Ha sido el último en alzar la voz para decir que no puede más. Que necesita parar porque a veces le cuesta hasta respirar. Rubén Doblas, El Rubius, el youtuber español con más suscriptores y el tercero a nivel mundial, ha dicho basta debido a los ataques de ansiedad que ha sufrido en el último año. Hasta tal punto llega el problema que, a sus 28 años, se ha visto obligado a dejar aparcada "por unos meses" su meteórica carrera en internet. "Me está costando cada vez más ponerme delante de la cámara, grabar vídeos y hacer directos como he hecho estos siete años. Cada vez siento más y más presión y cada vez me pongo más nervioso. Y cada vez me cuesta más respirar. Me dan como bajones. He terminado algunos directos superpronto porque notaba que me desmayaba”, explicaba en su último vídeo.
El caso de El Rubius no es el único que ha salido a la luz en los últimos meses. Los problemas de ansiedad que ha sufrido Alfred, el joven concursante de la última edición de Operación Triunfo, casi le impidieron actuar en uno de los programas de la pasada edición. Bojan Krkic, el exjugador del F.C.Barcelona al que muchos bautizaron como "el nuevo Messi", de 27 años, tampoco pudo ir a la Eurocopa por sus ataques de pánico, que le obligaron a medicarse. "La ansiedad afecta a cada uno de manera diferente. Alguien me dijo que era como si su corazón latiera 1.000 veces por minuto. Para mí eran mareos, sentirme enfermo, constantemente, las 24 horas del día", reconocía en una entrevista reciente en The Guardian.
¿Están los jóvenes de hoy más predispuestos a sufrir trastornos de ansiedad que otras generaciones? ¿Puede ser la fama un arma de doble filo que predisponga a algunas personas a sufrir este tipo de trastornos mentales? La realidad es que la presión a la que se ven sometidos algunos personajes públicos puede ser un factor decisivo a la hora de desarrollar este tipo de problemas. "Cuanto más presión tenemos, más probable es que tengamos un trastorno de ansiedad como por ejemplo un ataque de pánico. Y tras sufrir un trastorno de pánico, es posible que se produzcan evitaciones de todo tipo y agorafobia", explica Antonio Cano-Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.
Tal y como apunta Cano-Vindel, la ansiedad es un sistema de alerta que tiene nuestro cuerpo y que se dispara cuando tenemos que afrontar situaciones que nos preocupan o en las que es posible que obtengamos un resultado negativo. "Una reacción de ansiedad es una reacción de alarma, que nos hace funcionar más deprisa a nivel cognitivo, corporal y conductual, y cuyo objetivo es tratar de atajar un problema que anticipamos y que no queremos que llegue a suceder", subraya el profesor de la Complutense.
¿Cuándo se convierte en enfermedad?
Todo el mundo experimenta en algún momento de su vida una situación de estrés. Sin embargo, la patología aparece cuando ésta se desencadena de forma recurrente ante escenarios habituales, que forman parte de nuestra vida cotidiana y que, un buen día, pasan a generarnos un miedo irracional. Y fruto de este miedo, nuestro corazón se dispara, aparecen sudores, temblores, problemas para dormir, una terrible sensación de pánico, dolores gastrointestinales y la necesidad de huir -o esconderse- a toda costa. Cano-Vindel advierte además de que "este trastorno mental puede volverse crónico si no se atiende a tiempo o de forma adecuada" y, en los casos más graves, desembocar en una severa depresión, incapacitando a la persona.
Lo cierto es que no se sabe con exactitud qué cantidad de personas tienen problemas de ansiedad en España. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sí ha advertido de que los trastornos mentales más comunes se están elevando peligrosamente en todo el mundo. Según el organismo, "entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión o ansiedad ha aumentado en cerca de un 50%, de 416 millones a 615 millones".
En esta tesitura, los milenials se encuentran en el ojo del huracán. La generación más vilipendiada de la historia también ha sido bautizada como la generación con más ansiedad. Según la American Psychological Association, los milenials conviven con niveles de estrés más altos que la Generación X (con edades comprendidas entre los 34 y los 47 años) o los llamados baby boomers (la generación de sus padres, de entre 48 y 66 años). Cano-Vindel sostiene que si bien es cierto que ahora conocemos mejor el término y somos capaces de identificar estos casos mejor que hace unas décadas, también admite que estamos experimentando "cada vez más problemas" relacionados con el estrés y la ansiedad.
Jóvenes perfeccionistas
Los jóvenes de nuestro país, por lo general, tienen que lidiar con el hecho de ser una de las generaciones que más tiempo ha pasado formándose y que, en cambio, se enfrenta a un panorama laboral mucho más inestable que el de la generación anterior. A su vez, los milenials tienen que convivir con lo que los psicólogos han denominado como "perfeccionismo multidimensional" o la presión por cumplir con estándares cada vez más altos, medidos por una amplia colección de métricas tan pueriles como los likes que una foto recibe en una red social.
Así lo señalaba un estudio publicado el pasado mes de diciembre en la revista Psychological Bulletine y realizado a más de 40.000 estudiantes universitarios estadounidenses, británicos y canadienses de entre 18 y 25 años. Según este trabajo, "los jóvenes de hoy en día son mucho más exigentes consigo mismos y con los demás que los miembros de generaciones anteriores". Es decir, el perfeccionismo se ha convertido, más que en una virtud, en una debilidad que nos está enfermando.
Pero la cosa no acaba aquí. Los trastornos de ansiedad son una de las patologías que peor diagnosticadas están. Según un estudio realizado por el Hospital del mar de Investigaciones Médicas de Barcelona, sólo el 10% de las personas que sufren este problema recibe el tratamiento adecuado. "Lo normal es acudir al médico de atención primaria y que éste te recete unos tranquilizantes. ¿Qué ocurre? Que en España somos campeones en consumir fármacos que no deben tomarse más de dos o tres semanas, y muchas personas llevan 20 años tomándolos", lamenta Cano-Vindel.
Un buen abordaje de un trastorno generalizado implica dar información al paciente sobre qué es la ansiedad y facilitar las herramientas para manejarla a través de técnicas cognitivas y conductuales. En cambio, recurrir a los tranquilizantes sin el entrenamiento en estas técnicas tiene el riesgo de que el trastorno se cronifique. "Si un trastorno de ansiedad no se atienden bien, tiende a aumentar tanto el número de síntomas como el de trastornos. Posteriormente llega la cronicidad y después la discapacidad. Nos encontramos con personas que han empezado en la adolescencia con trastornos de ansiedad que no se han atendido correctamente y que a los 49 años se ven obligados a dejar sus trabajos para siempre", finaliza el catedrático.