Al igual que a los artistas, en las entrevistas promocionales de su disco o película, se les acaba preguntando por sus siguientes proyectos, la gente ya comienza a cuestionarse qué forma tendrá la sexta ola de la Covid-19 aunque sigamos en la pendiente descendente de la quinta. Porque una cosa parece clara: haberla, la habrá.
O eso es al menos lo que ha señalado esta semana la investigadora del CSIC Margarita del Val. "Las oleadas van a seguir", apuntó en un programa de televisión, e incluso se atrevió a vaticinar una fecha: finales de septiembre, "en cuanto entre un poco el fresco por las noches, vamos a empezar a meternos en interiores". Y ahí, si no hay mascarillas o buena ventilación, el SARS-CoV-2 es imbatible.
Apenas quedan 20 días para que se cumpla la premonición de la popular científica, aunque no todos están de acuerdo con sus predicciones. "A Margarita del Val la admiro por su trabajo, coincida o no con sus opiniones", indica el experto en Salud Pública Antonio Cabrera de León antes de analizar cuándo llegará esa presumible sexta ola.
"Más que en el frío, yo estaría atento a los probables brotes unos días después del puente del 12 de octubre, las celebraciones del 1 de noviembre o el puente de la Constitución". Es decir, algo más adelante. La experiencia de la segunda y tercera oleadas del coronavirus –que comenzaron tras periodos festivos– es clara.
Cabrera de León, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de La Laguna, considera que, de llegar una nueva ola a finales de septiembre, "sería más por la actividad docente". En ello coincide con las palabras de la coordinadora de Urgencias Pediátricas del hospital Gregorio Marañón, Paula Vázquez, que ya apuntó a este periódico en agosto que el regreso a las clases este año sería distinta a la del pasado.
"Volveremos a tener otro pico [de contagios] con la vuelta al colegio, los menores de 12 años sin vacunar y los de 6 sin mascarilla; va a haber mucha transmisión", explicó, indicando además que el mito de que el niño no contagiaba ya es historia: así se ha visto en la quinta ola.
Algo similar ha apuntado también Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, que ha indicado a este medio que "con la situación en la que estamos, con el inicio escolar y la población menor de 12 años sin vacunar, con la de 12 a 19 años vacunándose e iniciándose un periodo de resfriados y gripes más frecuentes, está claro que la sexta ola puede ser factible".
No obstante, Cabrera de León se muestra más optimista y no cree que haya que temer el regreso a las aulas. "En 2020 la segunda ola llegó desde el verano e iniciamos el curso en plena ola. Estábamos muy, muy preocupados". Con la buena organización docente y medidas de prevención tales como mascarillas y grupos burbuja "no hubo ola atribuible a la escolarización".
Se muestra escéptico con la inevitabilidad de la sexta ola. "Ni sé si habrá una ni cuándo llegará". No obstante, tenemos un arma potentísima contra la misma. "Hemos avanzado muchísimo en la vacunación y, si no se propaga una nueva cepa más virulenta que la actual Delta, es posible que ya no alcancemos nuevas olas aunque siga habiendo brotes numerosos".
Las nuevas variantes Lambda y Mu
Delta ha hecho sudar tinta a las administraciones sanitarias. Cuando la cuarta ola nos daba una idea de que las tormentas perfectas eran cosa del pasado y nos reflejaba una perspectiva de mar en calma hasta que se completara la vacunación, dicha variante volvió a encabritar las aguas, dejándonos una señal clara de advertencia: no hay que fiarlo todo únicamente a las vacunas.
Las variantes C.37, Lambda, y B.1.621, Mu, no son precisamente nuevas. Se conocen desde principios de este año. Sin embargo, hay sido en las últimas semanas cuando la Organización Mundial de la Salud las catalogado como 'de interés' (es decir, que hay que vigilarlas de cerca).
Ambas han causado estragos en Latinoamérica. Lambda vivió su periodo de expansión en Perú en los meses de mayo y junio, y también está presente en otros países sudamericanos. Tiene seis mutaciones relevantes en la proteína S del virus (Delta tiene dos). Mu, que es predominante en Colombia, tiene tres.
Ya se han descrito casos, sobre todo de la variante Mu, en algunas comunidades, si bien de forma aislada. El Ministerio de Sanidad indica que las mutaciones de las dos cepas están relacionadas o son compatibles "con aumento de la transmisibilidad y escape a la respuesta inmune frente a las variantes previas".
Con todo, las importancia de las variantes en el devenir de la pandemia en España ha sido desigual. Mientras Alfa y Delta se han impuesto en periodos sucesivos, otras como Beta, muy temida por su presunto escape vacunal, ha estado siempre bien controlada.
La contribución de Lambda y Mu a una posible sexta oleada es incierta, si bien Cabrera de León va más lejos y apunta que, "mientras no se vacune masivamente a la población de todos los países, corremos el riesgo de que aparezca una cepa que nos haga retroceder en el control de la pandemia".
A quiénes afectará más la sexta ola
En cuanto a las características de esta hipotética oleada, Margarita del Val indicaba que tendría más asintomáticos debido a que las vacunas no son esterilizantes pero evitan en gran medida los síntomas. Este hecho serviría para seguir propagando la infección, ya que el portador no es consciente de que la lleva.
La viróloga también apuntaba a que la mortandad relativa será menor que este verano, si bien con un número indeterminado de casos, algo en lo que coinciden los expertos en Salud Pública, que ya no ligan el aumento de contagios a una subida proporcional en el resto de indicadores. Casos graves, hospitalizaciones y fallecimientos serán los indicadores a tener en cuenta a la hora de tomar medidas.
Cabrera de León señala que, "sea ola, sean brotes sin más", los principales afectados serán los no vacunados. Ya varios especialistas han advertido a EL ESPAÑOL que la inmunidad de grupo es un concepto que ha quedado atrás con esta pandemia y que quien no esté vacunado va a tener siempre un riesgo mayor de contraer el virus y desarrollar enfermedad grave.
Los siguientes a quienes afectará más, explica el epidemiólogo canario, son "aquellos en los que haya fracasado la vacuna". Al estar la efectividad de las mismas en torno al 90%, quedarán (con los números actuales) en torno a 3,5 millones de personas con una protección insuficiente.
Además, "si tenemos en cuenta los 12 millones de personas que aún no hemos vacunado (niños y otros), quizá andemos cerca de los 20 millones de expuestos", afirma crudamente. "En ellos radica el riesgo de que pueda haber olas".
Cabrera de León no se olvida de quiénes son los más vulnerables en la sexta ola o en cualquiera de las anteriores o siguientes: las personas mayores. En ellas, el porcentaje de fracaso vacunal "puede haber sido mayor del 10%".
El catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de La Laguna apunta que, al igual que se hizo con las distintas olas del estudio sobre seroprevalencia del virus en la población a lo largo de 2020, el Instituto de Salud Carlos III debiera promover "un estudio rápido para averiguar el grado de inmunización que tienen estas personas".
Hasta ese momento y aunque las vacunas han hecho un excelente trabajo, Cabrera de León se inclina por implantar políticas de protección en las residencias. ¿Cuáles? "Mascarillas, distancias y control de visitas".
Una ola tras otra, las mismas restricciones. Son las que han ayudado a gestionar la pandemia y el tiempo les ha dado la razón. ¿Hasta cuándo? De momento, y hasta que la pandemia no remita, seguirán presentes.