Esta semana se hacía público que el rey Felipe VI se sometió el pasado 14 de julio a un procedimiento quirúrgico para el dolor de espalda en la clínica Ruber Internacional. Ha sido tal el oscurantismo que ha rodeado a la cirugía, desvelada en exclusiva por la revista Semana, que se ha bautizado a la misma como "operación secreta".
Pero la rizolisis -que así se denomina- es una operación muy conocida por los traumatólogos que se dedican a los problemas de espalda y por las muchas personas que los sufren, un procedimiento poco invasivo, rápido en su ejecución y que, en la mayoría de los casos, requiere de una o varias repeticiones, porque sus efectos distan de ser permanentes y no siempre funciona.
Según la información disponible en la web espalda.org, esta cirugía consiste en la destrucción de los nervios que transmiten la sensibilidad de las articulación facetarias, situadas en las vértebras. Para ello, se queman utilizando la radiofrecuencia.
Puesto que existen varias articulaciones de este tipo y éstas reciben nervios de hasta tres niveles vertebrales, en ocasiones hay que destruir los nervios de varios niveles ya que, si no, la rizolisis no tiene efecto.
Para que la rizolisis tenga sentido desde el punto de vista de la evidencia científica, los pacientes tienen que pertenecer a un grupo muy reducido de personas con dolor crónico, que tenga su origen en las articulaciones facetarias y que además, cumpla con ciertos criterios.
Así, no basta que se observen signos de desgaste de la articulación en pruebas radiológicas, algo habitual en personas sin ningún problema. Por el contrario, hay que hacer una prueba con anestésico, consistente precisamente en la infiltración de una medicamento de este tipo en la articulación. En el caso de que el dolor sea debido a la activación de los nervios, éste desaparecerá o se reducirá sustancialmente y eso será la clave para saber que sí, que el paciente es apto para someterse a una rizolisis.
La destrucción de la raíz del nervio se hace bajo control radiológico y bajo anestesia local o sedación. No basta con destruir una parte de la raíz y se deben hacer al menos dos o tres lesiones en cada una.
Uno de los problemas asociados a esta técnica es que no siempre funciona y que, incluso cuando lo hace, se puede producir la reinervación del nervio, por lo que puede perder eficacia tras un año -o menos- de la intervención. Por esta razón, es frecuente que las rizolisis se repitan, algo que es posible que también afecte al rey Felipe VI, decida o no hacerlo público.