Una de las complicaciones más frecuentes de la diabetes es el edema macular, una afectación que provoca una grave pérdida de visión. Es una de las muchas patologías asociadas a la diabetes, una enfermedad que en este siglo ya se clasifica como una verdadera epidemia: afecta al 9% de la población mundial y ha experimentado un preocupante aumento en las últimas décadas, de 108 millones de casos en 1980 a 422 millones en 2014, según la OMS.
El edema macular tiene una alta prevalencia entre la población diabética, y mayor es el riesgo de padecerlo cuanto más tiempo lleve el paciente sufriendo diabetes. Las cifras expuestas en el VI Simposio Readyt, un encuentro de oftalmólogos celebrado por Allergan, una compañía de AbbVie, señalaban que el 27% de las personas con diabetes tipo 1 desarrolla edema macular diabético en los 9 años siguientes al diagnóstico y el 28% de los pacientes con diabetes tipo 2 lo padece 20 años después.
Una preocupación adicional de los especialistas es que, como consecuencia de la crisis sanitaria y los temores de muchos pacientes a acudir a los centros hospitalarios, muchos pacientes han interrumpido sus tratamientos. De no tratarse, el edema macular diabético puede desembocar en ceguera. De hecho, “la diabetes y el edema macular están considerados la causa más frecuente de ceguera y de discapacidad visual severa. Estamos hablando de una persona que necesita que le ayuden. Son complicaciones muy temidas porque la ceguera se tolera muy mal”, afirma la doctora Maribel López, jefa de la Unidad de Retina del servicio de Oftalmología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.
Prestar atención a los síntomas
La mácula del ojo, localizada en el centro de la retina, es la zona encargada de captar los detalles de nuestro alrededor. Cuando esta parte se inflama debido a la acumulación de líquidos en los vasos sanguíneos que la rodean, se produce el edema macular y “el paciente experimenta una disminución importante en su agudeza visual e incluso puede ver las cosas distorsionadas”, explica la oftalmóloga.
Sus síntomas, la visión borrosa o la aparición de manchas, pueden limitar mucho la vida cotidiana del paciente y “en estadios avanzados, la ayuda de terceros es inexcusable”, añade López. Pero, ¿se puede prevenir? Existen algunos factores de riesgo inalterables, como el tiempo de evolución de la diabetes o el componente genético, pero explica la especialista que sí podemos actuar sobre otros como “el control metabólico de la enfermedad o la hipertensión arterial. Actuando sobre ellos y el estilo de vida podemos mejorar el curso de la enfermedad. No la vas a evitar, pero vas a retrasarla y a disminuir las consecuencias”, asegura.
Si hablamos de prevención, los tiempos de diagnóstico son claves para mantener la enfermedad bajo control. Según la Fundación Diabetes, en España hay más de 5 millones de diabéticos, pero cerca del 40% de los pacientes están sin diagnosticar, por lo que pueden sufrir de edema macular sin ser conscientes de qué lo está causando. La oftalmóloga advierte por ello de la importancia sociosanitaria de esta enfermedad, ya que “es la causa más frecuente de discapacidad visual severa en los pacientes con diabetes tipo 2, y este es el tipo de diabetes más frecuente.”
Una enfermedad irreversible si no se trata
Insisten los expertos en que los pacientes diabéticos deben ser conscientes de que se trata de una enfermedad irreversible, en la que los tratamientos son más efectivos si aplican precozmente. Además, advierte la oftalmóloga, “si se quieren obtener buenos resultados no se puede interrumpir el tratamiento, puesto que se pierde agudeza visual que no siempre se recupera al reanudar el mismo y, por tanto, la calidad de vida empeora”.
Afortunadamente, disponen de tratamientos efectivos para controlar la enfermedad. “El implante de dexametasona (un sistema de liberación prolongada de corticoides) y otras estrategias como son las inyecciones de fármacos antiangiogénicos, el láser o la cirugía'', explica el profesor Alfredo García Layana, director del Departamento de Oftalmología en la Clínica Universidad de Navarra.
La tendencia actual, señala la doctora López, es atender a las características del paciente para escoger el tratamiento que será más efectivo. “El edema macular es un proceso muy complejo, en su desarrollo interviene tanto el crecimiento vascular endotelial como factores inflamatorios”, explica. Dependiendo del factor predominante, se administrará uno u otro.
El tratamiento del edema macular diabético se dirige hacia la personalización e individualización según el paciente y el desarrollo de su enfermedad. Con las pruebas de imagen los diagnósticos son cada vez más precisos, y ahí, señala la doctora, “aparecen determinados signos que nos hablan de un mejor uso de un tratamiento u otro para sacarle el mejor partido en función de las características del paciente”.
La diferencia está en el mecanismo de acción de los fármacos pero también en la duración de los mismos. Existen tratamientos que pueden prolongarse hasta seis meses, lo que “nos permite mantener controlada la enfermedad, que el paciente tenga que acudir con menos frecuencia al hospital, y que haya una mejor adherencia y un menor infratratamiento”, señala García.
Coinciden los especialistas en que disminuir la frecuencia en la administración de los tratamientos mejora la calidad de vida de los pacientes, “reduciendo el absentismo laboral y sus niveles de ansiedad, así como la de sus familiares o cuidadores”, concluye este oftalmólogo. Añade también que ayudaría a reducir la carga asistencial de los servicios de oftalmología que, en la actualidad, son los que más saturación sufren por detrás de traumatología.
Pero la principal preocupación de los especialistas en este momento es la interrupción del tratamiento en algunos pacientes, que han dejado de acudir a sus revisiones por temor a contagiarse de Covid-19 si acuden al hospital. La doctora López manda un mensaje de tranquilidad, pues “se han establecido todas las medidas necesarias para evitar contagios”. En su centro, por ejemplo, se han puesto en marcha dos nuevos protocolos que permiten “diagnosticar y tratar a los pacientes con edema macular diabético en el mismo día”, lo que se ha denominado ‘acto único’. Todo esto, además, en una ‘sala limpia’, un espacio acondicionado para este único fin evitando que los pacientes tengan que entrar a quirófano para recibir su tratamiento. Por el momento, los especialistas celebran “mejoras sustanciales” con la implantación de estas dos prácticas.