Investigadores del Laboratorio Nacional de los Álamos, la Universidad de Duke (ambas en EEUU) y la Universidad de Sheffield (Reino Unido) han descubierto que una cepa del coronavirus Sars CoV-2, causante del Covid-19, es ahora la dominante en todo el mundo, según una investigación publicada este jueves en la revista Cell.
Se trata de una variante denominada G614, el nombre de la mutación detectada en la proteína S (de spike) del virus, precisamente la que utiliza el patógeno para infectar a las células.
La mala noticia es que esta variante tiene más capacidad de infectar; la buena, que causa una enfermedad menos grave. Es, de alguna forma, una estrategia de supervivencia del virus, que no quiere acabar con sus huéspedes.
Los autores de la investigación analizaron las muestras de una red que comparte los genomas de los virus secuenciados para que los científicos puedan estudiarlos (GISAID) y que por el momento cuenta con más de 58.000 muestras, incluyendo varias españolas.
En el estudio publicado hoy en Cell se ve que la nueva variedad es más infecciosa en cultivos celulares de laboratorio tras haber cambiado en la glicoproteína S de la superfice del virus, la que utiliza para entrar en las células.
El análisis de las muestras ha revelado que desde su aparición ha ido apartando rápidamente a la variante anterior, a la que ha ganado terreno para convertirse en la dominante.
Según el profesor de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Sheffield Thushan de Silva, la nueva variante se asocia a una mayor carga viral en el tracto superior respiratorio de los pacientes de Covid-19, lo que provocaría esa mayor capacidad de infectar.
"Afortunadamente, no parece que esto implique una enfermedad más grave", añade el investigador de la universidad británica.
La bióloga Bette Korber, de Los Alamos, que ha dirigido la investigación, ha declarado en un comunicado: "El proyecto de GISAID nos ha permitido identificar una variante que se ha convertido en la dominante".
Sin embargo, el estudio del genoma del coronavirus ha de continuar para determinar las implicaciones de esta mutación. Lo importante será trasladar estas investigaciones a células que no estén creadas en laboratorio.
De hecho y como resalta Will Fischer, otro de los autores del mismo laboratorio estadounidense, el incremento en la capacidad de infectar del virus se detectó primero en la secuenciación del genoma y luego se confirmó rápidamente en células experimentales.
Este trabajo es uno de los que ha pasado de ser un preprint sin revisar subido a un repositorio, como muchos de los avances sobre el coronavirus, a publicarse en una revista científica muy relevante, lo que confirma la importancia de compartir las investigaciones en lo que es el mayor desafío de la ciencia desde hace más de un siglo.