La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual que suena viejuna. Sin embargo, lejos de haber sido erradicada, se trata de una de las ETS más comunes: cada año se diagnostican 78 millones nuevos casos en todo el mundo. En España, junto con la sífilis, esta patología ha experimentado un preocupante crecimiento desde 2009. En 2015, último año del que se tienen cifras, se diagnosticaron 5.170 casos, según el informe Resultados de la vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmisibles del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Ahora, un grupo de médicos del Reino Unido acaba de toparse con el peor caso de gonorrea jamás registrado en la literatura médica. El Servicio Británico de Salud dio la voz de alarma la semana pasada después de detectar un tipo de súpergonorrea resistente a cualquier tratamiento antibiótico conocido hasta la fecha. El caso ha hecho saltar todas las alarmas en en el Centro Europeo Para la Prevención y el Control de Enfermedades y en la mismísima Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según ha detallado la agencia de salud británica, el paciente, que tenía una relación estable desde hace años, contrajo la gonorrea después de un viaje al sudeste asiático, donde mantuvo relaciones sexuales con otra mujer. Cuando comenzó a experimentar los primeros síntomas, a principios de año, acudió al hospital para recibir tratamiento. Así, los médicos le recetaron azitromicina y ceftriaxona, los antibióticos habituales que se utilizan para tratar la enfermedad causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Sin embargo, no dieron ningún tipo de resultado.
Según declaraciones de la doctora Gwenda Hughes a la BBC, se trata de "la primera vez que un caso de gonorrea muestra una resistencia tan alta a estos dos medicamentos y a la mayoría de los otros antibióticos comúnmente usados". Sin embargo, hay una última esperanza. Tal y como apunta el informe de la agencia británica, el paciente está siendo sometido a un último tratamiento con otro antibiótico que podría curarle.
Lo cierto es que la OMS lleva varios años alertando de que la resistencia a los antibióticos está causando cada vez más problemas en el tratamiento de esta enfermedad que se transmite a través del sexo vaginal, oral y anal sin protección. El pasado mes de julio, sin ir mucho más lejos, el organismo emitía un comunicado en el que explicaba que esta resistencia estaba "dificultando mucho" e "incluso imposibilitando" su tratamiento.
"La bacteria causante de la gonorrea (el gonococo) es especialmente lista. Cada vez que utilizamos una nueva clase de antibióticos para tratar la infección, evoluciona y se vuelve resistente a ellos", aseguraba Teodora Wi, médica del departamento de Reproducción Humana de la OMS. Tal y como señalaba la organización, la resistencia a los antibióticos más antiguos y baratos es ya generalizada y en países desarrollados "se están detectando casos intratables con todos los antibióticos conocidos". "Estos casos pueden representar sólo la punta del iceberg, dado que los países de menores ingresos, donde la gonorrea es más frecuente, carecen de sistema para diagnosticar y notificar las infecciones intratables", apuntaba Wi.
Una enfermedad en auge
Pero, ¿qué es lo que está ocurriendo? ¿Por qué están aumentando de forma alarmante tanto el número de casos de esta ETS como la resistencia a los tratamientos? La disminución del uso de métodos barrera como el preservativo así como las bajas tasas de detección de la infección, el aumento de los desplazamientos o el fracaso en el tratamiento de la enfermedad están contribuyendo a ello, tal y como indica la OMS.
Así lo confirma María Fernanda Peraza, médica especialista en Urología y Medicina Sexual del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona. "La movilización de individuos es mucho mayor ahora que hace unos años y, por lo tanto, la propagación de enfermedades también lo es", explica. A ello se une, según la especialista, que se ha perdido el miedo a adquirir enfermedades de transmisión sexual. "Se pierde el miedo y se deja de utilizar el preservativo. Si a ello unimos algunas modas sociales relacionadas con prácticas de riesgo, tenemos el cóctel perfecto", apunta la experta.
Entre estas prácticas sexuales de riesgo, la felación es una de las que más se ha banalizado. "La infección en el colectivo homosexual es muchísimo más alta que en el heterosexual y la infección en garganta es una forma de contagio tremendamente rápida que puede ocurrir a través de la felación", confirma Peraza. "Todas estas conductas se traducen en un incremento de los diagnósticos", añade.
En 2012, hace seis años, la OMS aconsejó "actuar urgentemente contra la propagación de la gonorrea resistente a los antibióticos" debido a la notificación de un elevado número de casos de resistencia a las cefalosporinas, los antibióticos que representan la última opción contra la gonorrea. La institución sanitaria urgía a elaborar un plan de acción mundial para ejercer una vigilancia más estrecha del uso de los antibióticos y a realizar más investigaciones de tratamiento.
Sin embargo, la realidad es que los datos apuntan hacia lo contrario. La resistencia que los seres humanos estamos desarrollando a los antibióticos es cada vez mayor y amenaza con convertirse en un tremendo problema de salud pública. A su vez, los casos de gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual como la sífilis se incrementan año a año. La prevención, por el momento, parece una de las pocas herramientas que puede garantizar en un alto porcentaje que estemos a salvo.