Pederastia, violaciones e infidelidades: el problema sexual hereditario de los Kennedy
El clan es un caso de estudio sobre los efectos de la genética, la crianza y el poder a la hora de desarrollar una sexualidad disruptiva, cuando no criminal.
26 enero, 2019 05:04Noticias relacionadas
La oxitocina es conocida como 'la hormona del amor': activa en el sistema de recompensa del cerebro y propicia un vínculo sentimental más estrecho entre los miembros de una pareja. Según determinan la investigaciones, cuando esta hormona se encuentra en sus niveles más bajos es más propicio que uno de los dos tienda a cometer una infidelidad o a interesarse por relaciones sexuales no convencionales. Y en casos patológicos, por una sexualidad de tipo criminal.
El debate sobre si un violador o un pederasta nace o se hace está básicamente zanjado para la criminología moderna: la biología y la crianza puede predisponer, pero en última instancia no eximen a nadie de la responsabilidad de sus actos. Pero hay un interesante caso de estudio en que se juntan los factores hereditarios con los vicios del poder ilimitado: el clan Kennedy. Esta famosa, católica e influyente familia política estadounidense ha dado lugar a escándalos de diversa gravedad generación tras generación.
Posiblemente, entre todos los casos protagonizados por algún Kennedy, quien más atención mereció fue John Fitzgerald –JFK-, el más célebre y 35º presidente de los Estados Unidos. De él se sabe que fue un auténtico depredador sexual al que se le atribuyen docenas de amantes –siempre más jóvenes que él- a lo largo de los diez años de su matrimonio con Jacqueline Bouvier (más tarde Jackie Kennedy, y Jackie Onassis).
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Se consideró como un secreto a voces su romance con la actriz Marilyn Monroe, a la que compartió–según numerosas biografías- también con su hermano Robert (Bobby).
Y son precisamente dos de los descendientes de Robert Kennedy –de los once hijos que tuvo- quienes constan como protagonistas de casos polémicos mucho más recientes en el tiempo. Por una parte nos encontramos a Michael LeMoyne, que fue acusado en 1997 de haber mantenido relaciones sexuales con la niñera de sus hijos cuando ésta contaba con 14 años de edad.
Lo que en un principio fue una acusación por pederastia mutó a un delito de estupro: mantener relaciones consentidas con una menor. Pero al final –de manera inesperada- la muchacha se desdijo en sus declaraciones y la denuncia quedó archivada, tal y como ha sucedido con casi todos los escándalos sexuales en los que se ha visto involucrado algún miembro de los Kennedy.
Otra de las hijas medianas de Bobby, Mary Kerry, se convirtió en portada durante 2001 al saberse que había cometido infidelidad con un hombre casado –recordemos que se trata de una familia profundamente católica. Su esposo era Andrew Cuomo y el hacerse público dicho adulterio perjudicó seriamente su carrera política de éste.
Efectivamente, en aquellos momentos se estaba postulando para el cargo de Gobernador de Nueva York y tuvo que retirar la candidatura. Se divorciaron en 2005 y un lustro después el político retomó su vieja aspiración, ganando las elecciones y ocupando el cargo desde 2010 hasta hoy.
En 1991, William Smith, de 30 años de edad e hijo de Jean Ann, otra de las hermanas Kennedy, fue detenido y acusado de haber violado a Patricia Bowman –un año menor que su agresor- mientras paseaban por la playa colindante a la finca del entonces senador Ted Kennedy, con quien trabajaba su sobrino.
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A pesar de haber numerosas pruebas en su contra y de hacerse público el testimonio de otras mujeres que aseguraron haber pasado por lo mismo, el tribunal que juzgó a Smith sorprendentemente lo absolvió y declaró como 'no culpable'.
Pero en este repaso de escándalos sexuales protagonizados por algunos de los miembros del clan de los Kennedy no podemos dejar de nombrar al gran patriarca familiar Joseph Patrick (Joe) quien también dejó tras de sí un reguero de infidelidades conyugales. La más sonada fue la que mantuvo con la estrella del cine mudo Gloria Swanson a principios de la década de 1930.
Por aquel entonces, Joe Kennedy, entre otras muchas cosas, era uno de los directivos de la compañía RKO Pictures y aprovechaba sus viajes a Hollywood para tener algunos tórridos encuentros con la actriz. Mientras tanto, su esposa Rose aguardaba en su casa de Massachusetts estando al cuidando de sus nueve hijos.