Si usted vive en Madrid o en cualquiera de las provincias más afectadas por la borrasca Filomena, probablemente haya tenido que ir a un supermercado estos días y se habrá encontrado con varios estantes vacíos.
Lo que queda más cerca de nosotros es, a la vez, lo que queda más lejos en cualquier proceso de distribución. Con las calles llenas de nieve, las carreteras heladas y personal aislado en sus domicilios o atrapado en furgonetas, es complicado que las cosas lleguen a su destino cuando deben… o al menos cuando nosotros las necesitamos.
Lo mismo pasa en lo referente a la pandemia. Si el arroz no llega al Aldi, tampoco llegan los tests de antígenos ni las PCR a los ambulatorios y no se recogen las ya tomadas. Eso, en el caso de que el propio enfermo haya conseguido llegar al centro de salud.
La enorme nevada se ha llevado por delante la estadística: no hay manera de saber ahora mismo ni en Madrid ni en tantos otros sitios qué fiabilidad tienen los datos recibidos.
No sabemos cuánta gente está en casa con síntomas sin poder desplazarse, cuánta gente ha estado todo el fin de semana sin poder acceder al hospital ni cuánto retraso están acumulando los laboratorios a la hora de entregar resultados. No se puede esperar una burocracia ágil de una zona en estado de catástrofe y, ahora mismo, Madrid lo parece en demasiados barrios y municipios.
Por eso hay que ser precavidos cuando se echa un vistazo a los datos que pasa la consejería de Sanidad: del sábado al martes se han notificado 8.960 casos por los 14.189 de la semana anterior, es decir, un 36,85% menos.
Teniendo en cuenta que veníamos subiendo por encima del 55%, es probable que los datos estén afectados por las pocas pruebas realizadas. Según los datos del ministerio, en Madrid se hicieron 143.928 pruebas de diagnóstico en la semana del 2 al 8 de enero, justo la previa a la nevada.
Son las últimas cifras que tenemos consolidadas. Lo sorprendente de las cifras parciales del sábado 9, día de esplendor de Filomena en la capital, es que solo se procesaron 472 tests de antígenos, por los más de 4.000 de los dos sábados anteriores. En otras palabras, es probable que la gran mayoría de resultados que tuviéramos de esos días fueran de pruebas pasadas.
Algo parecido pasa con las hospitalizaciones. Del viernes 8 al martes 12 se notificaron 929 nuevos ingresos. Si tenemos en cuenta las enormes dificultades durante la tarde-noche del viernes, el sábado y el domingo para circular por Madrid, es normal que los ingresos hospitalarios se desplomen. ¿Cuánta gente ha podido llegar estos días a hospitales sin utilizar el coche, con ambulancias apenas funcionando y teniendo que caminar bajo cero por calles llenas de hielo?
Ahora bien, solo en las últimas 24 horas, Sanidad notifica 447 nuevas hospitalizaciones, prueba de que se está produciendo una acumulación de casos graves que no pueden ser atendidos antes en primaria.
Si el control estadístico de la pandemia tiene pinta de haberse perdido en estos días tan delicados, algo parecido ha pasado con la vacunación. De entrada, hay un problema logístico: las vacunas no solo tienen que estar distribuidas a las comunidades sino que las comunidades han tenido que distribuirlas antes centro por centro.
Si eso no se ha hecho desde el principio -posibles problemas de almacenamiento- durante tres o cuatro días, no ha habido reparto de vacunas a centros… y probablemente no haya habido personal suficiente para vacunar ni hayan podido acudir todos los citados por los problemas de movilidad anteriormente mencionados.
No es que el ritmo de vacunación en Madrid fuera ya antes especialmente ágil -junto a Baleares, es la comunidad autónoma que menor porcentaje de vacunas ha administrado respecto a las que ha recibido-, pero si había idea de acelerar estos días –"vacunaremos mañana, tarde y noche de lunes a domingo", dijo la presidenta Díaz Ayuso recientemente-, la nevada ha arruinado todos los planes: con todo, este martes, el ministerio notificaba 35.949 dosis administradas en Madrid de las 488.041 que se habían puesto en todo el país. Un 7,3% del total.
El viernes se habían administrado 14.152 de 277.976, un 5,09%, así que algo se ha mejorado con respecto a otras regiones, aunque recordemos que a Madrid se le distribuyeron 98.790 de las primeras 743.925 dosis que repartió el gobierno, un 13,27%.
En los próximos días saldremos de este vacío estadístico, sin duda. Conforme las calles se vayan limpiando, será más fácil hacer circular tests, vacunas… y personas. Las ambulancias volverán a funcionar a pleno rendimiento, así como los taxis, y los ingresos volverán a subir.
Las vacunas se irán aplicando al ritmo previsto con anterioridad sin mayores impedimentos. El segundo cargamento de Pfizer y el primero de Moderna ya están listos para distribución cuando en Madrid aún no se ha aplicado la mitad casi del primer cargamento de Pfizer.
Filomena va a ayudar mucho a reducir los contagios relacionados con la hostelería, por ejemplo, pero multiplicará los que tienen que ver con transportes públicos y en cualquier caso es probable que incluso a menos casos detectados, los que aparezcan sean más graves. El tiempo dirá en cualquier caso. A ver si la semana que viene podemos tener una imagen más precisa de la situación.