Imagínese acudir al médico en el futuro y que éste le recomiende no fumar, hacer deporte y tomar entre tres y cuatro tazas de café al día. Esto podría ser un escenario real si se confirman los datos que apunta un nuevo megaestudio sobre los efectos del café sobre la salud, publicado este miércoles en The BMJ.
El trabajo revisa nada menos que 201 metaanálisis y es lo que se llama una revisión sistemática en paraguas, porque en lugar de analizar un factor asociado al consumo de café se fija en multitud de ellos, más de 60.
En él, se confirma lo que ya habían apuntado otros trabajos: los cafeteros, en comparación con los no cafeteros, presentan menos mortalidad por todas las causas y por enfermedad cardiovascular. Además, el consumo se asocia a un 18% de incidencia de cáncer y a menor presencia de todo un rosario de patologías: neurológicas, metabólicas y hepáticas, entre otras.
No todos los estudios eran buenos
Sin embargo, no todo es tan positivo como parece. Según explica a EL ESPAÑOL el investigador de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez -que ha participado en algunos de los trabajos incluidos en el metaanálisis- no todos los estudios analizados son de buena calidad. "Muchos son antiguos y no tienen en cuenta factores de confusión, principalmente el tabaco", comenta.
Con todo, los resultados siguen siendo muy buenos. "Sirve para acabar con toda una serie de mitos negativos en torno al café", señala el experto, quien hace una lectura que coincide con la de los autores de la revisión: que la ciencia está preparada para hacer un nuevo ensayo aleatorizado de gran tamaño donde se asigne a un grupo elevado de personas a un grupo de dos; uno en el que se tuviera que tomar café y otro en el que éste se tuviera que sustituir por otra bebida.
Sería un esquema parecido al que se utilizó en el estudio Predimed, que se diseñó para analizar los efectos de la dieta mediterránea y se tuvo que parar antes de tiempo al verse que los beneficios superaban con mucho a los prejuicios, por lo que no era ético dejar fuera de esta alimentación a los asignados al grupo de no intervención.
Este hipotético trabajo, considera Martínez, tendría que ser financiado por grandes agencias públicas de investigación, aunque -a su juicio- los fabricantes de café deberían aportar gratuitamente el producto, "porque les interesará que se demuestren los efectos del café". "Se financian estudios de fármacos que no aportan grandes novedades con respecto a otros ya existentes y no éste, cuando está claro que es mejor prevenir que curar", reflexiona.
En ese futuro estudio se comprobarían los beneficios que se desgranan en The BMJ, pero también los escasos perjuicios que se apuntan. A saber, que el café no sería bueno para las mujeres embarazadas ni para las que tienen un mayor riesgo de fracturas, las delgadas y postmenopáusicas.
¿Recomendar el consumo de café?
Precisamente es la falta de esta investigación la que, a juicio de Martínez, impide utilizar las conclusiones del nuevo trabajo para recomendar el consumo de café por motivos de salud. Es la misma tesis que sostiene el editorial que acompaña a la publicación, escrito por el epidemiólogo español Eliseo Guallar, de la Johns Hopkins University. "¿Deben los médicos recomendar beber café para prevenir enfermedades?" ¿Debe la gente empezar a tomar café por motivos de salud? La respuesta a ambas preguntas es no", escribe.
Para Martínez, para lo que sirve el estudio es para "tranquilizar a la gente que toma café", pero no para fomentar su consumo entre quienes no lo hacen, al menos no de momento.
El experto señala que a lo largo de la historia muchos estudios han asociado el consumo de café a efectos negativos para la salud, como el cáncer de pulmón. Esto se debería a que es mucho más frecuente el tabaco en personas cafeteras que en quienes no lo son.
¿Y qué pasa con el sueño? ¿cómo puede ser bueno el café si impide dormir y cada vez son más los estudios que asocian ese factor a problemas cardiovasculares y metabólicos? Aunque es un tema que no se toca en este metaanálisis, el experto de la Universidad de Navarra cree que los cafeteros se "autorregulan" y que o bien no toman café por la tarde si saben que les quita el sueño o bien están tan acostumbrados que no les afecta.