Los héroes del milagro del Marañón: así consiguieron un trasplante único que salvará a decenas de bebés
El trasplante en asistolia y de donante con grupo sanguíneo incompatible a la bebé Naiara abre la esperanza para otros niños que esperen un corazón.
1 junio, 2021 02:02Noticias relacionadas
Hablar de milagros en el mundo de la ciencia no siempre está bien visto. Hay quien piensa -no sin cierta razón- que flaco favor se le hace al método científico cuando se pronuncia esta palabra para describir un suceso extraordinario como es salvar una vida. Pero también los médicos son capaces de hablar de un "milagro" cuando el corazón de un donante vuelve a latir en el pecho de su receptor. Quienes están a cargo de una de estas intervenciones saben muy bien lo que tienen que hacer y lo que pueden esperar, pero aún así admiten que verlo es fantástico. Extraordinario. Cuesta imaginar, por tanto, la sensación que debe invadir a un equipo médico cuando el paciente cuya vida han conseguido alargar es un bebé de dos meses.
Naiara es ese último "milagro" que se ha anunciado esta semana y que ha hecho historia: el primer bebé del mundo que recibe con éxito un corazón parado e incompatible. Sin embargo, este logro no sólo ha salvado la vida de la pequeña, sino que ha dado esperanza a los niños que, como ella, nacen necesitando otro corazón. Por desgracia, los bebés más pequeños son quienes tienen más dificultades para recibir uno de estos órganos.
El Hospital Gregorio Marañón es el responsable del éxito de esta hazaña. Se trata de un centro muy potente en este área: la mitad de los trasplantes cardíacos infantiles que se practican cada año en toda España se hacen en este centro. En los últimos cinco años, ha realizado un total de 41 trasplantes, siete de los cuales se llevaron a cabo el año pasado, pese a la pandemia de la Covid. De todos estos casos, el 35% eran pacientes menores de un año. Es decir, cada año en España unos 15 niños necesitan un trasplante cardíaco.
El milagro de Naiara
La madre de Naiara llegó al área de Corazón Infantil del Marañón cuando todavía la llevaba en el vientre. Durante el embarazo, los médicos habían observado que el corazón de la niña no funcionaba correctamente y la situación estaba empeorando. La mejor opción para Naiara entonces fue nacer de manera prematura en su semana 34, cuando un embarazo puede prolongarse hasta la semana 42. Todavía era pronto para poder operar.
A pesar de que los médicos temieron por la vida del bebé en varias ocasiones, el corazón enfermo de Naiara resistió hasta que estuvo preparada para un trasplante. Su oportunidad para vivir se presentó con el corazón de otro bebé que acababa de fallecer y tenía una edad y un tamaño similar al de la niña. "24 horas antes, Naiara había empeorado mucho y, si no le llegaba un corazón, probablemente hoy no estaría aquí", explica Manuela Camino, jefa de la Unidad de Trasplante Cardíaco Infantil del Hospital Gregorio Marañón.
La bebé fue afortunada por partida doble: no sólo recibió el trasplante a tiempo, sino que hace sólo tres años la intervención que la salvó no habría sido posible. Su donante tenía un grupo sanguíneo incompatible con el de ella y antes de 2018 no podía haber optado a este corazón. En esta fecha se implantó el programa AB0 incompatible: "Cambiaron los criterios de distribución de órganos en niños con menos de 15 kilogramos y ahora los que necesitan con urgencia un corazón esperan menos porque no les penaliza tener un grupo sanguíneo incompatible", cuenta Camino a EL ESPAÑOL.
Pocas posibilidades de sobrevivir
Cuanto más pequeño es el niño que necesita un corazón, más difícil es conseguirlo. En España apenas mueren bebés y, aunque por supuesto esto es algo positivo, los órganos para estos pacientes son escasos. El programa AB0 incompatible, por tanto, dio más oportunidades a estos niños, pero no hubiera sido suficiente para salvar a Naiara. La bebé recibió, además, un corazón en asistolia; es decir, que estaba parado cuando el médico comprobó su validez. Este tipo de trasplante ya se ha practicado en adultos, pero Naiara ha sido el primer paciente infantil del mundo en obtenerlo.
Mientras que antes los trasplantes se obtenían de personas en muerte encefálica cuyos órganos seguían funcionando, ahora es posible trasplantar un corazón que lleva parado unos minutos. "El médico debe reanimar ese corazón con una especie de bomba hidráulica que utilizamos habitualmente en quirófano. Tras bombear sangre al corazón y al organismo, el corazón vuelve a latir", comenta Juan Miguel Gil Jaurena, jefe de Cirugía Cardíaca Infantil del Hospital Gregorio Marañón.
Es decir, salvar a Naiara fue posible por la combinación de los beneficios del programa AB0 incompatible y el primer trasplante en asistolia a un bebé. Este avance abre la puerta a la esperanza de otros niños muy pequeños que en el futuro necesiten con urgencia un corazón. "Estamos aceptando órganos que antes no se aceptaban y eso aumenta la probabilidad de trasplantar a un 50% más de pacientes. Esto nos acerca al ideal: que todo niño menor de un año que necesite un corazón lo reciba", explica Constancio Medrano, director del área del Corazón Infantil del Hospital Gregorio Marañón.
Un trabajo coordinado
El día del trasplante de Naiara, un equipo de médicos salió del Gregorio Marañón a las tres de la tarde para recoger el corazón del donante. Al encontrarse parado, la primera tarea fue devolverle el latido conectándolo a una bomba de circulación extracorpórea que dirige un perfusionista. "Asombrosamente, en menos de un minuto volvió a latir. Aunque bien es cierto que los niños más pequeños aguantan mejor este grado de agresión", recuerda Gil Jaurena.
Medrano compara la jornada en la que se realiza un trasplante con una carrera de Fórmula 1: "En cada parada hay una serie de personas que saben muy bien qué hacer y dónde colocarse". Cuando el grupo que ha ido a comprobar la validez del corazón en donación da su visto bueno, el equipo del Gregorio Marañón debe comenzar la operación para no perder tiempo. De esta manera, un equipo volvía con el corazón preservado en frío mientras el otro empezaba la operación a las ocho de la tarde.
"Es muy importante que el receptor del trasplante entre con antelación en el quirófano. La operación se puede retrasar si hay un contratiempo al traer el órgano, pero si este llega preservado en frío y la intervención no ha comenzado ese tiempo se suma innecesariamente", explica Gil Jaurena. El corazón para Naiara llegó al Gregorio Marañón alrededor de las once de la noche y la operación terminó a las cinco de la mañana con el órgano ya latiendo dentro del pecho de la niña.
El corazón que ahora lleva Naiara estuvo parado en hielo durante cuatro horas, a las que hay que sumar el tiempo que pasó parado en el donante. Gil Jaurena explica que una de las mayores preocupaciones del equipo —aparte de la dificultad de operar a un paciente de tres kilogramos— era que todo ese tiempo hiciera que el corazón finalmente no latiera como ellos esperaban. Afortunadamente, Manuela Camino afirma a EL ESPAÑOL que Naiara se recupera favorablemente: "Tuvo un postoperatorio normal de una cirugía cardíaca y una isquemia. No fue mucho para lo pequeñita que es".
El futuro de Naiara
Naiara deberá tomar medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo de su nuevo corazón y, si todo va bien, hacer revisiones periódicas. "Si superas el primer año, la esperanza media de vida de un órgano trasplantado son 20 años. Para un adulto es un buen pronóstico, pero hay que optimizar muchas cosas para que se conviertan en muchos más en un bebé", explica Medrano. Estos profesionales esperan que en estas dos próximas décadas tengan lugar los avances científicos posibles para mejorar esta previsión, y todo invita a pensar con optimismo.
Los avances en Cardiología Infantil llegan más tarde que para los adultos por dos razones principales: la primera es que las operaciones cardíacas en niños son menos frecuentes —representan un 10% de las que se realizan en adultos— y la segunda es que son casos más complicados porque la gran mayoría se deben a enfermedades congénitas y el instrumental debe adaptarse al pequeño tamaño de estos pacientes. Para hacernos una idea, los profesionales destacan que el corazón para Naiara tenía el tamaño de una ciruela.
De todas formas, el área del Corazón Infantil del Hospital Gregorio Marañón ha sido un espacio en el que se han dado varios hitos pioneros en los últimos años: el primer trasplante AB0 incompatible, colocaciones de válvulas por cateterismo, la práctica de la Cardiología fetal… Estos expertos miran al futuro con esperanza y, sobre todo, en los campos de la genética, la terapia celular y, por supuesto, las nuevas tecnologías como la impresión 3D.
El paso de Naiara por el área del Corazón Infantil no ha terminado: comenzó en el útero de su madre y continuará hasta que transite a la medicina para adultos. El hospital sigue los casos de estos niños y sus posibles necesidades en cualquier aspecto de la salud, pero también asiste a sus familias. "Para tener un área como esta se necesita mucho soporte. No se podría lograr sin un sistema de sanidad pública, sin un modelo de gestión como la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y una sociedad tan concienciada con estas intervenciones como es la española", finaliza Camino.