Curar el COVID-19 está fuera del alcance de la medicina en estos momentos, pero conseguir retrasar tanto la duración de la convalecencia como la capacidad de transmisión del nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, serían dos pasos de gigante para tratar de frenar la pandemia y reducir el peligro de colapso de la Sanidad Pública.
Un ensayo clínico, aprobado en "tiempo récord" por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), probará la eficacia de este doble enfoque en un trabajo coordinado por el Departament de Salut de la Generalitat de Cataluña. A este esfuerzo se han sumado instituciones públicas y privadas, y cuenta con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates. Otros dos ensayos similares, precisan, se llevaran a cabo en Australia y en Seattle, EEUU.
La forma de contener la pandemia pasa por tres vertientes, explica en rueda de prensa investigador Oriol Mitjà, del Instituto de Investigación Germans Trias y Pujol: la primera pasa por reducir el número de contactos que puedan suponer un potencial contagio, es decir, el famoso "quédate en casa" y el confinamiento en el hogar; el segundo, el dificultar el contagio en sí con medidas higiénicas como el lavado frecuente de manos; y finalmente, mediante farmacología, reducir el tiempo que dura la enfermedad.
El coronavirus SARS-CoV-2 presenta "una alta tasa de reproducibilidad", apunta Mitjá: cada contagiado infecta de promedio a otras tres personas. En términos relativos, durante los 14 días en los que la enfermedad COVID-19 es contagiosa, un paciente contagiará de promedio al 15% de sus contactos, "en el hogar o en el trabajo". La principal vía de contagio, precisa, son las "gotas orales".
Para este ensayo, se está reclutando a 195 pacientes activos y a 15 de sus contactos, lo que implica una base de 3.000 personas. Tendrá lugar en dos focos bien delimitados en Cataluña: la localidad aislada de Igualada (Conca d'Òdena) y la región metropolitana norte de Barcelona. Las personas enfermas con COVID-19 recibirán darunavir/cobicistat, un medicamento antirretroviral usado con éxito en el tratamiento del VIH. El objetivo es reducir la duración de la patología, que es también el tiempo durante el cual el enfermo es contagioso.
Por el otro lado, los contactos del enfermo serán objeto de un tratamiento profiláctico (post exposure prophylaxis, PEP por sus siglas en inglés) que consistirá en suministrar hidroxicloroquina, una medicación "segura" usada para tratar la malaria y las enfermedades reumatológicas como el lupus o la artritis, y que "evita la fusión del virus", es decir, que penetre en el interior de la célula y se replique provocando la enfermedad.
El ensayo se prolongará durante 21 días. "La visión no es la de curar la enfermedad sino la de parar la epidemia", explica César Velasco, director de l’Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries (AQuAS). Las "bases científicas" detrás del ensayo clínico "son sólidas", sin embargo, y hay "muchas esperanzas" puestas en ello.
Por su parte, la consellera de Salut, Alba Vergés, ha valorado la "total colaboración" entre las instancias nacionales y autonómicas, públicas y privadas par llevar a cabo el ensayo, y ha prometido una "total transparencia" sobre los resultados del ensayo a medida que avance para que, en caso de que resulte exitoso, se apliquen "a todos" a la mayor brevedad.