En 2014, Katie Stubblefield intentó suicidarse con una escopeta de caza. Sólo tenía 18 años y no lo logró, pero las secuelas fueron terroríficas:el disparo le destrozó la nariz, la boca, la mandíbula, la cara, parte de la frente y le hizo perder casi toda la visión.
Tres años más tarde se convertía en la persona número 40 de la lista oficial de receptores de trasplante de cara en el mundo, así como en la más joven de EEUU. Lo hacía gracias a otra tragedia, la muerte por sobredosis de Adrea Schneider, una joven de 31 años muerta por una sobredosis.
El proceso entre ambos momentos vitales de Katie lo ha recogido la revista National Geographic en su portada de septiembre, en un estremecedor reportaje titulado La nueva cara de Katie.
"Trata sobre la esperanza y la resiliencia, sobre la identidad, sobre el poder del amor y la devoción de una familia por su hija, y sobre un milagro médico que le concede a Katie una segunda oportunidad en la vida", resume la directora de National Geographic Magazine, Susan Goldberg.
La periodista Joanna Connors y las fotógrafas Maggie Steber y Lynn Johnson pasaron cientos de horas junto a Katie, sus padres y sus médicos a lo largo de un periodo de más de dos años, durante el cual documentaron la historia de esta joven desde que llega al Cleveland Clinic, se somete a multitud de operaciones quirúrgicas y comienza el largo proceso de recuperación, que aún continúa.
La cirugía de la joven es casi un experimento: su caso servirá para el progreso del tratamiento de traumatismos por herida de bala en la cara y, por esa razón, el Departamento de Defensa de EEUU ha sufragado los gastos de las intervenciones quirúrgicas de Katie.