El cuidado de la piel es especialmente importante en los meses de primavera y verano, cuando se encuentra más expuesta a las prolongadas horas de radiación solar. La doctora Andrea Combalia, médico especialista en Dermatología y divulgadora en su cuenta de Instagram Piel sana in corpore sano, explica en el libro del mismo nombre y editado por Grijalbo cuáles de los 'ingredientes estrella' de los cosméticos tienen un efecto real en la reparación y protección de la dermis.
"Elegir un producto u otro depende del tipo y del estado de la piel de cada persona, de la zona de la piel en la que se aplique y del efecto que se quiera lograr", expone la doctora en la obra. Un ejemplo: "El ácido glicólico a baja concentración en formato crema hidrata la piel seca, pero a mayor concentración en formato gel es ideal para una oiel con acné. Seleccionar correctamente los ingredientes y las presentaciones de los productos evita muchos errores".
- Alfa y Beta hidroxiácidos: se trata de moléculas ácidas que aceleran "la velocidad del ciclo de renovación de las células" de la piel, y de este modo, realizan una "exfoliación superficial sin necesidad de fricción". Hay tres familias principales, comenzando por los alfahidróxiácidos (AHA) como el ácido glicólico proveniente de la caña de azúcar, el mandélico de las almendras, el málico de las manzanas, el tartárico de la uva y el láctico de Lactobacillus. Son solubles en agua y exfoliantes.
Los betahidróxiácidos (BHA) son solubles en aceite, por lo que son buenos para aplicar en pieles grasas, contra los puntos negros y el acné, y el más famoso es el ácido salicílico. Finalmente, los polihidroxiácidos (PHA) son recomendados para pieles sensibles, a través de compuestos menos conocidos como la gluconolactona y el ácido lactobiónico.
- Retinoides tópicos: son dos formas de Vitamina A con "efectos similares pero no idénticos". La primera es el ácido retinoico o tretinoína, que es un medicamento que se vende con receta, y repara la firmeza de la piel estimulando la generación de colágeno y elastina. También reduce la secreción de grasa y tiene efecto antioxidante. "¡Lo tiene todo!", valora la dermatóloga.
El problema es que puede provocar irritación y terminar siendo "peor el remedio que la enfermedad", por lo que se reserva para tratamientos médicos intensivos. Para uso común se prescribe el retinol, de efectos más atenuados pero igualmente últil contra manchas, acné y envejecimiento de la piel. En ambos casos son fotosensibles, por lo que deben aplicarse de noche, y están contraindicados durante el embarazo y la lactancia.
- Vitamina C: como antioxidante, ayuda a reparar el daño provocado por los radicales libres, e interviene en la síntesis de colágeno y elastina, previniendo y alisando las arrugas pequeñas. Provoca además la inhibición de la enzima tirosinasa, lo que ayuda a unificiar el tono y evitar manchas.
La efectividad de la Vitamina C en un cosmético va a depender "de la pureza, de la concentración y del pH en el cual esté formulada". La recomendación de la especialista es adquirirla en forma pura de ácido L-ascórbico y en envases opacos que garanticen la estabilidad de la fórmula, ya que se deteriora con la luz y el oxígeno.
- Ácido hialuronico: es uno de los ingredientes cosméticos más famosos y nuestra dermis lo produce de forma natural para mantener la piel hidratada y sin grietas, ya que se trata de un polisacárido viscoso con gran capacidad para retener el agua. Según su peso molecular en la fórmula, tendrá efectos a mayor o menor profundidad, cuya eficacia dependerá del tipo de piel.
También se puede inyectar directamente, en un procedimiento que se suele confundir con el del bótox, advierte la doctora. "Sintetizando mucho, el ácido hialurónico rellena e hidrata la piel, mientras que la toxina botulínica relaja los músculos eliminando las arrugas de expresión". Es el compuesto que se suele usar para rellenar pómulos y labios: "¡El uso de silicona líquida está prohibido!".
- Ácidos azelaico y kójico: el ácido azelaico proviene de cereales como el trigo, la cebada y el centeno, y tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antiseborreicas, todo lo cual contribuye al tratamiento del acné y la rosácea. Puede servir como exfoliante alternativo a los retinoides.
El ácido kójico proviene del hongo koji, usado tradicionalmente para la producción de sake, miso o salsa de soja en Japón. Sus efectos cosméticos se descubrieron al observar que las manos de los trabajadores que lo empleaban quedaban inusualmente blancas. Ahora, se aplica como despigmentante y antioxidante.
-Aceites vegetales: se obtienen mediante presión en frío y son ricos en ácidos grasos insaturados como los omega 3, 6 y 9. No se deben no confundir con los aceites esenciales, que se obtienen por destilación y están muy concentrados, por lo que no se aconseja aplicarlos sobre la piel sin supervisión médica.
Así es como se obtienen aceites como el de rosa mosqueta, de borraja, de jojoba, de onagra o de argán, así como el de almendras, aguacate, sésamo o macadamia. Todas estas fórmulas aportan ingredientes bioactivos, pero la dermatóloga recomienda presta atención por ejemplo, al aceite de coco, que es comedogénico y "favorece la aparición del acné y puntos negros si lo aplicamos en el rostro".
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