Cuando a principios de marzo se decretó en España (primero en Vitoria y Madrid y luego en el resto del país) el cierre de todos los colegios las autoridades aplicaron más el principio de precaución que la evidencia científica. Los casos de Covid-19 se estaban disparando y sólo se intuía que el tándem típico en nuestro país de abuelos niños no iba a ser una buena opción a partir de ese momento.
Casi seis meses después de ese cierre de centros educativos, España se enfrenta a la reapertura de los mismos con pocas certezas y una creciente preocupación por parte de padres, médicos y autoridades -cada uno por unas razones- ante el inicio poco definido del curso escolar.
Los acuerdos de la Conferencia Sectorial de Educación, publicados como una Orden el pasado mes de junio es el marco en el que han de basarse las autoridades educativas de cada comunidad para elaborar los protocolos de actuación necesarios, pero estos no profundizan en exceso, coincidiendo sólo en apostar por la modalidad de enseñanza presencial.
El mensaje de Europa
Sin embargo, a la ciencia ya le ha dado tiempo a estudiar cómo es la vuelta al colegio en la era Covid y, por esta razón, el Centro de Control y Prevención de las Enfermedades de Europa (ECDC) ha elaborado un documento sobre el papel de los niños y los entornos educativos en la transmisión de la Covid-19.
Con todas las precauciones que conlleva un informe de este tipo -y sabiendo las sorpresas que ha dado el virus desde su primera aparición- es interesante, no obstante, constatar que el mensaje es muy tranquilizador: que los niños vuelvan al colegio es seguro para ellos y sus familias y así se ha demostrado ya en varios países europeos.
El primer dato que avala la seguridad de los sistemas educativos -siempre con medidas de higiene y seguridad que no están homogeneizadas en los distintos países, aunque coinciden en el refuerzo de la higiene de manos y la distancia social- es el análisis de lo que ha ocurrido en los distintos países que abrieron sus aulas tras los confinamientos, la mayoría más cortos que el español.
Así en la semana del 20 al 26 de julio, el 67% de los países de la Unión Europea y Reino Unido habían reabierto sus colegios, aunque en algunos los niños ya estaban de vacaciones.
Cuatro países -Estonia, Finlandia, Islandia y Suecia- nunca cerraron las guarderías y los dos últimos tampoco clausuraron los colegios en todo el tiempo.
Salvo en Israel, donde la reapertura de los colegios vino acompañada de una segunda ola que los autores de este informe achacan a que coincidió con el levantamiento de las medidas de control en todo el país, en ninguno de los países volver a la escuela ha tenido impacto en la dinámica de la epidemia.
Estas son algunas de las conclusiones a las que llega el trabajo del organismo sanitario europeo:
- La mayoría de los niños no desarrollan síntomas cuando se infectan con el virus Sars CoV-2 y no se sabe cuánto contagian los niños asintomáticos.
-La transmisión de niño a niño en los colegios en infrecuente y no es la causa principal de la infección en niños.
- Los dos países europeos que no cerraron nunca los colegios, aunque implementaron medidas de mitigación para fomentar la higiene de manos, la distancia física o el que los niños quedaran en casa si estaba enfermos, no han presentado más casos de hospitalizaciones pediátricas por Covid-19.
- Los países europeos que han abierto sus colegios parcialmente antes de las vacaciones, siempre con medidas de mitigación de la transmisión, no han sufrido brotes escolares. Sí lo ha hecho Israel.
- Cerrar las escuelas y otras instituciones educativas no es una medida efectiva del control de la transmisión comunitaria de la Covid-19 y medidas de este tipo no implican una protección adicional para la salud de los menores, de los que la mayoría no desarrollan síntomas o sufren Covid-19 muy leve.
- Aunque no se recomienda cerrar los colegios, sí es aconsejable elaborar planes para un hipotético cierre, algo que tendrán que hacer conjuntamente las autoridades educativas y de salud pública.