Yogur de postre, yogur para merendar, yogur en la cena y yogur cuando entra el hambre a deshoras. Qué mejor alimento para un niño que un producto cuyo consumo se ha asociado históricamente con efectos beneficiosos para la salud digestiva y la general. Se trata de una información veraz pero incompleta, al menos a tenor de un estudio publicado este martes en la revista BMJ Open, que desvela que el contenido en azúcar de la mayoría de los yogures que se venden en los grandes supermercados británicos supera los niveles recomendados.
No se trata de un asunto local. Por poner sólo un ejemplo, un yogur Yogolo de la línea Carrefour kids tiene 13,4 gramos de azúcares. El contenido máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 25 gramos, por lo que sólo dos unidades de este producto harían que se superara. Y se trata de un yogur destinado específicamente a los niños.
En la web sinazucar.org, que analiza el azúcar que contienen diversos productos y lo representa en terrones al lado de la imagen de los mismos, hay diversos ejemplos de yogures. Por poner sólo un ejemplo, un yogur natural con mermelada de fresas (125g, de la marca Nutricia) contiene 26g de azúcar, adiós al dulzor para el resto del día.
Sin conciencia
Al alto contenido de muchos yogures en azúcar se suma un problema adicional, que es lo que ha llevado a los investigadores de las universidades británicas de Leeds y Surrey a analizar el mercado patrio de los yogures. El yogur se considera -en general, con razón- un producto saludable, lo que puede hacer que tendamos a consumirlo sin fijarnos tanto en su contenido nutricional como lo haríamos con otros.
Múltiples organismos sanitarios, escriben los investigadores, han aprobado las declaraciones sobre las virtudes de los yogures en relación a la salud. Además de de probióticos, los yogures son una buena fuente de proteína, calcio, iodina y vitamina B12. Su consumo se asocia en términos generales con un menor riesgo de obesidad y cardiometabólico, tanto en niños como en adultos. Además, los adultos que incrementan la ingesta de yogures presentan niveles más bajos de triglicéridos circulantes, glucosa y una presión sistólica más baja.
Los estudios citados en el trabajo son numerosos, y añaden también el valor del calcio para el desarrollo de los niños. Sin embargo, lo que deja de manifiesto el análisis es que el contenido de azúcar de los yogures en el mercado varía ampliamente, por lo que quizás sea hora de dejar de recomendarlos en genérico para centrarse en los que tienen un menor contenido en azúcares.
En el análisis británico, llama la atención el alto contenido en los mismos de productos con una imagen especialmente saludable, como son los yogures ecológicos. De nuevo es algo equiparable a España donde, por ejemplo, un yogur ecológico cremoso natural de la marca Vrai cuenta con 6 gramos de azúcar por 100 gramos.
Los que más se salvan de la quema son los yogures griegos, que cuentan con un menor contenido en azúcares y una mayor cantidad de proteínas. Un yogur griego natural de la marca Oikos (de Danone) tiene 3,9 gramos de azúcar por 100 gramos.
Los autores concluyen que "aunque existe amplia evidencia de que el yogur puede ser beneficioso para la salud, los productos en el mercado varían ampliamente en su contenido nutricional". "No todos los yogures son tan saludables como quizás los perciban los consumidores y hace falta reformularlos para que se reduzca su contenido en azúcares libres", terminan.