El objetivo ideal es conseguir una cirugía más segura, efectiva y afectiva. Para alcanzarlo, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos ha dado un nuevo paso en su estrategia de transformación digital integrando en la actividad quirúrgica del centro el innovador Sistema de Trazabilidad Inalámbrica del circuito Quirúrgico (STIQ) (recorrido que hace el paciente desde su ingreso en el hospital hasta su recuperación tras la intervención), lo que ha permitido optimizar al máximo el rendimiento de todo el bloque.
El STIQ basa su funcionamiento en unas pulseras activas, similares a las pulseras de actividad de los deportistas, que los pacientes llevan durante todo el circuito quirúrgico y que permiten su geolocalización para ordenar los traslados dentro del bloque. El sistema se completa con una serie de balizas colocadas en cada una de las estaciones del recorrido (vestuario, preoperatorio, quirófano…).
El doctor Juan Rey, jefe del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Rey Juan Carlos y uno de los principales promotores del proyecto, explica que estas pulseras "emiten una señal de forma automática a las balizas cuando pasa el paciente, lo que se traduce en una serie de mensajes que les llegan a los familiares en unas pantallas en la sala de espera". Los médicos también reciben esa información, pero dentro del bloque quirúrgico y mediante una clasificación por colores que incluyen, además de la estación en la que se encuentre el paciente, "un sistema de alertas que refleja necesidades especiales como profilaxis antibiótica o alergias". Esto les proporciona una imagen en tiempo real del funcionamiento global del bloque.
De este pionero sistema, Rey recalca la facilidad para realizar el checklist o listado de verificación quirúrgica, que tiene tres fases. "La primera se hace antes de entrar a quirófano, la segunda se hace dentro del quirófano antes de empezar la operación y la tercera justo después de terminar la intervención". Estas labores antes "se hacían por duplicado, porque hay que hacerlo en papel y luego pasarlo a ordenador", pero tras la implantación del STIQ, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos ha querido dar un paso más en la modernización de sus sistemas digitales, para lo que se ha habilitado el manejo de todos los dispositivos electrónicos del bloque quirúrgico por voz y gestos, de manera que ahora "la máquina canta el checklist y el cirujano lo va confirmando y manejando por comandos de voz".
Dentro de la sala del quirófano, el personal puede controlar la maquinaria mediante interacciones verbales o gestuales, estas últimas, habilitadas por un sensor "que reconoce las manos para poder utilizarlas como un ratón de ordenador", cuenta el doctor Rey. Gracias a la implantación de esta tecnología, el cirujano "puede pedir sangre, pedir una biopsia intraoperatoria, cambiar las luces del quirófano… Sin tener que ir a deslavarse fuera del quirófano o tener a otra persona haciendo la petición".
Además de los beneficios evidentes para la seguridad del paciente, el Sistema de Trazabilidad Inalámbrica del circuito Quirúrgico ha asegurado al Hospital Rey Juan Carlos una mayor eficacia en el manejo de los recursos dentro del quirófano. "En los primeros seis meses ha aumentado un 8% la disponibilidad del tiempo quirúrgico", muchas tareas (llamadas, papeles) ahora se hacen de forma automática para, al final, "hacer los mismos procedimientos invirtiendo menos tiempo al disminuir los periodos muertos".
Todos el tiempo que el STIQ lleva implantado en el hospital da fe de sus buenos resultados. Las pulseras garantizan una cirugía más segura al contemplar el mencionado sistema de alertas especiales y también más afectiva, ya que los familiares reciben en tiempo real la información acerca del paciente. Rey concluye que la transformación digital llevada a cabo en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos les ha permitido "mejorar la calidad, la eficiencia y la seguridad del paciente y optimizar los recursos".