Una de las mayores preocupaciones para las madres es la alimentación de sus hijos, especialmente si estos cuentan con apenas unos meses de vida. En el mercado podemos encontrar una gran variedad de productos destinados exclusivamente a ellos como son las papillas, las leches enriquecidas, o los potitos. Este último producto se ha convertido en objeto de polémica en las últimas fechas, ya que algunos especialistas cuestionan los supuestos beneficios que se le atribuyen y apuntan que estos alimentos no son tan saludables como aparentan. Algunas marcas emplean para su elaboración una gran cantidad de agua para contrarrestar la escasa fruta y verdura que realmente llevan. Y no sólo eso: incluyen un alto nivel de azúcar y grasas poco que han sido cuestionadas recientemente como el aceite de palma.
"El 40% o 50% del contenido del potito es agua o almidón, por lo que no tienen la mismas propiedades nutricionales que venden. Es un truco que utilizan muchas marcas", explica Javier Guzmán, director de la Asociación Justicia Alimentaria. Sólo hay unos potitos que presentan un mayor porcentaje de frutas y verduras: los orgánicos. "No obstante, no todos son iguales. Hay algunos que cuentan con un 70% de frutas y otros que alcanzan casi el 90%. Es importante tener en cuenta que se trata de un producto procesado, que nunca será mejor que uno natural", indica el autor de Mi primer veneno, un informe publicado por esta asociación agroalimentaria sobre las falacias de la alimentación infantil.
Otro punto importante a la hora de comprar un potito es el azúcar. "En nuestro estudio hemos observado que marcas tan importantes en el mercado alimentario infantil como Hero o Nestle venden productos que llegan a contener hasta un 15% o más de azúcar", explica Guzmán. Y no sólo eso, el especialista advierte que muchos de estos alimentos cuentan con azúcar enmascarado bajo otros nombres como jarabe, glucosa o cereales hidrolizados. Y para muestra un botón.
En ocasiones, incluso aparecen ocultos en las etiquetas: "Nos hemos encontrado papillas que se publicitaban como alimento con 0% azúcares y que sí tenían. Para comprobarlo, sólo había que mirar la tabla nutricional, y fijar la vista en los hidratos. Ahí venía la cantidad y, en pequeñito, añadía 'de los cuales, un tanto por ciento importante son azúcares'", explica el director de esta organización. Desde Justicia Alimentaria denuncian que estos productos insanos cuenten, en algunos casos, con "el aval de algún pediatra o incluso de la Sociedad Española de Pediatría".
Ni un 15%, ni un 2%. Según el médico Miguel Ángel Royo-Bordonada, jefe del Área de la Escuela Nacional de Sanidad- Instituto de Salud Carlos III, "los niños de 0 a 2 años no deben comer ni un solo gramo de azúcar añadido" ya que, entre otras cosas, se favorece que el niño pueda padecer problemas de obesidad en el futuro. Tal y como indica este investigador, el azúcar que posee la fruta sí está permitido y es perfectamente saludable.
De hecho, los alimentos naturales siempre serán los más recomendados tanto para su crecimiento como para su salud. "Los productos procesados poseen un sabor muy dulce por su alto nivel de azúcares añadidos. Esto favorece que el niño experimente cierto rechazo hacia otro tipo de texturas y sabores, como las que poseen los alimentos naturales", apunta Royo-Bordonada. Podemos triturar fruta y verdura en casa para intentar que el alimento sea más sano, pero tal y como establece la Organización Mundial de la Salud, los niños pueden empezar a tomar alimentos cortados en trozos a partir de los nueve meses, lo que, según el experto, ayuda a la masticación.
Petit-suisse y similares
El potito no es el único producto no recomendado para los más pequeños. Existen lácteos que se venden como buenos para el crecimiento y que no lo son en absoluto. Es más, contienen altos niveles de azúcar y grasa que los convierten en auténticas bombas insanas. "No solo son prescindibles, sino que no son nada recomendables", explica de forma tajante el médico.
Pasa lo mismo con las papillas. En la investigación que llevó a cabo la Asociación Justicia Alimentaria, encontraron papillas con la famosa frase "0% azúcares" que sí contenían. "Es habitual que este tipo de productos lleven cereales hidrolizados", explica el director de la asociación. La hidrólisis o dextrinización es una reacción química en la cual se utiliza agua para descomponer las cadenas de almidón en pedazos más pequeños y que consiguen hacerlo más digerible para los bebés. No obstante, este proceso transforma los cereales en azúcares.
El jefe del Área de la Escuela Nacional de Sanidad-Instituto de Salud Carlos III asegura que los lácteos más saludables son los yogures y la leche entera que, tal y como apunta la OMS, pueden empezar a ser consumidos por el bebé a partir del primer año de vida. "Es importante que el yogur sea natural. Si al niño no le convence el sabor, se le puede añadir un poquito de azúcar". Por ello, si desea que su hijo lleve una dieta sana, lo mejor será acudir siempre a productos naturales y hechos en casa.
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