La gran mentira del cáncer y la gestión de emociones: la pena no hace tumores
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En 2009, el exbanquero Mario Conde escribía en su blog una entrada titulada Bermejo, un sectario incalificable, en la que abordaba con cariño la dimisión del ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo, el que ocupaba la cartera cuando fue encarcelado por el caso Argentia Trust. Más allá del relato sobre cómo, a su juicio, le trató el político, Conde le acusaba veladamente de algo poco relacionado con él: provocar el tumor cerebral que llevó a la muerte a su mujer, Lourdes Arroyo, en 2007.
"Negado el tercer grado de Argentia ¿qué esperanza teníamos en el caso Banesto? Bermejo fue el impulsor de ese brutal desazón emocional de mi mujer.[...] Hoy me pregunto que importancia tienen los choques emocionales en la aparición de tumores cerebrales. Supongo que alguna. Lourdes murió de un tumor cerebral", escribía el expresidente del Banco Español de Crédito.
Mario Conde no es el único que piensa que un choque emocional puede desencadenar un tumor. Esta misma semana lo recordaba la pediatra y escritora Lucía Galán -conocida en las redes como Lucía, mi pediatra-, una gran activista en contra de las pseudociencias. "Esta tarde he tomado café con siete personas. Cinco de ellas creían que una emoción mal gestionada podía producir cáncer. Ninguno era profesional sanitario. Intenté explicarles que eso no era cierto, que no hay evidencia científica al respecto. No sirvió para nada".
Esta tarde he tomado café con siete personas. Cinco de ellas creían que una emoción mal gestionada podía producir cancer. Ninguno era profesional sanitario. Intenté explicarles que eso no era cierto, que no hay evidencia científica al respecto. No sirvió para nada. #Frustración
— Lucía, mi Pediatra (@luciapediatra) 26 de agosto de 2018
A raíz de su publicación, decenas de comentarios. Aunque la mayoría agradecen a la pediatra su labor en la lucha contra este tipo de mitos tan arraigados, algunos se atreven a discutirle, incluso citando a científicos, como el tuitero que utiliza una conocida frase del no menos conocido astrónomo Carl Sagan. "La ausencia de prueba no es prueba de ausencia", fija en su timeline un tuitero.
La realidad es que la ciencia sí ha estudiado si existe relación entre un golpe emocional -lo que algunos denominan mala gestión de emociones, ya que si se gestionaran bien no provocarían dicho golpe- y la aparición de tumores malignos, pero siempre ha concluido igual, que este nexo es inexistente.
En 2004, Bert Garssen, investigador del Helen Dowling Institute Bert Garssen en Holanda, firmaba el estudio Factores psicológicos y desarrollo del cáncer: evidencia tras 30 años de investigación, publicado en la revista Clinical Psychology Review. "La cuestión de si los factores psicológicos afectan al desarrollo del cáncer ha intrigado tanto a investigadores como a pacientes", se inicia el trabajo.
Pero, tras revisar 70 estudios que analizaban la cuestión concluye que "no hay suficiente evidencia de que ningún factor psicológico contribuya de forma irrefutable al desarrollo del cáncer". Y afirma también el autor que "es dudoso" el papel de los acontecimientos vitales (en general), el estrés, los problemas psicológicos o un diagnóstico psiquiátrico, el espíritu luchador, la aceptación estoica o el fatalismo, el enfrentarse activamente a las cosas, los factores asociados a la personalidad y la capacidad de control en particular.
Doce años después, en 2016, la revista Psycho Oncology publicaba una nueva revisión, que abordaba específicamente si las personas depresivas eran más proclives a padecer cáncer. Nueve trabajos escrutados escrupulosamente para concluir lo mismo que el anterior metanálisis, que no hay relación.
Por supuesto, se pueden encontrar estudios particulares que afirman lo contrario, pero no son comparables en lo que a evidencia científica se refieren a un metanálisis.
Más allá de lo que supone creerse algo que no está demostrado científicamente, a los expertos les preocupa las consecuencias de esta creencia generalizada. Una de ellas es especialmente preocupante. Si se da por válido que el cáncer surge por una mala gestión de emociones, se puede deducir erróneamente que una buena gestión de las mismas es capaz de acabar con los tumores malignos.
En esto se basan falsos terapéutas que recomiendan incluso abandonar la quimioterapia y cualquier atisbo de medicina basada en la evidencia. Y por eso es tan importante combatir estas creencias, como ha hecho la conocida pediatra en su hilo.