El pene de verano: por qué el órgano sexual masculino es distinto en esta época del año
- La dilatación de los vasos sanguíneos y los efectos de un mayor consumo de agua podrían ser los culpables.
- Cáncer de pene: poco conocido, peor tratado y con el doble de riesgo de muerte
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Mezclar internet con la obsesión de algunos hombres con el tamaño de su miembro viril puede crear un gran revuelo en las redes sociales. No hay más que ver la repercusión que ha tenido recientemente la consulta que un usuario de Reddit hacía en 2016 al resto de cibernautas acerca del tamaño de su pene. Al parecer, el hombre, llamado Guillermo, había observado que el tamaño de su órgano aumentaba notablemente en el periodo estival, e incluso tenía mejores erecciones. Por eso, quería saber si el suyo era un caso aislado o si, por el contrario, había más personas en la misma situación que él.
Las respuestas del resto de lectores no tardaron en llegar e incluso acaban de tener un nuevo renacer, tras el cual se ha bautizado al fenómeno descrito como el “pene de verano”. Sin duda, un buen aliciente para que los hombres que odian el calor aprecien un poco más esta época del año pero, ¿tiene realmente algún sentido?
Uno de los principales medios encargados de difundir la noticia ha sido la revista Mel Magazine, en su sección de sexo y relaciones. En la noticia describen el caso de Kieran, un joven de 24 años que asegura experimentar también este efecto en su pene.
En busca de una explicación para el fenómeno, en Mel han entrevistado a varios expertos sobre el tema con opiniones diferentes, pero un punto en común en sus valoraciones: los vasos sanguíneos.
Según el urólogo de Orlando Jamin Brahmbhatt, en invierno los vasos sanguíneos cercanos a la piel se contraen para mantener el calor interno. Esto daría lugar a un pene aparentemente más pequeño, que parecería más grande al recuperar su tamaño tras un aumento de las temperaturas. Sin embargo, el tamaño como tal del miembro no variaría. En cambio, la razón por la que sí que podría observarse un aumento temporal de sus dimensiones sería el aumento de la sudoración y la ingesta de agua, ya que harían que la piel parezca más hinchada.
Por otro lado, el también urólogo y autor de The Ultimate Guide to Male Sexual Health, Dudley Danoff, apuntó a una dilatación de los vasos sanguíneos causada por el calor, que provocaría un aumento del flujo sanguíneo y, por lo tanto, un mayor tamaño del pene erecto.
Ninguno de los dos pudo dar una cifra exacta para la proporción con la que se daría este aumento. Ni siquiera pudieron asegurar que sea un fenómeno común, que se dé en todo los hombres. Simplemente, indicaron las causas que pueden haber inducido a hombres como Guillermo o Kieran a experimentar estos afortunados síntomas que no dejan de ser un simple síndrome inventado por internet
Una verdadera obsesión
El tamaño del pene ha obsesionado a hombres de todo el mundo durante siglos, aunque la concepción del miembro perfecto ha ido variando mucho con el tiempo.
En la Antigua Grecia, por ejemplo, se consideraba que un pene pequeño y circuncidado era la opción más deseable, mientras que los más grandes resultaban grotescos a la vista. Para comprenderlo, no hay más que ver el reducido tamaño del pene de la mayoría de esculturas griegas que aún se conservan.
Sin embargo, para los antiguos romanos se daba el caso contrario, ya que ellos consideraban mejor un miembro viril a medida que aumentaban sus dimensiones.
Poco a poco, con el paso de los años hemos llegado a una época en la que consideramos que casi cualquier cosa es mejor cuanto mayor es su tamaño. Además, industrias como la del porno, en la que se da mayor importancia a los miembros más grandes, llevan a que la mayoría de hombres prefieran tenerlo más grande.
Esta obsesión en algunas ocasiones puede volverse enfermiza, como le ocurre a los hombres afectados por el síndrome de Koro, un trastorno mental característico de algunos países del sudeste asiático que lleva a quiénes lo padecen a creer que su pene se está encogiendo tanto que finalmente desaparecerá, causándoles la muerte.
Al final, salvo en casos tan extremos como estos, todo se traduce en problemas de autoestima, similares al de las personas que se obsesionan con otras partes de su físico. Uno debe aprender a quererse con lo que tiene y, de paso, conocerse bien para utilizarlo de la mejor forma posible. Si la temperatura aporta una ayudita extra puede ser bienvenida, pero sin duda se trata de algo totalmente prescindible. No vale la pena obsesionarse.