La diabetes afecta a más de cinco millones de personas en nuestro país -el 13,8% de la población española-, aunque es probable que su prevalencia sea aún mayor, señalan algunos estudios, debido al gran número de personas sin diagnosticar. Los casos de diabetes se han triplicado en el mundo en los últimos 20 años y se ha convertido en un grave problema de salud en todo el globo.
Además de ser una enfermedad crónica, la diabetes afecta a órganos vitales como el corazón o los riñones y está asociada a multitud de enfermedades graves, por lo que el diagnóstico temprano es de gran importancia para evitar complicaciones. Concienciar a la población acerca de la enfermedad es el propósito del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra cada 14 de noviembre desde 1991 para conmemorar el nacimiento de Frederick Grant, descubridor de la insulina, la hormona que cambió por completo el tratamiento de la diabetes y permitió controlar una enfermedad antes mortal.
Desde la aparición de la insulina en 1921, hallazgo que les valió el Premio Nobel de Medicina a sus descubridores, se ha avanzado en el diagnóstico y los tratamientos hasta que, en la actualidad, la diabetes es una enfermedad controlable y cuyos pacientes pueden vivir con cierta normalidad (al fin y al cabo siguen necesitando recibir tratamiento y hacerse continuos controles de glucemia). El avance más reciente en los tratamientos ha venido impulsado por el desarrollo de algunas tecnologías que permiten obtener más y mejores datos para controlar la diabetes.
Diabetes y Covid
Durante unos meses, el mundo paró para atender a las personas afectadas por la Covid-19, aunque el resto de enfermedades no se detenían. Esta situación ha generado retrasos en el diagnóstico de nuevos casos y en el inicio de los tratamientos pero, además, se ha establecido una alarmante relación entre la diabetes y el coronavirus.
La diabetes es, en sí misma, un factor de riesgo para un peor pronóstico en los enfermos de Covid-19 (doble riesgo de ser hospitalizado y triple de ingreso en la UCI). “Es cierto que casi siempre, en más del 80% de los casos, la diabetes va acompañada de enfermedades neurológicas, cardiovasculares u obesidad y eso es lo que empeora mucho el pronóstico”, explicaba Fernando Gómez-Peralta, jefe de la unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital General de Segovia, durante el Observatorio de la Sanidad de EL ESPAÑOL celebrado en septiembre bajo el título Daños colaterales de la Covid-19: principales patologías afectadas en la pandemia.
Distintos estudios realizados en los últimos meses apuntan a la misma conclusión, que la diabetes está estrechamente relacionada con una peor evolución de los pacientes infectados por Covid-19. En mayo, la publicación que realizó el grupo de trabajo de Mantovani concluía que la diabetes aumenta por dos las posibilidades de pasar la enfermedad en estado severo e incrementa por tres la mortalidad hospitalaria.
Otra investigación publicada este verano en The Lancet estima que un tercio de los fallecimientos que se produjeron en los hospitales de Inglaterra entre marzo y mayo por Covid-19 padecían diabetes, la mayoría del tipo 2 (la más frecuente). El mayor riesgo de mortalidad también queda asociado en este estudio a un peor control de la enfermedad.
El seguimiento de un paciente con diabetes se basa principalmente en el control de la glucosa en sangre de forma regular, lo que conlleva frecuentes visitas a la consulta del médico. Durante la pandemia muchos de estas consultas fueron suspendidas para evitar que los pacientes se expusieran a un posible contagio. Posteriormente, los estudios han demostrado que los pacientes diabéticos son más vulnerables en caso de infectarse de Covid-19.
Una alternativa segura para los pacientes y profesionales
La protección de los pacientes con diabetes ha sido prioritaria durante estos meses y, en este sentido, la telemedicina ha tenido un papel muy importante en el control de la diabetes. Ha sido la alternativa más segura para mantener las consultas regulares sin que el paciente tuviera que desplazarse al centro médico, evitando desplazamientos innecesarios y favoreciendo así el distanciamiento social.
Tanto las consultas a distancia como las herramientas tecnológicas disponibles han sido de gran ayuda para el control de esta enfermedad crónica durante la emergencia sanitaria. En este sentido, las nuevas tecnologías -algunas como la monitorización de glucosa en el líquido intersticial- "han permitido hacer telemedicina de forma eficaz”, aseguraba el doctor Peralta. Se trata de sistemas indoloros que ofrecen información sobre los niveles de glucosa del paciente de manera continua y que, además, pueden transmitir estos datos al profesional sanitario en remoto.
Este intercambio de información entre paciente y médico es una gran ventaja a la hora de controlar la enfermedad, para optimizar los ajustes del tratamiento a partir de los datos obtenidos sobre el día a día del paciente y también en el caso de tener que actuar ante un episodio de hipoglucemia o hiperglucemia.
¿Ha llegado la telemedicina para quedarse?
La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la necesidad de un modelo asistencial más avanzado, en el que la telemedicina sea una práctica habitual. Ésta ha probado ser de gran utilidad durante los primeros meses de la pandemia y, si nos fijamos en los pacientes con diabetes, los sistemas de monitorización se han integrado de forma muy natural con este modelo asistencial, reduciendo a su vez la exposición de los pacientes al coronavirus.
“La utilización de las nuevas tecnologías como parte de los procesos asistenciales en las patologías de nuestra especialidad, puede mejorar la calidad de la atención clínica y optimizar el uso de los recursos sanitarios”, apunta la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición en una encuesta sobre el uso de la teleconsulta durante la pandemia del Covid. El 77,5% de los socios encuestados afirman haber realizado teleconsulta durante los últimos meses, tanto como medida de emergencia como de forma oficial, mientras que apenas el 19,5% disponía de esta opción antes de la crisis.
La conclusión general que se obtiene de este informe es que la posibilidad de hacer telemedicina facilita un acceso rápido a los profesionales sanitarios y, en el caso de los endocrinólogos, que tratan la diabetes, “evita derivaciones innecesarias y modifica la actitud terapéutica inicial del médico de atención primaria en un alto porcentaje de casos”.
¿Ha llegado la telemedicina para quedarse? Profesionales y pacientes abogan en muchos casos por su implantación definitiva, y no sólo como respuesta a la emergencia sanitaria. Además de la diabetes, otras enfermedades podrían beneficiarse de este modelo que, arropado por la tecnología, podría mejorar el acceso y la eficiencia de la atención médica.