El investigador Vicente Larraga, que lidera desde el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC) el proyecto de una de las tres candidatas españolas a vacuna de la Covid-19, se muestra "optimista" frente a noticias como el freno al ensayo clínico del fármaco de su colega Mariano Esteban por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Sin embargo, no cree que ninguno de estos proyectos llegue a la fase III o "de campo" en los próximos meses.
"La ciencia es una carrera de obstáculos, hay que saltarlos y saltarlos bien", defiende el científico. El problema, sin embargo, es que las nuevas formulas ya no se pueden probar "ni en España, ni en Europa ni en Estados Unidos" dada la imposibilidad de reclutar a suficientes voluntarios que ni estén ya vacunados ni hayan contraído ya la Covid previamente. "Habría que irse a África o a Sudamérica", apunta.
Por tanto, hablar de plazos es "un poquito más complicado", según Lagarra, que espera contar para final de año con suficiente información como para cimentar la viabilidad del proyecto. El investigador aboga además por la necesidad de tener "nuevas y mejores vacunas" que abaraten el precio y simplifiquen su aplicación para asegurar una cobertura mundial más equitativa. "A partir de otoño del año que viene tendremos nuevas vacunas, pero no serán españolas", vaticina.
La vacuna en la que trabaja su equipo precisamente mejoraría la estabilidad de la fórmula. En lugar de basarse en la tecnología del ARN mensajero, "introduce en la célula la molécula anterior, el ADN" para codificar directamente una versión atenuada de la proteína S o 'spike' del coronavirus SARS-CoV-2, la 'llave de entrada' de la infección. Esto permite al sistema inmune reaccionar y desarrollar una inmunidad que posteriormente protegerá al organismo.
"El ARN es una molécula inestable, pero el ADN estable y muy resistente", explicaba Larraga en La SER, al tratarse del 'andamiaje' de la vida. "La gran diferencia es que no necesitaríamos mantener la cadena de frío y depender de una gran infraestructura que no existe en la gran mayoría de países". Además, al ser una vacuna de ADN sintética, podría modificarse con rapidez para adaptarse a las nuevas variantes.
Los investigadores españoles siguen pendientes del dictamen de la AEMPS sobre el proyecto de Esteban antes de decidir si autoriza o no que se inocule la vacuna en humanos. Se trata de un proceso rutinario: aunque el CSIC desvincula el proyecto de vacuna MVA-COVID19(S) de las lesiones pulmonares detectadas en la autopsia a uno de los monos usado para el experimento, el organismo regulador todavía está recopilando información para decidir si permite pasar a la fase de prueba con pacientes humanos.
En una entrevista con el propio CSIC del pasado febrero, el propio Larraga defendía la necesidad de una industria nacional de vacunas. "Esto va para largo y no podemos depender del exterior porque los intereses de otros no coinciden con los nuestros. Desde la capacidad de fabricar mascarillas hasta las vacunas, hay que reindustrializar España, y esa reindustrialización debe basarse en la innovación. Eso se consigue con investigación. En el siglo XXI, si no tienes el conocimiento, vas a ser un país muy subsidiario. No tengo manía a los bares, pero ya toca cambiar el modelo".