Si hace apenas dos meses el CIS hubiera incluido una pregunta similar a: "¿Sabe usted cómo se detecta si alguien ha padecido una enfermedad? probablemente el porcentaje de respuestas erróneas hubiera sido muy amplio.
Era la época preCOVID-19 y cualquiera pensaría que eso era algo que sólo tenían que saber los médicos, mientras que los pacientes, siempre habiendo sufrido la enfermedad, tendrían que esperar a que los profesionales le dijeran qué tenían que hacer y les dieran los resultados.
El panorama ha cambiado por completo y ahora es la gran mayoría de la población la que desea saber si ha estado infectada con el nuevo coronavirus Sars CoV-2 y la que no puede saberlo; a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo ya hace semanas que esa era la estrategia adecuada para vencer al virus y de que es lo que han hecho los países más exitosos en esta batalla -Corea del Sur y Taiwán, por poner sólo dos ejemplos- todavía no hay suficientes pruebas para el testeo masivo de la población.
Sin embargo, tanto algunos de los profesionales sanitarios, como las personas que residen o trabajan en residencias de ancianos empiezan a poder acceder a esas deseadas pruebas, como también lo hacen los que acuden a la sanidad privada, aunque sus precios están regulados por el Gobierno y tienen la obligación de compartir con éste todos sus diagnósticos.
Tipos de test
Pero para saber si uno ha pasado el COVID-19 no vale cualquier tipo de test. De hecho, según explica a este diario la presidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), África González, lo ideal sería hacerse dos: la PCR -la prueba que ahora manda y se ve como estándar- y el test de anticuerpos cualitativo, el que cuenta por separado los anticuerpos IgG e IgM.
¿Cuál es el resultado que debería dejar a alguien totalmente tranquilo? Dar negativo en la PCR y positivo en el test de anticuerpos, preferiblemente el realizado con Las técnicas de ELISA e inmunoquimioluminiscencia, ya que la combinación de ambos ofrece una sensibilidad de casi el 100%, según un estudio realizado por investigadores chinos, aunque aún no publicado.
Estos no son los famosos test rápidos de los que el Gobierno ha comprado a China 5,5 millones de unidades. En ellos la muestra se consigue con una simple punción en el dedo y se leen con la técnica inmunocromatografía lateral, algo parecido a una tira como la que se utiliza en los test de embarazo. Como con estos, bastan unos minutos para saber si se han desarrollado anticuerpos frente al virus. Pero la prueba no distingue cuáles.
Excepto las PCR, la mayoría de los test de anticuerpos son de fabricación china o coreana, pero existe una empresa española, Ingenasa, que ya ha producido unos made in Spain, aunque las pruebas para validarse empezaron este mismo jueves y tendrá que pasar algún tiempo hasta que la Agencia Española del Medicamento autorice su comercialización.
El tiempo importa
Pero no basta con saber qué prueba hacerse, sino también cuándo. Así, González subraya que la PCR sólo sirve para detectar al virus. Así, el resultado será negativo si se está sano, pero también si se ha pasado la enfermedad con éxito. De ahí, lo interesante de complementar su uso con las pruebas de anticuerpos.
Pero de estos existen tres tipos, siendo los más estudiados los los dos ya señalados, a los que se añadiría un tercero: los anticuerpos tipo A que, por el momento sólo analiza una prueba y que podrían decir si el virus está o ha estado en las mucosas, un dato sin duda importante de conocer.
La mayoría de estudios publicado apuntan a que las IgM podrían detectarse a partir del día 7 tras la aparición de síntomas y los anticuerpos IgG empezarían a ser detectables a partir del día 14-15. Así, no tendría sentido hacerse sólo este test. Si una persona se hubiera infectado hace menos de siete días, el test daría negativo y el paciente no sería consciente de su enfermedad.
Distintos tipos
Pero además de haber distintos tipos de test, la presidenta de la SEI aclara que, en un mismo grupo -sobre todo en los serológicos- existen muchísimos tipos de kits distintos. Cada uno tiene sus propios valores de referencia, por lo que es interesante que, en una prueba de anticuerpos, figuren cuántos se han detectado y a partir de qué cifra se considera que protegerían.
La portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) María Tomás explica a EL ESPAÑOL que"se necesitan más estudios serologicos poblacionales" que nos permitan "establecer los puntos de corte cuantitativos así como el análisis de la capacidad neutralizante de los anticuerpos".
En cualquier caso, coincide con González que la PCR negativa con anticuerpos G positivos es un dato que puede dar tranquilidad, sobre todo si se han tenido síntomas hace más de 14 días.
En cualquier caso esta especialista en microbiología clínica cree que la realización de técnicas masivas serológicas cuantitativas -las que distingue entre anticuerpos "van a permitir establecer los puntos de corte". Pero eso, advierte, habrá que repetirlos en el tiempo.
La razón: sólo han pasado cuatro meses desde que se conoció -al menos oficialmente- el primer paciente infectado por Sars CoV-2. Suponiendo que siga bien, habrán sido cuatro meses la inmunidad que le hayan otorgado sus anticuerpos y nadie sabe cuánto va a durar ésta, aunque en otros coronavirus como el Sars y el MERS, la inmunidad duraba entre uno y tres años.
Diversas voces autorizadas han señalado esta característica como clave para la dificultad de establecer lo que algunos bautizaron como carné o pasaporte de inmunidad, porque sería un documento sin fecha de caducidad conocida.
Además de la realización masiva de test, la presidenta de la SEI comenta que también nos dará claves sobre eso la llamada inmunidad celular, la respuesta al virus de las células de memoria, los linfocitos T, "que pueden activarse cuando vuelva" el patógeno.