Fatiga extrema, aparición súbita de hematomas, algo parecido a la dislexia, problemas de memoria, dolor en la córnea y alucinaciones. Son sólo seis de los síntomas más llamativos que sufren los pacientes de la denominada "versión larga" de la Covid, un colectivo que se siente desatendido y que este martes se hizo fuerte en el programa de Iker Jiménez Informe Covid en el que, teóricamente, el periodista se aleja de los misterios inexplicables. O no.
En esta ocasión, el periodista alavés no recurrió a presuntas virólogas chinas que denuncian sin base científica que el nuevo coronavirus Sars CoV-2 fue creado en un laboratorio y ni siquiera utilizó el condicional en sus intervenciones.
Iker Jiménez se puso serio para dar voz a un colectivo desatendido justo cuando la Covid recibe más atención que nunca, unos enfermos que, por no tener, no tienen ni un nombre corto en castellano -en inglés se habla de Covid long houlers, algo así como "transportistas de la Covid a largo plazo"-.
Como máxima representante de los pacientes estuvo María Eugenia Diez, portavoz del colectivo de Covid Persistente de Madrid, una asociación que se ha unido a las de otras comunidades en Long Covid ACTS, una alianza de colectivos autonómicos que intentan buscar respuesta a lo que padecen, muy alejado de los síntomas clásicos de la Covid.
Esta enfermera de 43 años sufrió Covid en marzo. No requirió de ingreso hospitalario, ni tuvo neumonía bilateral pero, ocho meses después, sigue intercalando bajas con altas y se declara "incapaz de leerse un libro".
Como portavoz de su colectivo, desgranó síntomas que sufren sus miembros y que desconciertan a médicos y pacientes. Algunos llamativos, como el dolor de córnea - "lo que tiene que doler eso", comentaba Jiménez al escucharlo- o la fatiga hasta el punto de "no poder bajar ni a por el pan" y otros escalofriantes, como lo que ella denomina una "dislexia galopante" o confundir un objeto con otro, tal y como hacen las personas muy mayores.
El jefe del servicio de neurología del Hospital Universitario de Albacete, Tomás Segura, es una de las personas que más saben en España sobre las secuelas neurológicas de la Covid y también acudió al otrora programa de misterios y teorías de la conspiración.
Segura es coautor del estudio Albacovid, cuyos primeros resultados se publicaron en la revista Neurology y que analiza el impacto neurológico de la infección en 841 pacientes ingresados por Covid en dos hospitales de la provincia de Albacete. La principal conclusión: son muy habituales.
El especialista explicó que la base de la ubicuidad del coronavirus está en su capacidad para afectar a la célula endotelial, algo que no suele afectar al cerebro pero, en el caso de la Covid, sí lo hace ya que parece fallar la barrera hematoencefálica. "Aunque no es lo más común, se han visto en necropsias restos del virus en el lóbulo frontal y en el tronco cerebral", señalaba Segura.
"Es como un hackeo al sistema, una inflitración a la CPU. ¿Se había visto antes alguna vez?", preguntaba un atónito Iker Jiménez. "En esta proporción, nunca", contestó el neurólogo.
En el programa también participó el coordinador de Urgencias del Hospital Universitario de La Paz, César Carballo, que mencionó ciertas características de estos pacientes de la versión larga de la Covid no recogidas aún en ningún estudio científico, pero que sí se ven habitualmente en la práctica clínica.
Señalaba el médico y asentía María José que este tipo de Covid es más frecuente en mujeres, en personas que no experimentaron con crudeza la enfermedad en sus primeras manifestaciones -muchos ni siquiera estuvieron hospitalizados- y que cuando acuden al médico en la actualidad depende de la sensibilidad de éste para que se les escuche. En muchas ocasiones, sus pruebas clínicas no presentan alteraciones.
"Casi siempre lo achacan al estrés y yo no lo niego. Llevamos siete meses con esto y tenemos derecho a tener estrés. Se nos tacha de necesitar ayuda psicológica y seguramente sea verdad", relataba Diez.
"Yo ahora estoy incorporada, pero ayer estuve de la silla al sofá; siento cansancio, afonía, síntomas que van variando... lo llamamos la montaña rusa", añadía la paciente, que reconocío que la secuela que más le asusta fue la pérdida de capacidad de memoria. "No puedo leer un libro, no me entero, tengo la dislexia subida, confundo objetos al cogerlos. ¿No será un alzheimer adelantado?", se preguntó frente a las cámaras.
Testimonios como el de esta enfermera y los médicos que estuvieron con ella en el programa sirvieron a Iker Jiménez para burlarse de los que menosprecian la Covid. "Esa gente que dice "¡Qué bien, ya la he pasado! o que desea coger la infección para ya no tener que estar preocupados", comentaba el periodista, señalando a María José.
No, las teorías de la conspiración habituales en este programa dieron paso este miércoles a un misterio mucho peor: el que se sabe real, pero se desconoce cómo puede acabar.