Los cinco puntos flacos del plan del Gobierno para volver a los estadios
La limitación de aforo, el uso de mascarillas o la prohibición de comer y beber generan ciertos interrogantes para los expertos.
12 mayo, 2021 21:03Noticias relacionadas
Se trata de algo tan deseado por unos como temido por otros: miles de personas en un mismo recinto durante dos horas jaleando a un equipo podría ser la pesadilla recurrente de cualquier médico o enfermero en el último año. Sin embargo, ha llegado el momento y el protocolo de seguridad es sólido.
El Gobierno ha anunciado que los estadios de fútbol de LaLiga (primera y segunda división) se abrirán este fin de semana en aquellas comunidades que se encuentren en fase 1, es decir, que no superen los 50 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días.
"El alcance es muy pequeño, pero tiene su sentido", considera el presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, Juan Francisco Navarro. Precisamente, esta comunidad, junto con Baleares, son las únicas que de momento cumplen el criterio para esta apertura al público de las canchas.
Esta norma "tiene su fundamento" y la ve positiva, pero eso no quiere decir que esté exenta de riesgo. Por eso, el experto realiza varias advertencias. "Un 30% de aforo no deja de ser una proporción alta de ocupación", indica, "probablemente no garantizaría la distancia de seguridad".
No será un problema, en principio: hay un límite de 5.000 personas en estadios cuyo 30% de aforo supere esa capacidad, y los dos equipos de fútbol de primera división (Valencia y Villarreal) la superan con creces.
Quizá sea una situación más delicada en las canchas de baloncesto. Aunque todavía no se ha cerrado el protocolo para la vuelta al público en la ACB, de aplicar la norma del 30% en el Pabellón Fuente de San Luis, 'hogar' del Valencia Basket Club, se pasaría de 8.500 personas a unas 2.500. En un espacio cerrado, además.
Accesos, baños y cafeterías
Pero a Navarro le preocupan más los accesos y otros espacios del edificio como los baños y las cafeterías, donde el riesgo de transmisión es mayor. Al menos estas últimas se sobreentiende que permanecerán cerradas, pues estará prohibido comer dentro de la cancha. En cuanto a las entradas y salidas, confía en que sean "muy ordenadas" para reducir al máximo la posibilidad de transmisión.
Más allá de los riesgos, el médico no le encuentra sentido a la obligación de uso de mascarillas FFP2 dentro de los estadios. "Bien ajustadas, las mascarillas quirúrgicas y las FFP2 aciertan y fallan en lo mismo: parte del aire no es respirado a través de la misma". Recuerda, además, que "lo que da garantía en esos espacios es la difusión del aire, no la protección personal".
Y lo que sigue sin comprender es la toma de temperatura en estos eventos, "que se ha mostrado poco efectiva en cuanto a la detección de posibles casos de contagiadores". No solo por la elevada proporción de asintomáticos sino porque "a partir de 40 años, las personas con la enfermedad pueden tener síntomas con muy poca fiebre".
El preventivista entiende el efecto disuasorio del termómetro infrarrojo, como también entiende las ganas de los aficionados de regresar a sentir la emoción de los goles en directo. Esta medida "mejora la moral de la población y permite terminar la temporada con público". Y recuerda: "Nunca ha sido importante la transmisión en eventos deportivos".