¿Puede una institución tan respetada como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) participar en la difusión de una mentira? La respuesta a esta cuestión debería ser no. Pero, por disparatado que parezca, ha ocurrido. La ONU utilizó este domingo su cuenta oficial de Twitter en español para difundir el bulo de que "la carne que comemos esté llena de antibióticos".
No es verdad. La carne que comemos no está llena de antibióticos. La publicación del tuit provocó la inmediata reacción en las redes sociales de distintos especialistas y expertos relacionados con el mundo de la alimentación, que no dudaron en censurar el mensaje enviado desde la institución. Gemma del Caño, farmacéutica y divulgadora especializada en seguridad alimentaria, escribía en su cuenta de Twitter: "¿De verdad creen esto @ONU_es? La carne que comemos NO tiene antibióticos. Se usa demasiado, cierto, se han implantado proyectos y van muy bien. Pero EN NINGÚN CASO, EN NINGÚN CASO (denme mayúsculas más grandes) la carne que llega a la mesa tiene antibióticos. Estoy indignada". El mensaje ha sido compartido más de 400 veces desde ayer. Por desgracia, el de la ONU sobrepasa los 900 retuits.
Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, consultor, divulgador y autor del blog Gominolas de Petróleo también mostraba su indignación.
La realidad es que la carne que llega hasta nuestros platos está en perfectas condiciones porque, de no ser así, no podría venderse. Los exhaustivos controles a los que se somete a todos los productos que están en las estanterías del supermercado evitan que, tal y como dice la ONU, comamos carne plagada de antibióticos.
Así lo confirmaba el último informe publicado en junio de este año por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en el que se explicaba que la presencia de residuos antibióticos en la UE no llega al 0,4%. Tal y como explicaba hace unos meses a EL ESPAÑOL Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y experta en seguridad alimentaria, "el empleo de antibióticos está regulado y no pueden llegar a la cadena alimenticia productos de animales que hayan sido tratados con antibióticos si no han pasado un tiempo mínimo de espera".
Al igual que ocurre con los humanos, ese tiempo de espera consiste en un proceso de absorción de estos medicamentos por parte de los animales, una posterior distribución y metabolismo y, finalmente, la excreción de las sustancias para que las concentraciones que hay en la carne no supongan ningún riesgo para la salud dentro de los límites establecidos por las autoridades sanitarias. De esta forma se evita que consumamos carnes con antibióticos. Además, conviene señalar que el uso de antibióticos en animales está prohibido de forma preventiva y sólo se pueden utilizar con fines terapéuticos, con el objetivo de curar animales enfermos. Sería cruel no hacerlo.
¿Esto quiere decir que no exista un problema generalizado con los antibióticos? No. Lo explicaba también Robles aquí. "El problema fundamental y el que más preocupa a la OMS es la aparición de resistencias. Las bacterias, a medida que se exponen a los antibióticos pueden desarrollar mutaciones que las hagan más resistentes", comentaba la experta. "La verdadera preocupación es que apareciese un tipo de bacteria resistente a todos los tipos de antibióticos que utilizamos ahora porque no tendríamos alternativa, volveríamos a la época en la que estos microorganismos producían la muerte de cientos de miles de persona".
Por el momento (y por suerte), esto no ha ocurrido. Como tampoco es cierto que estemos ingiriendo carne repletita de antibióticos. Puedes seguir comiendo tranquilo.