El verano se acerca como un negro nubarrón desde el horizonte de aquellos que se dedican al seguimiento de la pandemia. Epidemiólogos y especialistas en Salud Pública llevan meses en los focos de la atención mediática pero, como la troyana Casandra, que tenía el don de la profecía y la maldición de que nadie hiciera caso de sus predicciones, se sienten poco escuchados y mucho menos comprendidos, llevándose las manos a la cabeza al ver medidas como las pactadas este miércoles en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Ahí, Ministerio de Sanidad y Comunidades Autónomas acordaron una Declaración de Actuaciones Coordinadas como respuesta a la Covid-19 en el que se incluía la apertura del ocio nocturno con niveles de alerta medios y bajos. Así, regiones con una incidencia acumulada a 14 días de hasta 150 casos por 100.000 habitantes o con las UCI ocupadas al 15% con pacientes Covid, podrán abrir el interior de bares y discotecas.
"Es muy pronto para abrir la mano", lamenta Jesús Molina, portavoz y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. "El ocio nocturno va destinado a un público que todavía no está vacunado, las personas menores de 50 años. Esto va a hacer que la transmisión del virus continúe. Posiblemente, con menor impacto clínico, ya que tenemos mucha población vacunada, pero hay que tener en cuenta que la eficacia de las vacunas no es del 100%".
Molina agradece que, por una vez, las medidas propuestas "sean de obligado cumplimiento", aunque duda de que las comunidades hagan caso. De hecho, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha señalado este jueves que no acatarán estas medidas ya que "no ha habido unanimidad [en el Consejo Interterritorial de Salud] y, por tanto, no se está obligtado a cumplir algo que, a nuestro juicio, es absolutamente insensato y perjudicial".
Madrid ni siquiera podría abrir, con los indicadores actuales, su ocio nocturno. Los niveles de riesgo alto y muy alto (la región tiene una tasa de incidencia de 160) no tendrían permitido la apertura de los interiores de los establecimientos de ocio y restauración. En el caso de comunidades de riesgo medio, deberán aplicar indicadores complementarios –como la tendencia de los casos diagnosticados, el número de casos sospechosos por cada uno confirmado o el porcentaje de hospitalizados que ingresan en UCI– para valorar la apertura de los establecimientos.
Trasvase de incidencia entre comunidades
Molina, más allá de extremos, considera que es pronto para abrir el ocio nocturno "incluso para regiones en riesgo bajo y las que están en nueva normalidad", dada las características de la población que acude a bares y discotecas. Con una salvedad: la única región que, a su juicio, podría plantear esa apertura es la Comunidad Valenciana, "porque lleva mucho tiempo con datos bajos de incidencia", desde el 15 de marzo está por debajo de 50, lo que implica que esta bajada no es puntual ni es "un punto de corte artificial".
Sin embargo, hasta esta apertura única tiene un peligro: si Valencia abre, "¿qué van a hacer los madrileños? Habrá un trasvase de población de áreas con mayor incidencia a las otras, y la de estas irá aumentando". Para este preventivista, el momento de abrir el ocio nocturno debería darse cuando alrededor del 70% de sus usuarios estuviera vacunado.
Para otros especialistas, el problema no es tanto la apertura o no sino las características de los locales y de su uso. Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología, explica que la mascarilla "es especialmente importante en sitios donde sea difícil cumplir con otras medidas pero, en local de ocio, donde se permite la bebida, la gente va a acabar quitándosela".
Con todo, cree que no se trata de que una sola medida se cumpla o no, sino del conjunto. "Quizá en locales con mejor ventilación, donde se cumpla la distancia entre personas y sea complicado llevar mascarillas pueda ir mejor" pero vuelve a recalcar: se trata de "las características del local las que suponen un problema".
La dicotomía: ¿salud o economía?
Por su parte, José Jonay Ojeda, vocal de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, no se muestra tan drástico y recomienda esperar a que la Declaración de Actuaciones coordinadas sea publicada en el Boletín Oficial del Estado "y veamos en qué términos queda".
Se muestra favorable a esta obligatoriedad de las recomendaciones ya que, en la actualidad, se da la paradoja de que "un territorio con un nivel de riesgo más alto puede aplicar medidas más laxas que otro”, rechazando entrar de nuevo en un debate "entre salud y economía".
Aunque reconoce los riesgos de que sean precisamente las personas no vacunadas las que disfruten del ocio nocturno y ve difícil que se vacune a buena parte de la población de entre 20 y 30 años en los dos próximos meses, con un previsible aumento de los contagios, ve el nuevo ‘semáforo’ de las administraciones como "prudente".
Ojeda se muestra razonable, señalando que "hemos ido aprendiendo en estos meses de pandemia; no podemos poner policía en todos los lados y de ahí la importancia de que transmitamos el mensaje de que el virus no se ha ido y que, en interiores, no nos podemos quitar la mascarilla donde el riesgo aumenta de forma importante. Las personas debemos tener en cuenta que, en los lugares cerrados, este riesgo va a existir".
Noticias relacionadas
- Las terrazas de los bares en Madrid ampliadas por la Covid cerrarán a las 00:00 h para reducir ruidos
- El ocio nocturno cree que un 40% de los locales decidirá no reabrir en las condiciones acordadas
- Vuelven las discotecas a la Comunidad Valenciana, pero sin bailes: los 'pubs' estudian recurrir en los tribunales