Habrá motivos económicos -que los hay- y sociológicos, pero nadie en su sano juicio puede negar que los confinamientos domiciliarios como el que vivió España en son una herramienta eficaz para acabar con el coronavirus Sars CoV-2 y su consecuencia la Covid-19.
Así, no es de extrañar que Asturias lo pidiera para atajar su dramática situación, a pesar de que el Gobierno central se lo haya negado.
Un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas fechado el pasado 26 de octubre confirma la eficacia del confinamiento domiciliario extremo, al demostrar cómo los principales genotipos del Sars CoV-2 que dominaron la primera ola de la Covid en España habían desaparecido a mediados de mayo.
Detrás de este hallazgo está el Consorcio para la Epidemiología Genómica de SARS-CoV-2 en España, SeqCOVID, que ha usado la secuencia del genoma del coronavirus
de veinte mil pacientes para entender cómo el virus llegó a nuestro país y sus patrones de transmisión.
Son muchas las conclusiones que se extraen de su informe Una perspectiva genómica de la pandemia: lecciones en salud pública. Sobre algunas, como el origen del coronavirus en España, ya hablamos en este artículo.
Pero un dato que ha pasado más desapercibido es precisamente cómo se logró acabar con los genotipos que hicieron más daño. Los SEC7 y SEC8 son los principales grupos causantes de la epidemia en España, ya que concentran el mayor número de casos secundarios, es decir, de contagios. Ambos corresponden a grupos filogenéticamente basales asociados a las cepas circulantes en China.
Los autores evaluaron el efecto del confinamiento en la tasa de crecimiento de la pandemia considerando aquellos grupos epidémicos españoles que concentran el mayor número de casos y, por tanto, son los mayores grupos de dispersión en el país.
Se evaluó el impacto de las medidas de confinamiento en los SECs 7 y 8. Para ello se evaluó si existió un cambio en el Re y cuándo se produjo el mismo mediante modelos bayesianos de nacimiento-muerte (birth-death), según se puede leer en el informe.
La variable Re representa el cambio a lo largo de la epidemia del número reproductivo efectivo, o número de infecciones secundarias causadas por cada persona infectada, en un área geográfica determinada. Su valor nos informa directamente de si la epidemia está en fase de crecimiento, decrecimiento o estabilización.
Como se puede ver en el gráfico, el confinamiento fue clave en el éxito de la erradicación de los genotipos más preocupantes.
El trabajo del SeqCOVID no ha dado como fruto sólo este informe. Un análisis genético de muestras de pacientes demostró -en un estudio todavía no revisado y no publicado en una revista científica- que España había sido origen de la cepa del coronavirus predominante en la segunda ola de la Covid en Europa.