Poco se sabía del nuevo coronavirus y la enfermedad que causaba entre finales de febrero y abril, pero una noticia alarmante se dio por cierta: los niños eran los mayores transmisores de la enfermedad aunque ellos la pasaran de forma leve. Los meses han acabado con esta idea, pero los pediatras han estado en el ojo del huracán. ¿Había que encerrar a los más pequeños, que alejarles de sus abuelos? Este hecho pone de manifiesto la importancia de esta especialidad. La pediatría es la medicina integral del período evolutivo de la existencia humana desde la concepción hasta el fin de la adolescencia, época cuya singularidad reside en el fenómeno del crecimiento, maduración y desarrollo biológico, fisiológico y social que, en cada momento, se liga a la íntima interdependencia entre el patrimonio heredado y el medio ambiente en el que el niño se desenvuelve. Además de proveer de cuidado preventivo, los pediatras tienen que entrenarse para manejar la enfermedad crónica y aguda. Sin embargo, cada vez más y más niños son derivados a médicos de otras especialidades con un campo de acción orientado a la pediatría, lo que será un problema para los pediatras en el futuro, al que se suma el descenso de la tasa de natalidad en nuestro país.