Si alguien nos habla del "vaso de leche con cacao de toda la vida", es probable que nos evoque recuerdos entrañables de desayunos y meriendas de nuestra niñez, memorables canciones de anuncios grabadas a fuego por determinadas marcas y el gesto de remover, esperar, aplastar los grumitos y repetir. Si escuchamos además que, en estos tiempos de perpetua vigilancia alimentaria, este consumo durante la infancia queda legitimado por la 'Dieta Mediterránea', seguramente estemos salivando ya, mecidos por una cálida y placentera nostalgia.
La realidad es mucho menos dulce que los productos que tenemos en mente. El aserto, difundido en los últimos días, de que "el cacao ha entrado en la pirámide nutricional de la Dieta Mediterránea infantil" es, en el mejor de los casos, un equívoco que tiene a los nutricionistas en pie de guerra. Confluyen verdades a medias e insinuaciones, intereses empresariales y resultados de proyectos de investigación que no se corresponden forzosamente con los hábitos nutricionales ideales para nuestra familia.
El origen de la controversia está en el XII Congreso de la Dieta Mediterránea celebrado el pasado fin de semana en Barcelona. Lo organiza la Fundación Dieta Mediterránea, una asociación nacida para defender los "valores de la Dieta Mediterránea, sus productos" y "el estilo de vida saludable" dentro de lo "socialmente viable" y el respeto al "medio ambiente". Participan de su patronato el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, así como varios gobiernos autonómicos. Pero también una veintena de empresas alimentarias y asociaciones de productores.
Uno de estos organismos patrocinadores es el 'Observatorio del Cacao', que se define como "una entidad de carácter científico-divulgativo impulsada por un grupo de expertos de investigación, medicina y nutrición y empresas del sector" para publicitar las virtudes saludables de este alimento. Participaba en la organización de la conferencia de Barcelona, y fue su nota de prensa la que anunciaba que "la primera pirámide de la dieta mediterránea específicamente enfocada a niños y jóvenes" incluye al "cacao natural". Según la Fundación, sin embargo, la nueva pirámide infantil está bajo revisión y no se determinará hasta finales de año.
Dos investigadores hablaron del cacao en las ponencias. Principalmente, Sonia de Pascual-Teresa, del Dpto. de Metabolismo y Nutrición del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En su conferencia 'Cacao y cerebro', recomendaba "tomar cacao natural en la infancia" por su contenido en flavanoles, un tipo de polifenol que "dilata las arterias y aumenta la cantidad de sangre que llega al cerebro", mejorando de forma inmediata el "rendimiento cognitivo" del niño y constituyendo un factor preventivo de futuros problemas neurológicos.
Javier Fontecha, investigador científico del CSIC en el Instituto de Investigación en Alimentos (CIAL) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), retomaba en su conferencia 'Consumo de productos lácteos y salud: evidencias científicas' la idoneidad de seguir tomando "el vaso de leche con cacao de toda la vida en el desayuno, la merienda o por la noche" como manera de introducir antioxidantes en forma de polifenoles en la dieta del niño para su "óptimo" crecimiento. Finalmente, el Dr. Ramón Estruch, presidente del Congreso, celebraba la incorporación del cacao a la Dieta Mediterránea por ser un alimento que, a pesar de provenir de América "como las judías y el tomate", lleva consumiéndose "cientos de años" en España.
La afirmación no ha sido del gusto de todos. Lluís Serra-Majem, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), director de su Grupo de Nutrición y Fundador/Presidente de la Fundación Dieta Mediterránea hasta 2012, cargaba en las redes sociales contra las "acciones llenas de conflictos y falsedades" de su antigua asociación. Ironizando sobre el "cacao maravillao", denunciaba que "los niños no toman cacao natural", un alimento "muy sano pero nunca clave de la Dieta Mediterránea", sino "azúcar con manteca de cacao, leche - que inactiva parcialmente la acción de sus polifenoles -, harinas refinadas, aceite de palma y montones de aditivos..."
"Lucharé por evitar que el chocolate sea algo a destacar en la dieta mediterránea infantil" - escribe Serra-Majem a EL ESPAÑOL. "Supondría un retroceso imperdonable". Uno de estos productos con un contenido de un 85%, o al límite, de un 70% de cacao puro, mantendría su beneficio antioxidante. Sin embargo, mezclarlo con leche "reduce drásticamente la absorción y biodisponibilidad de los polifenoles". Existe además un factor cultural: "Para que un alimento pueda incluirse en la Dieta Mediterránea, tiene que producirse en nuestro entorno mediterráneo".
Sobre la posibilidad de que se estén produciendo conflictos de intereses, el experto apunta que otros miembros del patronato e incluso el Ministerio pueden no estar al corriente de la introducción de "ideas individuales". "Yo fui Presidente de ese patronato y de la FDM, y tuve que lidiar con bastantes presiones sobretodo del sector vitivinícola. Pero yo no era político y me marché justamente por desavenencias con el modelo de funcionamiento de la propia Fundación. En la actualidad se actúa de forma improvisada, antes planificábamos a 4 o 5 años vista".
Para terminar de embrollar la situación, determinadas informaciones periodísticas prescindían del adjetivo "natural" al recoger las conclusiones del Congreso, obviando de este modo que las recomendaciones de los investigadores no aplicaban al cacao procesado y con azúcares añadidos de los productos más populares. Esto es lo que denunciaba el dietista-nutricionista Julio Basulto en su cuenta de Twitter, mientras que Juan Revenga, dietista-nutricionista y biólogo, ponía el dedo en que las inclusiones en la Dieta Mediterránea serán tan flexibles como los patrones de la Fundación deseen.
El problema no es el cacao sino el azúcar
"Cuando los padres leen noticas planteadas así no piensan en el cacao puro, sino en el Cola-Cao, que siempre nos han vendido como energético" - lamenta Miguel Ángel Lurueña, experto en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Ingeniero Técnico Agrícola y autor del blog divulgativo Gominolas de petróleo. Ya en 2015 se planteó revisar hasta qué punto lo que damos de comer a nuestros hijos es sano. Un cacao soluble para biberón de la marca Nestlé presentaba un 46% de azúcares. Un batido Nesquick de 240 ml aportaría 29 gramos de azúcar, cuando la OMS recomienda 50g al día - para adultos.
Por otra parte, hay otros alimentos ya incluidos tradicionalmente en la Dieta Mediterránea, como son la fruta y frutos secos, que son ricos de por sí en polifenoles. Pero Lurueña invita a dejar de obsesionarnos por los nutrientes específicos. "Eso despista a la gente. Las empresas saben que pueden destacar un elemento beneficioso obviando otros que no lo son y usarlo como estrategia de markéting. Mi recomendación para comer sano es hacerlo de forma fácil y sencilla".
El experto incide además en los riesgos de idealizar la Dieta Mediterránea. "En realidad es un abstracto, que nadie sabe quién y cómo la define. Tiene limitaciones, como recomendar el vino, que es alcohol y por tanto no es saludable. Lo ideal es simplificar y poner al alcance de los niños alimentos sanos, por ejemplo, chocolate con un alto porcentaje de cacao puro, y fruta como alternativa. Si le gusta, que lo coma".