del abdomen. En este caso también había perforado la vagina, causando una lesión que se había curado por sí sola, pero dejando secuelas a su paso. Ya en 2016 se documentó un caso similar en Grecia y, de hecho, se han notificado unos 40 más en los últimos 10 años, producidos por causas muy distintas.
Según los médicos chinos que atendieron a esta última paciente, su caso debió ser provocado por las contracciones del parto, que provocaron el viaje del dispositivo desde el útero hasta la vejiga. Este caso ha servido para recordar a los médicos la importancia de buscar estos dispositivos justo cuando desaparecen y no esperar a que comiencen a dar síntomas cinco años después.