El riesgo de transmisión del coronavirus Sars CoV-2 es más elevado en espacios cerrados, por lo que has decidido no pisar el cine, el teatro y restringir al máximo tus citas en restaurantes, salvo terrazas.
Pero claro, todavía recuerdas que has estado tres meses confinado, que lo has pasado muy mal y que no hay más que un buen encierro para darte cuenta de lo mucho que se echa de menos a la gente que se quiere, así que optas por una actividad de poco riesgo: reuniones en casa, tranquilas, con familiares y amigos. Reuniones, eso sí, en las que dos elementos brillan por su ausencia: la ventilación y las mascarillas.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad se han declarado casi 2.500 brotes en España desde que acabó el confinamiento, pero las cosas que más nos asustan no son las que originan el mayor número de ellos.
De hecho, a Sanidad le preocupan especialmente los brotes en el ámbito social, que concentran un 32,4 % de los casos y un 32,6 % de los focos, y, entre ellos, los asociados al ocio nocturno y las reuniones familiares y de amigos.
Mientras que los asociados al ocio nocturno se pueden mitigar -o intentarlo- con el cierre de locales ya acordado por Gobierno y comunidades autónomas, mucho más difícil es hacerlo con este tipo de encuentros. Si no se recurre al confinamiento extremo -cosa que parece que se descarta por el momento-, lo máximo que se puede hacer es limitar el número de personas que se pueden reunir en una casa, una medida a todas luces insuficiente.
El portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología Joan Caylà explica a EL ESPAÑOL la solución perfecta para evitar el riesgo de este tipo de encuentros: "aplazarlos".
Pero asumiendo que esto no se haga, ofrece una serie de consejos. Si se hacen reuniones de este tipo hay que hacerlas siempre con los mismos grupos, una norma que debe regir para todos ellos.
Para el director del Instituto de Investigaciones Sanitarias del Hospital, Eduardo López-Collazo, el mensaje es claro: "Las reuniones familiares no son seguras". El experto asegura, además, que es un mensaje que hay que transmitir a la población "tal cual, no con medias verdades". "Si vamos a encontrarnos con personas, vamos a estar expuestos al virus, así que hay que tenerlo claro", insiste.
Tras mucho insistir, el experto se anima a dar algún consejo si alguien se quiere reunir a pesar de los riesgos: estancias ventiladas y siempre con la mascarilla puesta.
Porque López-Collazo tiene claro que si se empieza a hablar sin mascarilla, aunque se mantenga cierta distancia, llegarán los aerosoles y las pequeñas gotitas que transmiten el virus.
Caylà, tras insistir de nuevo en que se trata de una actividad de alto riesgo, comenta una serie de consejos que podrían parecer obvios pero que, visto lo visto, a lo mejor no lo son a ojos de todo el mundo. No darse abrazos ni besos y ser incluso cauteloso a la hora de la nueva forma de saludarse con el codo; evitar sobre todo las reuniones con personas de riesgo, como los mayores y especialmente si hace mucho tiempo que no se les ve.
Pero el epidemiólogo insiste en algo de lo que se habla poco: el tono de voz. "Hay que hablar bajito, preferiblemente sentados en una mesa y separados por más de metro y medio de distancia y, por supuesto, evitar a la gente que tose". Consejos, eso sí, que son siempre secundarios al primario: lo mejor es no reunirse en casas ni en ningún otro sitio.