El cáncer de mama es uno de los grandes temidos, especialmente, entre las mujeres. La razón principal es que cada vez es más frecuente. “Hace unos años en España desarrollaban cáncer de mama una de cada 18 mujeres; en la actualidad lo harán una de cada 10”, asegura Vicente Martínez de Vega, jefe del servicio de Diagnóstico por la Imagen del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Sin embargo, al mismo tiempo que avanza este mal, la tecnología para su detección temprana también progresa, lo cual ha hecho que cada vez más mujeres con cáncer de mama se salven.
El ejemplo son los buenos resultados de diagnóstico que se consiguen gracias a la mesa prona. Se trata de una especie de cama sobre la que la paciente se tumba para ser sometido a una biopsia. “Con estas mesas tenemos una eficacia diagnóstica sobre microcalcificaciones prácticamente del 100%”, apunta Martínez de Vega.
Además, el procedimiento resulta de lo más sencillo para la paciente. Solo tiene que tumbarse boca abajo e introducir la mama por un orificio. Una vez acomodada, la plataforma se elevará para comenzar con el examen. En primer lugar, se realiza un estudio para localizar el lugar exacto de las microcalcificaciones y, tras ser halladas, un brazo robótico realiza la punción con la que extraerá las muestras celulares para su posterior estudio.
Según datos de la Asociación Española contra el Cáncer de 2016, en España se diagnostican alrededor de 25.000 nuevos casos al año, aunque no todos son iguales, por lo que conocer la naturaleza de esas células resulta fundamental para saber cuál el tratamiento más oportuno. “Actualmente no todos los cánceres de mama se tratan de la misma forma, por lo que, antes de comenzar el tratamiento, los oncólogos médicos han de conocer los marcadores que caracterizan al tumor”, aclara el doctor, que trabaja en colaboración con la unidad de cirugía de cáncer de mama del mismo Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Estos resultados se obtienen después de que las muestras del tumor extraídas en la mesa prona hayan sido analizadas en Anatomía Patológica. “Este servicio no dice sólo que lo que le enviamos es un cáncer o no, sino que le pone los apellidos, lo caracteriza”, explica. Así, los oncólogos sabrán, por ejemplo, el grado de agresividad del cáncer o si va a responder a tratamientos hormonales o no.
Los avances en la detección a tiempo
La autoexploración es el primer paso para detectar cualquier posible anomalía. Como recomiendan los expertos, ante el más mínimo indicio, el siguiente paso será acudir al ginecólogo lo antes posible para un estudio médico. Sin embargo, en algunos casos, el cáncer no da la cara y una simple exploración rutinaria no es suficiente para advertirlo en sus primeras etapas, justamente cuando sus índices de curación son más altos.
Ante ello, los programas de cribado poblacional que recomiendan realizar mamografías anuales o cada dos años a pacientes de entre 40 y 50 años han servido para ponerle freno a tiempo. “Si logramos detectar un cáncer de mama de tamaño pequeño, la supervivencia puede alcanzar un 90-95%”, apunta este especialista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Aunque, sin duda, la evolución de las técnicas y las herramientas empleadas para su diagnóstico también ha sido clave para disminuir el índice de muertes por cáncer de mama. “Al principio se realizaba en placa, luego digital, con menos radiación y una mayor definición, y ahora tenemos la tomosíntesis, una mamografía digital mejorada que obtiene múltiples secciones de la mama y detecta más cánceres que la convencional”, detalla este experto.
En etapas tan tempranas, los indicios de enfermedad son minúsculos, por lo que la precisión aportada por estas avanzadas técnicas es primordial en el diagnóstico. “Buscamos en las imágenes de tomografía pequeños nódulos o distorsiones dentro del tejido y también como microcalcificaciones, las cuales, en ocasiones, son el signo incipiente que nos dice que se está desarrollando un cáncer de mama”, explica Martínez de Vega y añade: “si logramos detectar un cáncer es este estadio podemos tratarlo y curarlo casi en el 100% de los casos”.
Es entonces cuando el paciente deberá someterse a una biopsia para determinar la naturaleza cancerosa o no de las células examinadas. La mejor técnica es la biopsia con aspiración de vacío, también conocidas por sus siglas BAV. “Estas biopsias tienen la ventaja de que pueden sacar más tejido y sacar más muestra de la zona biopsiada”, puntualiza el doctor.
Es en este momento cuando el paciente podrá beneficiarse de las mesas prona para que su diagnóstico sea lo más preciso posible y así someterse al tratamiento más adecuado. Y todo para conseguir ponerle freno cuanto antes a esta enfermedad por la que cada año mueren en torno a 6.000 mujeres y 93 hombres.