Descubierto un nuevo tipo de 'colesterol bueno': cuida tu hígado en lugar de dañarlo
Lo produce el intestino y bloquea las señales bacterianas intestinales que pueden causar inflamación en el hígado y enfermedades hepáticas.
27 julio, 2021 00:09Noticias relacionadas
Aunque llamarles "colesterol bueno" y "colesterol malo" a las partículas transportadoras de colesterol HDL y LDL respectivamente es en realidad un concepto erróneo, la verdad es que a la hora de explicar una analítica de forma muy simplificada son acepciones aceptadas y muy usadas.
Hoy en día se sabe que el colesterol HDL o "colesterol bueno" no es tan bueno como se pensaba, y diversos estudios han relacionado un exceso de esta partícula con diversos perjuicios.
Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revista Science ha encontrado un nuevo beneficio, más allá de la supuesta protección cardiovascular: proteger al hígado contra la inflamación.
El colesterol HDL se conoce principalmente por su función de absorber el colesterol sanguíneo y transportarlo hacia el hígado para su eliminación. Por ello, supuestamente, a mayor cantidad de colesterol HDL, más eliminación de partículas de colesterol, y mayor protección cardiovascular.
Pero en este nuevo trabajo los investigadores han ido más allá. Han identificado un tipo especial de colesterol HDL denominado HDL3. Este "nuevo" colesterol bueno, cuando es producido por el intestino, bloquea las señales bacterianas intestinales que causarían inflamación en el hígado o hepatitis.
Si no se bloquean, estas señales bacterianas viajan desde el intestino hacia el hígado, donde se activan las células inmunes que desencadenarán un estado inflamatorio y, por tanto, un daño en el mismo hígado.
Como bien recuerda Gwendalyn J. Randolph, Ph.D, autora principal del estudio, aunque el colesterol HDL es considerado protector del corazón, los fármacos que aumentan los niveles del mismo no solo no han demostrado beneficios, sino que algunos de ellos se han relacionado con aumento de mortalidad.
Sin embargo, el colesterol HDL3 sería diferente. Elevarlo de forma específica en el intestino sí podría ser beneficioso y lograr protección frente a las enfermedades del hígado.
Intestino y los daños en el hígado
La clave del asunto estaría en las bacterias intestinales: cualquier tipo de daño intestinal puede afectar a la forma en que un grupo de bacterias, las gramnegativas, afectan al organismo en general.
Dichos microorganismos producen lipopolisacáricos, un tipo de moléculas inflamatorias que pueden viajar hacia el hígado por el torrente sanguíneo venoso, concretamente mediante la vena porta. Esta vena es un vaso principal que suministra sangre al hígado y transporta la mayoría de los nutrientes hacia el mismo tras la absorción de los alimentos a través del intestino.
Esta conexión, la vena porta, no solo suministra nutrientes desde el intestino, sino también sustancias producidas por el microbioma intestinal. Si estos microorganismos crean moléculas inflamatorias, estas viajarán directamente al hígado y podrán activar a las células inmunes, que en consecuencia desencadenarán la inflamación hepática.
Y ahí esta la clave entre el intestino y el hígado: el microbioma intestinal tendría un papel esencial dentro de las enfermedades del hígado, incluyendo el hígado graso y la fibrosis hepática.
De hecho, Randolph se interesó por esta relación tras objetivar que algunos bebés prematuros con una afección llamada enterocolitis necrotizante, una inflamación del intestino, llegan a desarrollar enfermedades del hígado incluso tras someterse a cirugías muy invasivas para retirar parte del intestino afecto. Incluso cuando la cirugía ha sido exitosa y sin complicaciones.
Para ello, Randolph y sus colegas estudiaron la relación en un modelo de ratón con esa enfermedad: extirparon una porción del intestino delgado de los ratones y estudiaron la fibrosis hepática resultante.
Según sus hallazgos, y en base a anteriores estudios que ya mencionaban cierta relación entre el colesterol HDL y la relación intestino-hígado, llegaron a la conclusión de que el mencionado HDL3 se movía directamente desde el intestino al hígado mediante la vena porta. En otros tejidos, el colesterol HDL viaja mediante el sistema linfático, pero este sistema no une el intestino con el hígado. Por ello la vena porta sería la clave.
Gracias a herramientas de rastreo, fue posible iluminar los diferentes órganos para identificar el HDL3 y seguir su camino entre el intestino y el hígado. Durante este "viaje", el HDL3 se une a la proteína LBP, la cual se une al lipopolisacárido dañino y bloquea la activación de las células inmunes del hígado. Y por tanto la inflamación de este órgano.
De hecho, los investigadores también han demostrado que si se reduce HDL3 en el organismo, las lesiones en el hígado empeoran; por ejemplo, cuando se extirpa parte del intestino mediante una cirugía.
En ratones ya existe un fármaco capaz de aumentar HDL3 de forma artificial, con buenos resultados. De momento, no está disponible en humanos, y será un tema de estudio para el futuro.