Reino Unido iniciará en las próximas semanas ensayos clínicos para comprobar la efectividad de fármacos y vacunas contra la Covid-19 en las que se infectará a personas sanas, informó este miércoles el Ministerio de Empresa, Energía y Estrategia Industrial.
En un comunicado, el Ministerio ha afirmado que el país será el primero del mundo que efectúe este tipo de estudios -también llamados "de provocación"- en esta pandemia, después de que hayan sido aprobados por un comité de ética.
A partir de marzo, en torno a 90 voluntarios de entre 18 y 30 años, que serán compensados por su participación, serán inoculados de manera segura y controlada para determinar, en una primera fase, la cantidad mínima de virus requerida para que se genere infección, lo que facilitará después probar vacunas y fármacos.
Cuando se haya determinado ese dato, la intención es administrar vacunas consideradas seguras a un pequeño grupo de voluntarios a los que se infectará con el virus, a fin de comprobar la reacción inmune y que esto sirva para afinar y acelerar los ensayos de los preparados a mayor escala.
La variante del virus con la que se infectará inicialmente a los voluntarios, que están ahora siendo reclutados, será la que circula en el Reino Unido desde marzo de 2020 y que se ha demostrado que es de bajo riesgo para adultos jóvenes sanos, se señala en la nota.
Este tipo de tests suponen una manera mucho más rápida para probar vacunas en experimentación porque no es necesario esperar a que el voluntario quede expuesto al virus de manera natural.
Cuando anunció su intención de someter a la aprobación de los organismos pertinentes este tipo de experimentos, el Gobierno confirmó una inversión de 33,6 millones de libras (37 millones de euros) para estos estudios, que se harán en colaboración con el Imperial College London; la empresa de investigación médica hVIVO, especializada en este tipo de ensayos, y el hospital Royal Free London, de la Sanidad británica.
Las pruebas se desarrollarán en unas condiciones estrictas de control en el hospital Royal Free de Londres. Después de los ensayos en el hospital, los voluntarios serán evaluados durante un periodo de un año.
Lluís Montoliu, investigador en Biología Molecular y Celular en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC), abordó recientemente en un artículo para The Conversation el dilema ético que plantean las pruebas de desafío humano. "Por un lado, la visión utilitarista nos diría que es aceptable poner en riesgo a un número reducido de personas que al infectarse podrían morir (recordemos que este coronavirus, con una cierta probabilidad, es mortal) si con ello logramos avanzar más rápidamente en el desarrollo de vacunas y salvar a muchas más".
"Por otro lado, la visión humanista nos recordaría el primer principio de bioética (de no maleficencia, esto es, no hacer el mal) que debe primar en toda actuación biomédica. Al infectar conscientemente a una persona con un virus potencialmente mortal estamos, sensu stricto, poniendo en riesgo su vida. Desde esta visión no sería aceptable que una o varias personas murieran para salvar a las demás. El fin no justifica los medios. La infección experimental con coronavirus sobre voluntarios sanos vacunados podría ser bienintencionada, pero no sería éticamente justificable".
Los estudios donde se infecta a personas sanas -en lugar de esperar a que se contagien de forma natural, como se ha hecho hasta ahora en el desarrollo de las vacunas anticovid- se usan ya para la generación de vacunas y tratamientos contra enfermedades como la malaria, fiebre tifoidea, resfriado común, gripe o norovirus.