Es el sueño de médicos y pacientes y, cada cierto tiempo, un nuevo estudio vuelve a despertarlo. La posibilidad de diagnosticar el cáncer con un análisis de sangre que busque biomarcadores parece estar cada vez más cerca. De lograrse, hablaríamos de la aplicación estrella de la biopsia líquida -el nombre científico de este procedimiento-, que adopta su denominación de la forma actual de confirmar un diagnóstico oncológico: analizar un fragmento de tumor en el laboratorio en busca de signos de cáncer.
Ana Vivancos, investigadora principal del Grupo de Genómica del Cáncer del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), comenta a EL ESPAÑOL que la predicción de que el cáncer se podrá diagnosticar o detectar por primera vez con este tipo de biopsia está todavía lejos. "Esa hay que dejarla para dentro de cinco años o así", vaticina.
Pero lo que sí podría ser una realidad este mismo año porque, de hecho, ha sucedido, es que se utilizara la biopsia líquida para detectar las metástasis antes de que lo haga una prueba de diagnóstico por imagen o la presencia por una lesión.
Un caso que requirió biopsia líquida
Hace apenas dos años, se hizo público un caso muy curioso. Un joven entró en los servicios de urgencia de un hospital catalán con una crisis neurológica que le llevó directo a la Unidad de Cuidados Intensivos. Para darle el tratamiento adecuado, se requería la máxima celeridad, pero antes había que confirmar lo que los médicos sospechaban: que el joven padecía una metástasis de un melanoma que había sufrido.
"No había tiempo para hacer una biopsia de tejido y se le practicó una biopsia líquida, una búsqueda en sangre de marcadores tumorales que desvelaron que lo que tenía era efectivamente una metástasis de un melanoma y no uno cualquiera, sino ligado a una mutación en el gen BRAF", explica.
Esto permitió administrarle un tratamiento dirigido específicamente a esa mutación, que hizo que el joven respondiera y pudiera abandonar la UCI. Aunque la terapia tuvo éxito, acabó falleciendo tres años después por la enfermedad.
Vivancos comenta que, en efecto, usar la biopsia líquida para detectar metástasis de tumor primario es un escenario "interesante" y factible en 2019. Las mutaciones en sangre aparecen antes de que los hallazgos sean visibles a nivel radiológico, explica. "Nos daría información con dos o tres meses de antelación, lo que ofrece la ventaja de saber qué va a pasar en un tiempo breve", resume.
Los beneficios
No es el único beneficio que ofrecería el uso de biopsia líquida en pacientes que ya tienen cáncer y viven con la espada de Damocles de que el tumor maligno vuelva a reproducirse. De hecho, el escenario más habitual a día de hoy para este procedimiento se enmarca en la monitorización de los tumores, que van cambiando según pasa el tiempo porque se alteran sus mutaciones. Esto tiene una implicación práctica, que no es otra que que pueden ir respondiendo a distintos tratamientos de la llamada medicina de precisión, los dirigidos a mutaciones específicas.
Ahora, por ejemplo, se utiliza en muchos casos de cáncer de pulmón en busca de tumores con mutación del gen EFGR. "Se va recogiendo sangre cada tres meses y se va haciendo el seguimiento de las mutaciones", explica la experta, quien señala la ventaja fundamental en este sentido de la biopsia líquida sobre la de tejidos. "No se puede repetir una biopsia de tejidos y mucho menos cada tres meses", subraya.
Teniendo en cuenta que esta monitorización ya es una realidad, el uso de la biopsia líquida para detectar recurrencias no es algo descabellado, aunque la especialista reconoce que, para implementarlo de forma rutinaria, haría falta un gran estudio clínico que evaluara esta posibilidad. La prueba tendría que demostrar que tiene un beneficio clínico para los pacientes someterse a esta prueba en combinación con las radiológicas a las que se someten cada X meses los pacientes que han superado un cáncer.
No se 'lee' como un análisis de sangre
Eso sí, tanto Vivancos como otros expertos destacan que la irrupción de la biopsia líquida no supondrá la muerte de las biopsias tradicionales. "Al final, el tejido hay que verlo en el laboratorio, lo tenemos que tener", apunta la investigadora del VHIO.
Para el paciente, someterse a una biopsia líquida no difiere en nada a hacerse un simple análisis de sangre, pero la cosa cambia para los investigadores, que emplean mucho más tiempo y recursos en la 'lectura' de la biopsia líquida que en la de un análisis de sangre.
Por esta razón, subraya la experta, no todos los hospitales cuentan con medios para llevar a cabo biopsias líquidas, con independencia de su indicación. "Tiene que haber empeño por parte del Servicio de Oncología, es algo que se debería revisar", apunta Vivancos, que cree que paulatinamente se va dando más importancia a una técnica que, sin duda, es un área prioritaria dentro de la investigación oncológica.
Lo que debes saber
Qué: detección de las metástasis de un tumor con un simple análisis de sangre.
Quién: investigadores de todo el mundo, incluidos de los centros españoles más punteros.
Cómo: con el avance del conocimiento, la cada vez mayor identificación de biomarcadores asociados a la presencia de metástasis y la necesaria dotación de fondos y medios para realizar la biopsia líquida e interprentarla.
Cuándo: ya se ha hecho en casos esporádicos, pero podría generalizarse en cuanto se haga un estudio importante de validación.
Dónde: en todo el mundo con dotaciones económica y humana suficientes.
Por qué: serviría para ahorrar biopsias de tejido a los pacientes -que implican un procedimiento quirúrgico aunque sea mínimo- y para mejorar en la planificación de los tratamientos.