La chica a la que le salió un bultito en la cara, empezó a moverse y resultó ser un gusano
- Contrajo la infestación por un parásito común en los animales salvajes durante una excursión al campo.
- La chica que contrajo gusanos del ganado en el ojo: "Me picaba, miré y se movía"
- El joven que se quedó parapléjico por comerse una babosa tras una apuesta
Noticias relacionadas
- El muchacho que ha contraído una enfermedad olvidada porque le mordió un ternero
- La chica que sufrió tres años de dolor crónico por hacerse este tatuaje con las defensas bajas
- La mancha en el cerebro que parecía un tumor y era una infección parasitaria
- El extraño caso de la mujer que tenía 14 gusanos en su vesícula biliar
- El joven que se quedó parapléjico por comerse una babosa tras una apuesta
- La chica que contrajo gusanos del ganado en el ojo: "Me picaba, miré y se movía"
Cuando un individuo centra su mirada en determinadas partes de su cuerpo, no es inusual que se descubran alteraciones o "bultos" que teóricamente no deberían estar ahí. En la mayoría de los casos pueden no ser algo significativo, pero en otros las consecuencias son tan sorprendentes como grotescas.
Dentro de este último caso podría catalogarse la situación que vivió una mujer rusa de 32 años. Notó un pequeño bultoma debajo de su ojo izquierdo y decidió realizarse selfies de control para determinar si cambiaba su tamaño. Sin embargo, sucedió algo escalofriante: el bulto se movía.
Según afirma el informe del caso, publicado recientemente en el New England Journal of Medicine, la mujer detectó tras cinco días de autofotos que su bulto había migrado hacia la parte superior de su ojo. Diez días después, se situó en su labio superior. Finalmente, decidió acudir al oculista, que detectó un "nódulo oblongo móvil superficial en el párpado superior izquierdo".
Finalmente, la mujer fue diagnosticada de una infestación por un tipo de parásito denominado Dirofilaria repens, o lo que es lo mismo, un gusano con forma de hilo fino que suele infestar bajo la piel a perros, gatos, zorros y otros mamíferos salvajes. Los humanos son huéspedes accidentales, aunque el pasado año 2011 ya se informó de un caso similar. De hecho, este tipo de gusano no suele llegar a infestar a nuestra especie ya que no es capaz de reproducirse si se da el caso.
Dentro de su ciclo de infestación, estos gusanos llegan a los mamíferos mediante picaduras de mosquito, pero ya se han dado varios casos en Europa, Asia y África. En el caso actual de la desafortunada protagonista de este caso, refería haber viajado recientemente a un área rural a las afueras de Moscú, donde recibió repetidamente picaduras de mosquitos a las que no había dado importancia.
Según el Dr. Vladimir Kartashev, profesor de medicina de la Universidad Estatal de Medicina de Rostov (Rusia) y médico que trató a esta paciente, desde el año 1997 existen hasta 4.000 casos de infestación humana documentados solo en Rusia y Ucrania, casos que han ido aumentando progresivamente.
Una infestación en aumento
En otro trabajo llevado a cabo por el mismo Kartashev y sus colegas el pasado año 2015, los casos de Dirofilaria repens en Rusia y Bielorrusia aumentaron de tan solo ocho anuales en el año 1997 hasta 200 en 2012. Además, durante los 16 años de estudio, su alcance fue extendiéndose hacia la zona norte del país.
Normalmente, si la infestación se produce en humanos, se detecta en forma de bultos debajo de la piel, los cuales llegan a moverse como en este caso. Según un trabajo anterior, publicado en 2014, este gusano suele cambiar de posición en 3 de cada 10 pacientes infestados, y muchos de ellos llegan a notar dicho movimiento. El tratamiento es simple: una extirpación quirúrgica del gusano, sin más.