Ya han pasado más de seis meses desde que se inició el Estado de Alarma en España a raíz de la actual pandemia por Covid-19. Inicialmente, existía una enorme preocupación sobre el contagio por coronavirus a raíz de superficies y objetos o fomites, aunque aún existía una gran falta de evidencia al respecto. De hecho, ahora se sabe que el contagio "aéreo" o por aerosoles sería realmente uno de los principales enemigos a batir, y no tanto las superficies como tal.
Aún así, la limpieza y desinfección de superficies sigue siendo una de las piezas clave de los protocolos de cualquier ambiente laboral o educativo. Y así debería seguir siendo, dado que a pesar de la escasa probabilidad que existe de contagio por superficies, tanto las gotas como los aerosoles pueden depositarse en las mismas, y el riesgo de contagio nulo no existiría en este caso.
En teoría, es posible contagiarse al tocar una superficie infectada, pero muy poco probable. Se necesitarían una serie de eventos coincidiendo a la vez: colocar una cantidad suficiente del virus (carga viral) en una superficie, que dicho virus sobreviviese durante un tiempo determinado, que alguien tocase la superficie en dicho rango de tiempo, y que posteriormente se tocase ojos, nariz o boca sin lavarse previamente. Evidentemente, puede ocurrir, pero es más complicado que simplemente respirar aerosoles o microgotas.
La Covid en superficies
Ya durante el mes de abril, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine sugirió que el nuevo coronavirus puede sobrevivir en plástico y acero inoxidable hasta 3 días, y en cartón hasta 24 horas. Y otro estudio posterior sugirió que el coronavirus podría incluso sobrevivir en las suelas de los zapatos.
Sin embargo, todos estos datos han dado lugar a cierta exageración del riesgo de contagio por superficies. Y así lo sugirió Emanuel Goldman, profesor de microbiología, bioquímica y genética molecular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey. Y así lo indicó en una respuesta propia publicada en The Lancet Infectious Diseases en el mes de mayo, señalando algunos datos interesanes, como el hecho de que el estudio del NEJM usó concentraciones de virus mucho más altas de las que podrían encontrarse en el mundo real.
Según Goldman, la transmisión a través de superficies es posible pero muy pequeña, y solo se daría en casos donde los individuos contagiados tosan o estornudan en la superficie, y que alguien toque dicha superficie tras el paso de apenas una o dos horas. En su opinión, se necesitaría una combinación perfecta de eventos que dificilmente pueden darse en el día a día. Aunque, insistimos, no es imposible.
Por otro lado, cabe recordar que los estudios solo han demostrado que el virus puede permanecer vivo en las superficies, pero ningún estudio ha demostrado que sea infectivo en estas circunstancias.
De hecho, incluso los CDC de los Estados Unidos actualizaron su portal web el pasado mes de mayo a raíz de todos estos hallazgos, indicando que la transmisión por superficies es poco probable. De hecho, existen algunos trabajos puntuales al respecto donde sí se habría documentado un contagio de este tipo: mediante un botón de un ascensor en China, o en un hospital sudafricano donde el equipo médico contaminado pudo ayudar a propagar el virus.
Aún así, en la gran mayoría de los casos, los expertos aconsejan no obsesionarse con las superficies. Sí, es recomendable continuar con los actuales protocolos de desinfección, pero no llevar la situación al extremo, dado que hay otras variantes de contagio a tenr en cuenta: llevar mascarilla, mantener la distancia, ventilar los lugares cerrados, y sobre todo intentar estar al aire libre siempre que sea posible son realmente los factores que estudio tras estudio han demostrado ayudar a reducir los riesgos.
Rociar lejía o cualquier desinfectante por todas partes no es la mejor opción, y de hecho conlleva también riesgos, como irritación de vías respiratorias o dermatitis, entre otros.