El pánico cunde en la población con respecto al coronavirus. Es lo que explica que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tuviera ayer que advertir específicamente contra la discriminación a los chinos y a las personas con rasgos asiáticos y también que empresas tecnológicas como LG hayan ya anunciado que no acudirán al Mobile World Congress que se celebra a final de mes en Barcelona.
Pero, al contrario que en otras amenazas de pandemia, —baste recordar la alarmista gestión del virus H1N1 por la entonces directora de la OMS, Margaret Chan— las autoridades sanitarias mundiales están siendo especialmente cautas en esta ocasión.
A pesar de haber declarado al nuevo coronavirus emergencia internacional de salud pública, el organismo sanitario ha desinflado este miércoles la burbuja de la amenaza por el patógeno recién descubierto.
En una nueva comparecencia de prensa, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha subrayado varios datos que ponen de manifiesto que el pánico —y mucho menos el internacional— no está en absoluto justificado.
De hecho, la tasa de mortalidad es menor de lo esperado — se sitúa alrededor del 2%— y las cifras de casos fuera de China es muy baja. En concreto de 191 casos en 24 países, con una sola víctima mortal en Filipinas. La cifra es mucho mayor en el gigante asiático, donde hay 24,363 casos confirmados y 490 muertes. Eso sí, en un país con 1.300 millones de habitantes —11 millones en la ciudad foco de la infección, Wuhan—.
"Sabemos que la mayoría de personas que han fallecido era gente mayor con otras enfermedades de base. Muchos lo han hecho por fallo multiorgánico, como resultado del shock que el virus provoca en el organismo, pero no por culpa directa de éste", han explicado desde la OMS.
Por esta razón, el director del organismo ha insistido en que hay que invertir en prevención y control. "Es tiempo de actuar, no de especular y expandir el miedo", ha declarado.
"Entendemos que la gente está preocupada y es normal. Pero no es hora de tener miedo, es el tiempo para la acción racional basada en la evidencia y la inversión, mientras todavía estemos en la ventana de oportunidad para mantener este brote bajo control", ha añadido.
Por esta razón, la OMS ha pedido un fondo a todos los países miembros de 613 millones de euros, una cifra que consideran alta pero mucho menor que la que habría que invertir si no se hacen ahora esfuerzos para contener la expansión del nuevo coronavirus.
De esta cifra, 54 millones de euros irían destinados al propio organismo, mientras que el resto iría a los países que tienen un mayor riesgo de declarar casos. La OMS ya ha invertido 8,2 millones de euros de su propio fondo de contingencia.
Entre las acciones específicas que va a llevar a cabo, la OMS está mandando 250.000 test a 70 laboratorios de referencia de todo el mundo, así como medio millón de mascarillas, 350.000 pares de guantes, 40.000 respiradores y casi 18.000 guantes de aislamiento.
Por último, y ante preguntas de los periodistas, los responsables de la OMS han reiterado que no existe una cura como tal para el nuevo coronavirus, aunque se está revisando toda la evidencia científica de fármacos que han funcionado frente a patógenos similares.
Además, destacaron que los científicos chinos están intercambiando toda su experiencia con sus colegas de otro países, aunque hay que conseguir reunir la información de forma sistemática.
El tratamiento hasta ahora es que se ha utilizado para muchas otras infecciones similares, el llamado soporte vital y apoyo respiratorio, que hace que sobreviva el 98% de los infectados por el virus.
La OMS no ha querido concluir su rueda de prensa sin mencionar a "los verdaderos héroes de esta situación", los médicos y personal sanitario que se están jugando la vida en los hospitales de China y para los que es imprescindible vestir con equipamiento protector individual.