Su nombre es Adam Castillejo, pero hasta ahora ha sido conocido por el cinematográfico nombre de the London patient: el paciente de Londres. Este venezolano de 40 años con sangre española y holandesa reside en la capital de Reino Unido, y ahí es donde fue tratado con una terapia de vanguardia que lo ha convertido en la segunda persona curada del VIH o, en otras palabras, que ha conseguido eliminar el virus de su organismo.
Bajo su alias de paciente de Londres, Castillejo saltó a la primera plana cuando los investigadores del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y el University Medical Center de Utrecht (Holanda) anunciaron hace un año, prudentemente, que el virus de inmunodeficiencia humana estaba en remisión en su organismo. Ahora, dos años y medio después, cuando sigue sin rastro del VIH en su cuerpo y está considerado oficialmente como "curado", revela su identidad en The New York Times.
"No quiero que la gente piense: 'Oh, has sido elegido'. No, simplemente ocurrió así. Estaba en el lugar apropiado, probablemente en el momento oportuno, cuando sucedió". Y, efectivamente, la sanación de Castillejo ha pasado por dos problemas de salud a vida o muerte: fue diagnosticado como seropositivo en 2003, con 23 años, pero en 2011 se le diagnosticó un linfoma avanzado.
A día de hoy, el VIH en el caso de Castillejo permanece indetectable en sangre, líquido cerebro-espinal, tejido intestinal y semen tras 29 meses después de la interrupción del tratamiento, según el artículo publicado en The Lancet HIV.
Para tratar el linfoma, el venezolano recibió un trasplante de médula ósea por parte de un donante alemán compatible que poseía una mutación, denominada delta 32, capaz de inmunizar contra el VIH. Se trata del tercer caso de remisión a largo plazo del VIH después de un trasplante de esta naturaleza, después de un paciente de Düsseldorf (Alemania) que lleva 14 meses sin virus en ausencia de medicación antirretroviral.
Los investigadores diferencian los conceptos de 'cura' y 'remisión a largo plazo' en función del tiempo transcurrido sin rebote viral desde la interrupción de la medicación, por lo que cuando se publicó inicialmente el caso de Londres se insistió en no hablar de curación.
Pero en el caso de Castillejo, lo que se detectan son niveles muy bajos de genoma de VIH en tejidos linfoides, un material genético defectuoso que no tiene capacidad replicativa y, por tanto, no es infeccioso. El estudio detalla que cuando las personas con infección por el VIH interrumpen el tratamiento, el virus rebota a lo largo de las primeras cuatro semanas.
Estos tres casos sin rebote se deben a que las células del donante son resistentes al virus y, a medida que van reemplazando las células del receptor tras el trasplante, disminuyen las posibilidades de infección para el virus, que acaba desapareciendo.
El antecedente de Berlín
La primera persona oficialmente curada del VIH es Timothy Ray Brown, del que en un principio tampoco se hizo público el nombre. De hecho, durante años fue el paciente de Berlín.
También se parece el caso clínico: Brown padecía una complicada leucemia lo que le hizo requerir de un trasplante de médula ósea y su hematólogo, el alemán Gero Hütter, encontró a un donante que también poseía la mutación delta 32.
El investigador del IrsiCaixa Javier Martínez-Picado ha reconocido pese a los resultados conseguidos que aún quedan ciertas barreras por derribar antes de que la edición genética pueda ser utilizada como estrategia de cura escalable para toda la población".
No obstante, como destacaba Martínez-Picado hace un año, "la principal conclusión que extraemos de toda esta información es que el paciente de Berlín no fue simplemente una anécdota y que es posible conseguir una remisión total del virus".
Desde que se publicó el caso de Timothy Brown, que en la actualidad vive en California y sigue libre del VIH sin necesidad de antirretrovirales- los médicos han intentado replicar la estrategia más veces, aunque el caso de Castillejo ha sido el primero en replicar su éxito.
En 2013, dos seropositivos estadounidenses -a los que también se les detectó y trató de un cáncer hematológico y a los que se denominó como pacientes de Boston- parecieron haberse curado de su infección, pero está reapareció a los meses. En ambos casos, el donante no era portador de la mutación CCR5 Delta 32.
En 2014, un equipo del Instituto Catalán de Oncología (ICO) llevó a cabo una estrategia similar con un paciente de linfoma agresivo al que se sometió a un trasplante de células madre de un donante con la misma mutación.
Aunque el método pareció haber funcionado -tres meses después de dejar de medicarse, el seropositivo seguía sin requerir de sus antiguos antirretrovirales-, el hombre recayó en su cáncer y falleció poco después, por lo que el seguimiento no fue suficiente.