Sergio Busquets, el capitán de la selección española, dio positivo por coronavirus el pasado domingo. Los futbolistas restantes, que forman parte de la misma burbuja, son considerados contactos estrechos y estarán aislados hasta el primer partido de La Roja en la Eurocopa, el próximo lunes 14 ante Suecia.
Tras este caso, el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ha defendido la vacunación de los compañeros, futbolistas y trabajadores de la burbuja de La Roja que está concentrada en Las Rozas, que podría ser este miércoles. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, no se ha mostrado en contra atendiendo a la excepcionalidad del asunto. La Comisión de Salud Pública, que reúne a los técnicos del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas, no se ha pronunciado al respecto.
Con un test de antígenos cada día y una PCR cada 48 horas, la evolución de los jugadores está controlada. Su vacunación ya fue pedida por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales.
La idea de vacunar de urgencia a la selección española no tiene mucho sentido si nos atenemos a lo que sabemos tanto de la Covid-19 como de las vacunas. A los jugadores se les inoculará el suero de Janssen, que consiste en una única dosis, si bien la guía técnica de la vacuna indica claramente que "se debe posponer la vacunación de las personas en cuarentena (por ser contactos de un caso confirmado) hasta que dicha cuarentena finalice".
Las recomendaciones actuales de aislamiento indican una duración de 10 días. Busquets dio positivo el pasado domingo, 6 de junio, por lo que los jugadores deben estar hasta el día 17 en cuarentena. Ese mismo día, si seguimos la guía aprobada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, deberían recibir la vacuna siempre y cuando no hayan dado positivo en ningún test diagnóstico.
Stricto sensu, eso también querría decir que se perderían el primer partido de la Eurocopa, como así lo han hecho en el España-Lituania de este martes, jugado por los componentes de la selección sub-21. Sí que podrían jugar los partidos contra Polonia (19 de junio) y Eslovaquia (23 de junio), y subsiguientes.
La vacuna tarda dos semanas en ser efectiva
Hay una segunda razón, más poderosa, para no vacunar a los jugadores de la selección española, y es que las vacunas no muestran efectividad hasta pasados al menos 10 días del pinchazo. De hecho, la eficacia se ha medido a partir de los 14 días de inoculada, por lo que hasta el día 18 no estarían protegidos convenientemente. Tal y como explica la guía: "Con los datos disponibles no se puede asegurar la protección óptima hasta 14 días después de la administración de la dosis". Además, esta eficacia "es mayor a medida que pasa el tiempo hasta los 58 días". La carrera de las vacunas es de fondo y las decisiones precipitadas no encajan bien en su camino.
Con estas dos razones, si Busquets ha transmitido el virus a alguno de los jugadores este podría desarrollarlo entre esta semana y la próxima, a pesar de estar vacunado. El periodo de incubación del virus supera los 5 días desde la exposición en el 50% de los casos, y el 95% de ellos se desarrolla dentro de los 11,7 días siguientes. Por tanto, hasta el día 18 cualquier futbolista que haya estado en contacto con el capitán de la selección española podría incubar el virus, con vacuna o sin ella.
Una razón más para desestimar una vacunación de emergencia está en el hecho mismo de que las vacunas actuales no están diseñadas para evitar la transmisión del virus. Ni siquiera para evitar la infección: su objetivo es que, en caso de contraer el SARS-CoV-2, este no desarrolle la enfermedad. El aislamiento parece la única opción factible para garantizar la seguridad de futbolistas y trabajadores.