El número de miopes en todo el mundo ha crecido a pasos agigantados en los últimos años y no hay que viajar muy lejos para encontrar cifras que lo demuestren. A día de hoy casi un 25% de la población española tiene este problema de visión y se calcula que el porcentaje podría crecer hasta un 50% en los próximos veinte años. Como muestra de este cambio dentro de nuestras fronteras, un 47% de los jóvenes entre 21 y 30 años ya la tienen.
No se trata de una afección grave, pero sí bastante molesta, especialmente cuando el número de dioptrías es muy elevado. Por eso, muchos investigadores centran su trabajo en la búsqueda de métodos de corrección de la visión que sustituyan a los convencionales.
Las gafas y las lentillas son muy útiles, pero no dejan de ser una solución temporal, que desaparece en el momento que se retiran y las soluciones quirúrgicas actuales tienen unas tasas de éxito muy elevadas, pero en casos aislados pueden ocasionar problemas más graves que el que se intentaba tratar. Además, algunas personas pueden tener problemas fisiológicos que les impidan operarse, como sequedad en los ojos o una córnea demasiado fina.
Por eso, un nuevo método desarrollado por un equipo de ingenieros de la Universidad de Columbia podría ser la solución definitiva para personas con miopía y otros problemas de visión. Sus resultados han sido publicados recientemente en Nature Photonics y, si bien se encuentran todavía en la fase de modelo preclínico, han sido especialmente prometedores.
Reinventando las intervenciones por láser
Uno de los métodos más empleados a día de hoy para operar la miopía es la utilización de un láser, que corta un pequeño pedazo de la superficie de la córnea y la esculpe para que recupere la forma idónea para la visión.
Las tasas de éxito son muy grandes, pero el procedimiento puede debilitar la córnea, causando nuevos problemas en el futuro. La técnica presentada por este equipo de investigadores utiliza también el láser, pero con un procedimiento muy diferente. En este caso, se dan sobre el ojo pulsos de baja energía, con una tasa de repetición muy elevada. De este modo, las moléculas de agua presentes en el ojo se ionizan, dando lugar a nuevas moléculas muy reactivas, que forman enlaces con las fibras de colágeno de la córnea, alterando su estructura.
Al contrario que en el método tradicional, no se pierde tejido corneal, por lo que se eliminarían los efectos adversos y las contraindicaciones del procedimiento. Además, según Sinisa Vukelic, investigador principal del estudio, esta técnica no solo sería beneficiosa para tratar problemas de visión, sino también cualquier otra enfermedad que involucre a tejidos ricos en colágeno, como la osteoartritis.
Hasta el momento, la fase preclínica ha dado buenos resultados y se espera que los ensayos clínicos comiencen a finales de este año. Si todo va bien, en un futuro eliminar la miopía podría ser más fácil y seguro que nunca.