El 'Doctor Mengele' era judío y separaba gemelos al nacer en Nueva York
El documental 'Tres idénticos desconocidos' relata un experimento psicológico llevado a cabo en EEUU cuyos datos no se han hecho públicos.
13 febrero, 2019 03:43Noticias relacionadas
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A finales del verano de 1980, Bobby Shafran era un chaval de 19 años que empezaba su primer curso en la universidad, en concreto en el Sullivan Community College, un centro educativo de nivel medio en el estado de Nueva York. Como él mismo cuenta a la cámara 38 años después, estaba nervioso. Nunca había sido extremadamente popular y le intimidaba la idea de empezar una vida nueva lejos de casa. Pero lo que nunca imaginaba aquel chaval es que ese día su vida iba a dar un vuelco de 180 grados y por los motivos más insospechados.
Se cuenta en el documental Tres idénticos desconocidos (Tim Wardle), que se ha estrenado esta semana en España y que, más allá de contar una historia que parece más ficción que realidad, pone de manifiesto la opacidad de algunos experimentos científicos, que más recuerdan a los llevados a cabo por los nazis en los campos de concentración que a los avalados por prestigiosas universidades estadounidenses.
Lo que le ocurrió a Shafran ese día -alerta, este artículo incluye spoilers- se vende al inicio del film como un bonito cuento de hadas. El muchacho aparca su coche, entra en la universidad y empieza a ver como todos le saludan como si le conocieran, lo que hubiera sido muy halagador sino fuera por un pequeño detalle: la gente le llamaba Eddie y no por su nombre real. El misterio se resuelve cuando otro estudiante entra en la habitación del sorprendido novato y le espeta: "¿Eres adoptado?". "Sí", contesta él. "Tienes un hermano gemelo y yo le conozco", le dice, antes de organizar ese mismo día una visita a la casa de Eddy Galland, que resulta ser un clon de Bobby.
La historia llega a oídos de un periódico neoyorkino, que manda a un reportero a comprobar si es cierto lo que les han contado. Confirmado. Ambos muchachos nacieron el mismo día, en el mismo hospital y fueron adoptados a través de la misma agencia de adopción, especializada en adopciones para familias judías.
Pero el triple salto mortal viene después, cuando una joven -que también cuenta su experiencia en el documental 30 años después- ve la historia de los dos gemelos separados al nacer sin saberlo. "¡Pero si es mi amigo David!", exclama. Al final, los dos resultaron ser tres, hijos de la misma madre biológica, que había dado a sus bebés en adopción tras quedarse embarazada después de una fiesta de fin de curso.
De la alegría a la tristeza
A partir de ahí, el documental recuerda el ascenso a los cielos de los trillizos de Nueva York, como pasó a conocérseles tras su paso por cada programa de televisión y periódico relevante del país. En los programas quedaban de manifiesto sus similitudes. A todos les gustaban el mismo tipo de mujeres, la misma marca de tabaco, hablaban igual y al mismo tiempo y compartían gestos y expresiones. Y eso, que su crianza había sido muy diferente.
Mientras que David se había criado en una familia de blue-collars (termino en inglés para referirse a las familias de clase obrera), Eddy era hijo de un maestro (clase media) y Bobby, el vástago mayor de un padre médico y una madre abogada, con una posición social elevada.
Según avanza el metraje, se empiezan a ver los puntos oscuros de la historia, que ya se pueden sospechar cuando sólo aparecen dos de los hermanos en la actualidad. ¿Qué había pasado con Eddy en estos 30 años?
Cuando los padres de los tres hermanos supieron de la existencia de los otros dos, acudieron enfadados a la agencia de adopción que compartían. Allí, sus responsables les dijeron que nunca les habían informado porque "era más fácil colocar a niños individualmente que de tres en tres". Era lo mejor para ellos, afirmaron con total seguridad. Pero cuando el padre de Bobby volvió a entrar al edificio porque se había dejado el paraguas, encontró una escena como mínimo sospechosa: todos los presentes en la reunión brindaban con champán "como si se hubieran librado de una buena".
La vida continuó para los trillizos, que llegaron a compartir piso en Nueva York, participar como extras en una película con Madonna -Buscando a Susan desesperadamente (Susan Seildelman, 1985)- y montaron un restaurante de éxito, al que acudía todo Nueva York para ver el milagro.
Esa relación tan intensa acaba pasando factura a los trillizos y Bobby deja el negocio, al tiempo que Eddy comienza a sufrir fuertes depresiones, que concluyen de la manera más trágica.
En paralelo, su historia ha llamado la atención de Lawrence Wright, un periodista de The New Yorker que comienza a investigar el porqué detrás de esa aparente coincidencia. Documentándose sobre gemelos separados al nacer, Wright da con un estudio, un informe científico que habla del inicio de un experimento para saber qué pesa más en el desarrollo de un niño, si la genética o la crianza.
Un psicólogo superviviente del holocausto
En su paper, sólo se describe -y no del todo- el diseño del trabajo. Poquísima información, que apunta directamente a un nombre -Peter Neubauer- detrás del estudio. Un prominente psicólogo austriaco, superviviente del Holocausto, que decidió experimentar con gemelos y trillizos cuando se estableció en EEUU. ¿Resulta familiar la historia?
Wright habló con Neubauer -las cintas que conserva de su investigación para el artículo que finalmente escribió se pueden escuchar en la película- pero apenas da información. Eso sí, da la suficiente para saber que la separación de Eddy, Bobby y David había sido de todo menos casual, como tampoco fueron casuales las familias escogidas para adoptarlos.
Pronto se desvela que a los trillizos fueron observados por psicólogos que les grababan y les hacían pruebas durante toda su niñez, algo que a sus padres les vendieron como estudios normales en niños adoptados. Se supo también que las familias escogidas ya tenían que haber demostrado su capacidad de paternidad -y que no era casualidad lo que también se había visto como tal, que los tres tuvieran una hermana adoptada tres años mayor que ellos- y se conoció, a través de las investigaciones del periodista, que los trillizos de Nueva York no habían sido los únicos gemelos separados al nacer y estudiados durante su niñez.
¿Dónde están los datos del estudio?
Pero no existe un listado de participantes, ni un registro con los datos de los mismos. ¿Qué pasó con todas esas cintas grabadas, con todos esos test de Rorschach, dónde los datos de los gemelos separados al nacer, sus nombres, los de sus familias adoptivas...?
Como se desvela en la última parte del documental, todo se encuentra en la Universidad de Yale, en documentos secretos a los que no se puede acceder hasta 2066, fecha en la que se calcula que todos los participantes podrían estar muertos. ¿Por qué Neubauer nunca publicó lo que había averiguado? ¿Se demostró finalmente que era la genética más importante que la crianza, como parecía ejemplificar la inmediata conexión de los trillizos nada más conocerse después de 19 años separados? En una entrevista con el periodista cuando se publicó el artículo original, el psicólogo austriaco afirmaba que publicarían la información "en un año o así", algo que jamás llegó a suceder. Por el contrario, todo es ocultismo.
En una reseña sobre la película publicada en la revista Science, la autora -la genetista de la Universidad de Utah Gabrielle Kardon- escribía: "La ironía de un investigador judío y una agencia de adopción judía llevando a cabo un estudio de gemelos tras las atrocidades efectuadas contra los judíos en la Alemania nazi es evidente, y quizás la razón de que Neubauer nunca publicara el estudio".
En los títulos de crédito del documental, se afirma que finalmente sí se ha dado acceso antes de tiempo a los participantes que lo han solicitado, pero que los datos están "fuertemente censurados" y que no se sabe todavía quiénes formaron parte del experimento. "Podría haber gemelos separados que todavía no lo supieran", dice una de las entrevistadas en la cinta, que participó como jovencísima ayudante de investigación en los inicios del proyecto y desconocer saber cómo acabó.