El huevo es un alimento que tiene una fama que no se merece. No al menos en base a la evidencia científica actual. Y eso que se trata de una de esas proezas que la madre naturaleza ha creado para deleite del personal, ya sea en una tortilla, en una ensalada o en un revuelto. Sin embargo, todavía hay quien demoniza este alimento y restringe su ingesta a un máximo de dos o tres unidades a la semana ya que piensan que los huevos "aumentan el colesterol".
Un nuevo metaanálisis acaba de confirmar una vez más que se trata de una creencia errónea y apunta que es posible meterse entre pecho y espalda más de siete huevos a la semana sin que exista un mayor riesgo de mortalidad o enfermedad cardiovascular. Los resultados acaban de publicarse en la revista European Journal of Nutrition y vienen a confirmar la revisión publicada en 2016 por un equipo del Instituto EpidStat de Estados Unidos en la que se aseguraba que no existía "ninguna asociación clara entre la ingesta de huevos y el aumento o disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular". Tres años antes, en 2013, otro trabajo publicado en The BMJ también desmontaba este mito.
Pero es que mucho antes, en 1999, la revista JAMA publicó otro estudio con una muestra de más de 120.000 personas en el que se concluía: "Es poco probable que el consumo de hasta un huevo por día tenga un impacto global sustancial en el riesgo de enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular entre hombres y mujeres sanos". Es decir, se trata de un tema que ha sido investigado en multitud de ocasiones y sobre el que existe a estas alturas de la película un amplio consenso.
Entonces, ¿de dónde viene la fama de alimento insano del huevo? Lo explicaba Javier Yanes en este artículo publicado en EL ESPAÑOL. En 1970 se publicó un trabajo conocido como Estudio de los Siete Países. Impulsado por el epidemiólogo Ancel Keys, el objetivo era conocer los efectos de la dieta en las enfermedades cardiovasculares en distintas partes del mundo. Esta conocida investigación no sólo elevó a los altares a la dieta mediterránea, sino que defenestró a algunos alimentos como el huevo. De aquellos barros, estos lodos que siguen aún hoy muy presentes.
Sí, los huevos tienen colesterol, pero...
El huevo, efectivamente, es un alimento que tiene un gran cantidad de colesterol. En concreto, un huevo de tamaño medio puede aportar a tu organismo unos 200 miligramos de colesterol. La lógica nos invita a pensar que si dentro de nuestra dieta tomamos alimentos ricos en colesterol, los niveles de colesterol de nuestro organismo también aumentarán.
Sin embargo, se trata de un razonamiento equivocado. La ingesta de alimentos como éste no influyen en los niveles de colesterol en sangre. "Los huevos de gallina tienen alto contenido de colesterol, pero el efecto del consumo de huevos en el colesterol en sangre es mínimo si se compara con el efecto de grasas trans y saturadas", explica Francisco López-Jiménez, médico especialista en Cardiología de la Clínica Mayo. La restricción de este tipo de grasas que encontramos en la bollería industrial, en las patatas fritas de bolsa o en congelados como las pizzas, por ejemplo, es más beneficioso para el perfil lipídico del plasma sanguíneo que la reducción del colesterol de la dieta. El huevo, además, tampoco es un alimento rico en grasas saturadas.
Algunos estudios, como el publicado en la revista Journal of the American College of Nutrition en 2016 destacan además que "la ingesta de hasta un huevo al día puede estar asociada con una reducción del riesgo total de derrame cerebral". Sin embargo, "la historia es diferente en personas que padecen diabetes. En esta población cada vez mayor, comer siete huevos por semana aumenta considerablemente el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca", señala López-Jiménez.
Sea como fuere, lo cierto es que la Fundación Española del Corazón, lejos de censurar este alimento, recomienda desde hace años su consumo. "En caso de que sufras sobrepeso debes incluir este alimento en la dieta, preferentemente cocido o pasado por agua, y evitando siempre freírlo", puede leerse en un post publicado en 2011.
Si lo que quieres es mantener a raya tu colesterol y prevenir el riesgo cardiovascular, apuesta por reducir o eliminar la ingesta de grasas trans y saturadas y aumenta la cantidad de frutas, verduras y hortalizas que incorporas en el contexto de una dieta saludable. Además, la práctica de actividad física es una genial herramienta que no sólo ha demostrado que el refrán de "men sana in corpore sano" es absolutamente cierto, sino que aporta innumerables beneficios a tu salud tal tal y como ha explicado la OMS.