El orgasmo femenino dejó hace tiempo de ser un mito, pero todavía sigue siendo, en gran medida, un misterio. Frente a la simplicidad mecánica del masculino, ligado fisiológicamente a la eyaculación que se produce mediante la fricción del pene, las circunstancias del clímax en la mujer varían mucho de una experiencia a otra.
Mientras que en el varón hay una única tipología de orgasmo, para la fémina se distinguen dos: el clitoriano, que se logra mediante la masturbación o la estimulación oral de este órgano, y el vaginal, que sería el producto de la penetración. Frente a los estereotipos arraigados durante siglos en el imaginario popular e incluso en la literatura científica, el consenso se inclina ahora por considerarlos ambos igualmente válidos dentro de una sexualidad completa para la mujer; de hecho, serían mutuamente complementarios.
Hay otro dato particular pero significativo, que es que las mujeres homosexuales declaran tener orgasmos con mucha más frecuencia que las heterosexuales. En una encuesta realizada por la Chapman University de EEUU en 2017, las lesbianas aseguraban alcanzarlo en el 86% de sus relaciones sexuales.
Para las mujeres que se acostaban con hombres, en cambio, el porcentaje de encuentros concluidos satisfactoriamente se desplomaba al 65%. En el sexo opuesto, los papeles se invertían: los varones heterosexuales afirmaron alcanzar el orgasmo en el 95% de los casos, mientras que para los gays la proporción descendía al 89%.
¿Por qué estas diferencias? El sexo entre mujeres otorga más importancia a técnicas consideradas como "preliminares" en el sexo tradicional heterosexual, que tiende a ser "coitocéntrico" y con el hombre acaparando el principal papel activo. Además, las mujeres más aventureras y con mayor facilidad para hablar con su pareja de sus deseos eran las que mejor puntuaban en placer sexual según la encuesta.
Estos resultados son consistentes con los de otro estudio de la Universidad de Indiana y la web OMGYes.com publicado este año y centrado en qué les gusta realmente a las mujeres en la cama. Solo un 18% de las encuestadas declaró que la penetración le bastaba para alcanzar un orgasmo, mientras que un 36% afirmaba necesitar además ineludiblemente la estimulación del clítoris y otro 36% no la consideraba indispensable, pero la prefería para que el clímax fuera más placentero.
Para muchas parejas, sin embargo, el hecho de no alcanzar el orgasmo a la vez -o por lo menos durante el mismo coito- puede ser fuente de insatisfacción. En ese sentido, una investigación publicada también en 2018 en Journal of Sex & Marital Therapy vinculaba la capacidad de alcanzar el máximo éxtasis sexual -incluyendo el fenómeno del multiorgasmo- con el ritmo sostenido que se le pueda imprimir.
Y aquí entra un nuevo problema en juego: para que una penetración sea satisfactoria debe durar entre cinco y siete minutos; si dura menos de dos, se considera como 'eyaculación precoz' -o, en una terminología más actualizada, 'eyaculación incontrolada'. Las expectativas de una mujer, sin embargo, son que una relación sexual dure unos 25 minutos, aunque eso no se circunscribe al coito. El orgasmo femenino se divide en cuatro fases -excitación, meseta, orgasmo propiamente dicho y resolución- y cada una de ella tiene sus tiempos y preferencias.
Todo sumado: ¿por qué hay mujeres que todavía no alcanzan el orgasmo en sus relaciones sexuales? Este fenómeno se denomina 'anorgasmia', puede ocurrir con una pareja específica o como norma, y tiene multitud de causas, así como diversas vías de resolución. BBC Mundo, en colaboración con Héctor Galván, director clínico del Instituto Madrid de Psicología y Sexología, ha elaborado la siguiente tipología con los ocho factores más comunes.
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