La Covid no nos deja ni un momento de calma. Las palmaditas en la espalda por la buena marcha de la vacunación y por un descenso (nunca lo suficientemente pronunciado) en los casos ha dado paso, en las últimas semanas, a un caos de incidencias nunca antes vistas entre los jóvenes y a un temor por las consecuencias de la aparición de la variante Delta. De hecho, según los últimos datos de Sanidad, la incidencia acumulada a 14 días entre la población de 20 a 29 años se ha disparado hasta los 717 casos por 100.000 habitantes.
Ya hay un 40% de personas vacunadas con pauta completa, porcentaje que se acerca al 100% en los grupos de edad más vulnerables excepto en uno. Prácticamente todas las personas de 70 años en adelante están adecuadamente protegidas. Ocho de cada diez individuos de entre 50 y 59 años también tienen las dos dosis. ¿Y los de entre 60 y 69? Ahí está el problema.
Según los datos más actualizados del Ministerio de Sanidad, hay más de 2 millones de personas en esta franja de edad que solo han recibido una dosis (y casi 300.000 que no tienen puesta ninguna). Esto se debe a que este grupo fue el que se decidió que recibiera la vacuna de AstraZeneca, cuya segunda dosis se administra 12 semanas después de la primera, es decir, a los tres meses.
Después de la polémica surgida en torno a los casos de trombosis provocados por Vaxzevria, que así se llama esta vacuna, se decidió dejar elegir a los ya vacunados si recibir el refuerzo con el mismo suero o con el de Pfizer y BioNTech, la vacuna con mayor disponibilidad en España y en Europa, que además ha demostrado una gran seguridad y eficacia. Pero el espaciado entre una y otra dosis sigue siendo de 12 semanas.
La llegada de la variante Delta ha preocupado a expertos y administraciones. Los primeros datos provenientes de Reino Unido demuestran que las vacunas siguen siendo eficaces: la protección frente a enfermedad sintomática solo disminuye ligeramente, del 88% al 80%, cuando se tienen puestas las dos dosis de la vacuna. La cosa cambia si solo se ha recibido una: la eficacia baja del 49% al 31%.
Esta variante ya supone el 10,8% de las muestras del virus secuenciadas en la última semana en España. La previsión del Centro Europeo para el Control de Enfermedades es que sea predominante en agosto. Algunas comunidades, viéndole las orejas al lobo, han adelantado la segunda dosis de AstraZeneca a 11 o 10 semanas. Castilla y León, incluso, la ha adelantado a 8 semanas. Sin embargo, la explosión de casos que hemos vivido entre los jóvenes en los últimos 15 días llama a tomar medidas más drásticas. Por ejemplo, administrando una segunda dosis de Pfizer a las 4 semanas, sin esperar a las 12 prescriptivas.
Vacunas y anticuerpos
Ya hay datos que avalan su uso. El estudio Com-Cov, llevado a cabo por la Universidad de Oxford, indica que esta segunda dosis de Pfizer al mes de inocular Vaxzevria genera una mejor respuesta de anticuerpos neutralizantes que administrar la de AstraZeneca en el mismo plazo. Queda pendiente comparar con las segundas dosis aplicadas a las 12 semanas, pero ya es un buen comienzo que, con la urgencia de la situación actual, debe tomarse en serio.
"En mi opinión, debería ofrecerse Pfizer al grupo entre 60 y 69 años sin esperar a las 10 semanas de la primera dosis de AstraZeneca", apunta María Elisa Calle, profesora titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Complutense de Madrid.
"Los datos del estudio de Oxford, el estudio Com-Cov, indican que combinar estas dos vacunas en un intervalo de cuatro semanas aumenta la respuesta inmune. Dado que este grupo de edad no está completamente vacunado y que puede estar en riesgo debido al enorme incremento de casos de estas últimas dos semanas, me parecería muy conveniente proceder a vacunarlos cuanto antes y con la vacuna ARNm", afirma.
Por su parte, el vacunólogo Fernando Moraga-Llop no ve con malos ojos esta opción, si bien indica que este estudio mide solo la inmunogenicidad, es decir, niveles de anticuerpos, mientras que queda por determinar cómo afecta eso a la protección frente a la Covid.
En cambio, se inclina por la opción intermedia: dos meses en lugar de tres. "Es evidente que la segunda dosis se tiene que adelantar a ocho semanas", independientemente de que sea AstraZeneca o Pfizer. "Es un intervalo razonable".
Sí insiste en que la prioridad sigue siendo vacunar a los mayores. "Si se puede simultanear con la vacunación entre los 16 y 29 años, perfecto, pero no debemos olvidar a estos grupos. Hay un 45% de mayores de 40 años que no tiene la pauta completa".
Incertidumbre a largo plazo
Más conservador se muestra Julián Domínguez, jefe del servicio de Medicina Preventiva del Área Sanitaria de Ceuta. "Estamos perdiendo la perspectiva. El objetivo es tener inmunidad a largo plazo. Con los datos que tenemos parece que es mejor plantearse la posibilidad de adelantar [la vacuna de] Pfizer, pero creo que hay que esperar un poco".
Domínguez detalla que esa respuesta de anticuerpos decrece con el tiempo, por lo que genera incertidumbre de cara al futuro. "Estamos intentando extrapolar el nivel de anticuerpos a inmunidad pero nos hace falta tiempo para saber con exactitud cuáles son las respuestas de anticuerpos neutralizantes y tiempos de protección con anticuerpos y con inmunidad celular".
Por ello considera que "hay que respetar" los estudios experimentales de inmunidad llevados a cabo con la vacuna de AstraZeneca, que indicaban que su máxima protección se generaba al espaciar las dos dosis 12 semanas. "Debe imperar la prudencia".